viernes, 6 de septiembre de 2013

Panorama del arte en las últimas décadas del siglo XX: el cine



El cine de las últimas décadas del siglo XX
El cine industrial de Hollywood
En Estados Unidos, después de unos años de realizaciones espectaculares basadas en el cine catástrofe -quizás como reflejo del retorno del peligro atómico-, se impone la recuperación de la superproducción desde el punto de vista de la calidad y de la rentabilidad. 
Concretamente de la mano de Georges Lucas -autor de "La guerra de las galaxias" (1977), la película más taquillera de todos los tiempos- y de Steven Spielberg, realizador de "Encuentros cercanos de tercer tipo" (1977). 

La aparición e introducción del video, y el aumento de los canales televisivos por vías diferentes, hacen que el público vea más cine que nunca, sin salir de casa.
Es preciso buscar de nuevo espectacularidad: películas con muchos efectos especiales como las mencionadas, prueban de atraer a los espectadores hacia la sala oscura. La saga que iniciara Lucas con "La guerra de las galaxias" y que continuó con "El imperio contraataca" y "El regreso del Jedi" recupera la vieja idea de que se puede hacer cualquier cosa con una película excepto aburrir. Con un montaje audaz, y sin la menor intención de respetar las transiciones clásicas, se pasa de una situación a otra con el suspenso como hilo conductor, y un particular cuidado en la banda sonora.
Spielberg por su parte llevará adelante la saga de "Indiana Jones" con Harrison Ford en el papel estelar. En otra línea, actores musculosos se convierten en héroes de la pantalla en títulos violentos cuando no reaccionarios. Uno de los más destacados será Silvester Stallone con la saga de el boxeador "Rocky".
Paralelamente, otros directores apuestan por un cine igualmente comercial pero tratado con un estilo de realización muy personal y creativo, como es el caso de Robert Altman, que tras  varios títulos secundarios alcanzó el estrellato y el Oscar con MASH, una sátira antimilitarista y antibélica ambientada en la Guerra de Corea, pero con alcances más contemporáneos. El gran éxito de la película llevó a hacer una serie televisiva que obtuvo igual éxito.
Altman, con una visión inconformista y una exploración de las posibilidades del lenguaje cinematográfico, reiteraría paralelamente su predilección por los cuadros corales, a menudo satíricos, con muchos personajes en torno a un lugar o una circunstancia significativa ("Nashville"; "Un día de boda"). Tras varios fracasos comerciales, en la década de los años '80 se lo vio prácticamente marginado de Hollywood, y será recién con "Vincent y Theo" (1990) que nuevamente se le habrán las puertas de la gran industria. En la década de los '90 destacan entre sus mejores films "Las reglas del juego" y "Ciudad de ángeles".
Otro de los directores contemporáneos más personal y provocativo es Woody Allen, quien con un humor ácido se ha reído de casi todo y obviamente de sí mismo. Entre sus mejores películas destacan la famosa "Todo lo que usted quería saber sobre sexo pero temía preguntar" (1972), "Annie Hall" (1977), "Manhattan" (1979), "Zelig" (1983); "La rosa púrpura del Cairo" (1985); "Hannah y sus hermanas" (1986); su mejor incursión en una veta seria con "La otra mujer" (1988).
 
En sus últimas películas básicamente repite su esquema humorístico ("Un misterioso asesinato en Manhattan"(1993); "Poderosa Afrodita" (1995), que sigue teniendo sus fans incondicionales; La realización de la comedia musical "Todos dicen te quiero" (1996) y "Celebrity" (1998) con estrellas del mundo del espectáculo, no le ha implicado cambiar su estilo, fiel a sí mismo.

El tema de la guerra (específicamente la intervención estadounidense en Vietnam), la mafia, el caso Watergate y sus repercusiones, la guerrilla y las dictaduras latinoamericanas, los dramas y las revelaciones de las aperturas democráticas, y la amenazante cercanía de un futuro incierto, son los temas de este tercio final del siglo, reflejados en películas como "El padrino"(1972), "La conversación" (1974), o  "Apocalipsis now" (1979) de Francis Ford Coppola; "Taxi Driver" (1976), "El toro salvaje" (1980) y "Buenos muchachos" (1990) de Martin Scorsese; o películas más personales y con un gran manejo del absurdo en clave naturalista como es el caso del director David Lynch en películas como "Terciopelo azul"(1986), "Corazón salvaje" (1989) o "El enigma de Twin Peaks" (1992).

