La "Guerra fría", constituyó la disputa
que enfrentó después de 1945
a Estados Unidos y sus aliados, de un lado, y al grupo
de naciones lideradas por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS),
del otro.
No se produjo un conflicto militar directo entre ambas
superpotencias, pero surgieron intensas luchas económicas y diplomáticas. Los
distintos intereses condujeron a una sospecha y hostilidad mutuas enmarcadas en
una rivalidad ideológica en aumento.
Antecedentes
Estados
Unidos y Rusia iniciaron sus enfrentamientos en 1917, cuando los
revolucionarios tomaron el poder, creando la Unión Soviética, y
declararon la guerra ideológica a las naciones capitalistas de Occidente.
Estados Unidos intervino en la
Guerra Civil rusa enviando unos 10.000 soldados entre 1918 y
1920 y después se negó a
reconocer el nuevo Estado hasta 1933.
Los
dos países lucharon contra Alemania durante la Segunda Guerra Mundial,
pero esta alianza comenzó a disolverse en los años 1944 y 1945, cuando el líder
ruso Iósiv Stalin, buscando la seguridad soviética, utilizó al Ejército Rojo
para controlar gran parte de la Europa Oriental. El presidente estadounidense
Harry S. Truman se opuso a la política de Stalin y trató de unificar Europa
Occidental bajo el liderazgo estadounidense. La desconfianza aumentó cuando
ambas partes rompieron los acuerdos obtenidos durante la Guerra Mundial. Stalin
no respetó el
compromiso de realizar elecciones libres en Europa Oriental. Truman se negó a
respetar sus promesas de envío de indemnizaciones desde la Alemania derrotada
para ayudar a la reconstrucción de la Unión Soviética,
devastada por la guerra.
Los
funcionarios estadounidenses, preocupados por la presión soviética en Irán y
Turquía, interpretaron un discurso de 1946 realizado por Stalin como la
declaración de la guerra ideológica a Occidente. En 1947 el presidente propuso la denominada Doctrina
Truman, que tenía dos objetivos: enviar ayuda estadounidense
a las fuerzas anticomunistas de Grecia y Turquía, y crear un consenso público
por el cual los estadounidenses estarían dispuestos a combatir en un supuesto
conflicto. Alcanzó ambos objetivos. Ese mismo año, el periodista Walter
Lippmann popularizó el término "Guerra fría" en un libro así
titulado. En el Congreso estadounidense hubo una serie de interrogatorios a los
que se dio gran publicidad sobre las actividades procomunistas en Estados
Unidos. El investigador más conocido, el senador Joseph Raymond McCarthy, dio
nombre a una era de intenso anticomunismo.
Cuando
en 1948, Estados Unidos propone el Plan Marshall (Programa de Recuperación Europea), dotado de 22.000 millones de dólares para
reconstruir Europa, la
Unión Soviética responde aumentando su control sobre Europa
Oriental y amenazando la posición de Occidente en Alemania.
La joven Organización de las Naciones Unidas (ONU) era
incapaz de imponer medidas unánimes en medio de la lucha de intereses de las
dos potencias.
Tras
el ensayo de la primera bomba atómica rusa, Europa occidental decide crear
junto a Estados Unidos una alianza militar -la Organización del Tratado del
Atlántico Norte (OTAN)- y reforzar a Alemania Occidental como país
independiente con capacidad para armarse, para frenar el avance soviético.
La
OTAN, que garantizaba una mutua protección en Europa y América del Norte,
estaba encargada de asegurar el
funcionamiento de un ejército común, colocado bajo un mando único; a tal
efecto, cada nación-miembro se comprometía a aportar contingentes militares en
proporción a sus posibilidades. La preponderancia de los Estados Unidos en
dinero y fundamentalmente por la posesión de armas atómicas, le dio mayor poder
que ninguno de los demás estados miembros y los norteamericanos pudieron seguir
dominando militarmente a Europa.
El
enfrentamiento con la
Unión Soviética comprendía también otras dos organizaciones o
bloques de aliados que fueron creando un cerco al bloque comunista.
La
CENTO (Organización del Tratado Central), con sede en Ankara, fue creada con el
nombre de Pacto de Bagdad, en febrero de 1955, por Turquía e Irak, entrando
sucesivamente en él Gran Bretaña, Irán, Pakistán y los Estados Unidos. En esta
organización los estadounidenses dirigen las comisiones económica y
antisubversiva del mismo.
La
SEATO (Organización del tratado del Sudeste Asiático), con sede en Bankok,
capital de Thailandia, fue fundada en virtud del tratado de Manila, en
setiembre de 1954, y mantiene enlace con la CENTO y la OTAN. Son miembros de
esta organización Australia, Francia, nueva Zelanda, Pakistán, Filipinas,
Thailandia, Gran Bretaña y Estados Unidos.
De
este modo, los norteamericanos trataron desde los comienzos de la guerra fría
de ir cercando a la URSS mediante la OTAN -países europeos y atlánticos- la
CENTO -Cercano Oriente- y la SEATO -Asia suboriental y Pacífico- en un
amplísimo centro geográfico, mediante países satélites, subvencionados y con
gobiernos simpatizantes.
En
Japón -paralelamente- bajo control estadounidense, se aceleró el desarrollo
económico para luchar contra el comunismo asiático. Cuando Corea del Norte,
comunista, invadió Corea del Sur en 1950, Truman envió al ejército
estadounidense a la acción.
El conflicto, conocido como guerra de Corea, concluyó tres
años después con una tregua que dejó la frontera anterior a la guerra.