El cine europeo
En Europa, entre tanto, siguen las producciones de grandes directores de la década del sesenta así como surgen nuevos directores que imponen a sus películas su sello personal.
A cineastas como Ingmar Bergman, Federico Fellini y Alain Resnais, se sumarán nuevos directores con un sello muy personal como el alemán Wim Wenders, el soviético Andrei Tarkovskii, los italianos Ettore Scola y los hermanos Paolo y Vittorio Taviani.
Wim Wenders, perteneciente a una generación sin "padres" culturales, debido a la ruptura que significó el nazismo, y con una importante influencia norteamericana, retrata en sus películas lo que un personaje de una de sus películas "Movimiento falso" dice en una línea de diálogo: "la angustia en Alemania se oculta detrás de todos esos rostros falsos, sin alma, que dan vueltas por los supermercados, los lugares de descanso, los centros deportivos". Entre sus películas más significativas cabe mencionar "El estado de las cosas"; "El amigo americano", "París-Texas", y "Alas del deseo".
El soviético Andrei Tarkovskii, que venía haciendo cine desde la década de los años sesenta, empieza a ser conocido en Occidente. Pese a sus hondas discrepancias con el régimen socialista, salvo sus dos últimos films ("El sacrificio" y "Nostalgia") el resto los produjo en su país. Con profundidad poética y un gran contenido visual, entre sus mejores films se pueden citar además de las mencionadas, "Solaris", "El espejo" y "Stalker".
Los hermanos Taviani, que llegaron al público internacional con el film "Padre Padrone" en cierta forma representaron una continuación del neorrealismo italiano con una importante carga poética y épica en el relato de la dura vida de los campesinos sicilianos; el sinsentido y el dolor de la locura del ser humano en las luchas fratricidas, la angustia de los de abajo, la pobreza y la dignidad, son temas constantes en la obra de estos cineastas. "La noche de San Lorenzo", "Good Morning Babilonia", "El sol sale también de noche" son algunas de sus películas más destacadas.
Ettore Scola, por su parte, plantea cuestiones palpitantes de forma sensible a través de personajes cálidos y humanos, que construye dirigiendo a actores de la talla de Marcello Mastroiani o Giancarlo Gianini. Con un estilo depurado, incursionará en diversos géneros: la ácidez satírica de "Sucios, feos y malos", el dramatismo de "Un día muy especial"; la refinada evocación de la Revolución Francesa de "La noche de Varennes", los despliegues musicales de "El baile", o la entrañable capacidad de emoción de "La familia".
El cine de España tras la muerte del dictador Francisco Franco, recuperó para España un reconocimiento internacional que años de franquismo habían ocultado.
Al examen de la historia vivida ("Las bicicletas son para el verano" de Jaime Chávarri; "Mamá cumple cien años" de Carlos Saura, "El crimen de Cuenca" de pilar Miró, etc.) se produjo una liberación desde el punto de vista sexual que se dio en llamar "el destape" español, una manifestación más de la represión ejercida durante el franquismo.
Los directores más destacados de este período fueron Carlos Saura, Víctor Érice, Mario Camus, entre otros. La serie de películas de Carlos Saura sobre el flamenco y la cultura gitana obtuvieron un gran reconocimiento, especialmente "Bodas de sangre", que hizo conocer a nivel mundial la magia del baile de Antonio Gades y Cristina Hoyos.
En la década del '80 surgió un director, Pedro Almodóvar, que se caracterizó por su estilo provocativo y transgresor, que ha alcanzado la fama internacional. Apelando a un humor escatológico, y con referencias al bolero, las revistas del corazón y el mal gusto, entre sus películas destacan "Laberinto de pasiones", "¿Qué he hecho yo para merecer esto?", "La ley del deseo", "Matador" y "Átame", entre otras.
En los años ochenta y noventa, una nueva generación de jóvenes cineastas le imprime su propio sello a las producciones de sus respectivos países. En Inglaterra, Mike Leigh aborda temáticas realistas de gente común en una sociedad en crisis en películas como "Secretos y mentiras", "Naked" y "Simplemente amigas". En Francia directores como Jean Jacques Beineix ("Diva"), Leos Carax ("Los amantes de Pont Neuf"), Alex Cox ("Mala sangre") le imprimen una estética posmoderna singular. Surgen directores del este europeo que se dan a conocer internacionalmente como el yugoslavo Emir Kusturica con películas muy reconocidas como "Tiempo de gitanos" y "Underground".
En Japón, a las excelentes producciones de Akira Kurosawa, se suma en la década de los setenta y ochenta el cineasta Nagisa Oshima, quien con su trilogía "El imperio de los sentidos", "El imperio de las pasiones" y "Max, una monada", utiliza el sexo como instrumento revolucionario y liberador. Sus films, claramente sexuales a la vez son reflexiones sobre fantasmas individuales y coerciones sociales.
El cine en la década de los 90
Comenzada la década de los 90, la crisis de ideas se apoderó del cine norteamericano; así decidió inspirarse en los héroes del cómic, aprovechándose de los nuevos procedimientos para la creación de efectos especiales ("Superman";"Dick Tracy"; "Batman").
También algunas series históricas de televisión serán objeto de versiones para la gran pantalla. Géneros como la comedia clásica, los grandes dramas, los dibujos animados, el género fantástico o el western han retornado con fuerza; géneros tradicionales a los cuales se les ha de sumar la sexualidad como ingrediente importante en diversos films y la aparición de un nuevo grupo de actores jóvenes conocidos como la "generación X", además de actores infantiles intérpretes de películas familiares. Por otra parte, la comedia española y el resurgimiento del cine latinoamericano han marcado durante estos años la cinematografía hispanohablante.
Llegados a los cien años de cine, el procedimiento basado en la fotoquímica se alía con las nuevas tecnologías electrónicas y de los estudios salen películas donde la computación ha tenido mucho que ver en el proceso de obtención o manipulación de las imágenes. Hombres de carne y hueso transformándose en hombres cibernéticos ("Robocop" de Ridley Scott), los grandes saurios paseándose en pleno siglo XX ("Parque Jurásico" de Steven Spielberg), protagonistas dando la mano a personajes muertos hace décadas. De la mano de la electrónica aparece la realidad virtual y la megaproducción "Titanic" de James Cameron es el máximo ejemplo.
Sin desmedro de este cine de características espectaculares a nivel presupuestal, otros directores norteamericanos han apostado a una producción más intimista, dando mayor importancia al papel de los actores y sus personajes, y las historias que ellos relatan. Es el caso de Abel Ferrara con películas como "Un maldito policía" o "El funeral", o el director Wayne Wang, que en colaboración con el escritor Paul Auster tuvieron mucho éxito con "Cigarros".
Actores como Harvey Keitel, Chris Penn, Elizabeth Shue, Winnona Ryder, entre otros, han sido conocidos muchas veces a partir de estas producciones menos conocidas para el público general.
El cine, pese a muchos pronósticos, sigue vivo y el público sigue disfrutando de este séptimo arte que ya tiene cien años.
Actualmente, la industria estadounidense ha logrado conquistar casi absolutamente el negocio de la distribución. Las películas producidas en Hollywood se ven paralelamente en casi todos los rincones del planeta. En este marco de sociedad global, las cinematografías nacionales luchan por no desaparecer, y muchas grandes obras de directores como el griego Theo Angelopoulos, el iraní Abbas Kiarostami y el armenio Atom Egoyan, entre otros, así como directores norteamericanos de cine independiente (Jim Jarsmuch; Hal Hartley) son casi desconocidos por el gran público. El desafío de dar espacio a otras producciones fuera del espacio comercial de Hollywood está planteado, y algunos países -incluso en Latinoamérica- intentan generar espacios para la manifestación libre del arte de los diversos pueblos del planeta.

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