Unión Soviética y Pacto de Varsovia
La Unión Soviética, por su parte, sintiéndose
amenazada, promovió a su vez el llamado Pacto de Varsovia, (oficialmente,
Tratado de Amistad, Colaboración y Asistencia Mutua), alianza militar compuesta
por ocho países comunistas europeos, creada para contrarrestar el rearme de Alemania Occidental, y su ingreso en la
Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
El
tratado fue firmado en Varsovia (Polonia) el 14 de mayo de 1955 por Albania,
Bulgaria, Checoslovaquia, República Democrática de Alemania, Hungría, Polonia,
Rumania y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. La alianza estaba
dominada por la URSS, que mantenía un estricto control sobre los otros estados
firmantes del pacto. En 1961 Albania rompió relaciones diplomáticas con la URSS
a causa de diferencias ideológicas y en 1968 abandonó el Pacto de Varsovia.
Según
los términos del tratado, el Comité Político Consultivo coordinaba todas las
actividades, excepto las puramente militares, y el Mando Unificado de las
Fuerzas Armadas ejercía la dirección sobre las tropas asignadas a éste por los
estados miembros. Se acordó que el Mando Unificado quedara bajo dirección
soviética. La única acción militar del Pacto de Varsovia fue dirigida contra un
Estado miembro: Checoslovaquia. (En el otoño de 1956, la URSS llevó a cabo de
forma unilateral la invasión de Hungría, otro Estado miembro del Pacto de
Varsovia). En agosto de 1968, como respuesta a una serie de reformas
liberalizadoras promulgadas por el gobierno checoslovaco, conocidas como la
primavera de Praga, tropas de la URSS, Polonia, Hungría, Bulgaria y Alemania
Oriental invadieron Checoslovaquia y forzaron el retorno a un régimen afín a la
ortodoxia soviética. Rumania se opuso a la invasión, por lo que no participó en
ella, pero continuó siendo miembro del Pacto.
En
1953 Stalin murió y Truman abandonó su cargo, pero ambas partes siguieron su
lucha por Europa. La URSS intentó proteger a la Alemania Oriental
comunista de una importante pérdida de población construyendo el que pasaría a
ser denominado Muro de Berlín en 1961. Cada superpotencia también intentó
influir en las nacientes naciones de Asia, África, Oriente Próximo y
Latinoamérica. En América del Sur, el Caribe y en América Central tanto los
movimientos insurgentes como los permanentes golpes de Estado estuvieron,
muchas veces, enmarcados en este conflicto. La Doctrina de la Seguridad Nacional
surgida en la década de 1960 influyó en toda Sudamérica, produciendo
permanentes violaciones de los derechos humanos. En 1962 surgió una grave
crisis cuando la URSS instaló misiles en Cuba, por aquellos años su nuevo
aliado. El presidente
John Fitzgerald Kennedy amenazó con represalias nucleares y los soviéticos
retiraron los misiles a cambio de la promesa de aquél de no invadir Cuba. La
crisis de los misiles produjo desencuentros en el seno de la Organización de
Estados Americanos (OEA).
Calmados
por esta crisis, los soviéticos también se debilitaron cuando los dirigentes
chinos se separaron de Moscú y los europeos del Este comenzaron a mostrar su
descontento. El nacionalismo demostraba ser más fuerte que el comunismo.
Mientras tanto, Estados Unidos estaba luchando en la guerra de Vietnam,
sangrienta acción militar en un fallido esfuerzo por conservar Vietnam del Sur.
Además, la superioridad económica de posguerra de Estados Unidos fue retada por
Japón y Alemania Occidental. Hacia 1973 las dos superpotencias enfrentadas
acordaron una política de distensión; fue un intento de detener la costosa
carrera armamentista y frenar su competencia política, militar y económica en
el Tercer Mundo.
La Organización de Países No
Alineados
La
alineación en torno a los bloques de poder constituyó una constante en las
acciones políticas de los países por estas décadas. Hubo quienes, sin embargo,
optaron por alinearse dentro de un nuevo grupo; la Organización de Países
No-Alineados.
Los
no alineados constituían una agrupación de estados que, durante la Guerra fría,
no tenían alianza formal con ninguno de los dos bloques hegemónicos liderados
por Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. La
formación de un grupo conocido formalmente como Movimiento de Países
No-Alineados se originó con la división del mundo en los bloques comunista y
capitalista después de la Segunda Guerra Mundial. Fundamental para su
surgimiento resultó la Conferencia de Bandung (1955), que sancionó el derecho a
la lucha de los países del Tercer Mundo para lograr su independencia frente a
cualquier poder colonial o hegemónico, y que anticipó la Conferencia de
Belgrado (1961) en que la Organización de Países No-Alineados celebró su
primera reunión para definir sus objetivos esenciales. En este papel destacaron
el primer ministro de la India, Sri Pandit Jawaharlal Nehru y los presidentes
Achmed Sukarno de Indonesia, Gamal Abdel Nasser de Egipto, Kwame Nkrumah de
Ghana, Sékou Touré de Guinea, y Josip Broz (Tito) de Yugoslavia.
La
política de "no alineamiento" adoptada fue diferente de la de
neutralidad en tanto que implicaba una participación activa en la política
internacional y un punto de vista basado en las características de una cuestión
más que en una posición predeterminada. Por ejemplo, una gran mayoría de los
países no alineados se opuso a Estados Unidos durante la guerra de Vietnam y a
la URSS después de la invasión soviética de Afganistán. En la práctica, sin
embargo, muchos de los países no alineados se inclinaban claramente por alguno
de los dos bloques. Tal fue el
caso de Cuba desde que la revolución llevara al poder a Fidel
Castro, cuyo régimen político no tardó en acercarse a posturas prosoviéticas.
Los
países no alineados se consideraban como un importante amortiguador entre las
dos alianzas militares rivales, con lo que disminuían la posibilidad de un
conflicto grave. Sin embargo, cualquier ambición de constituir una fuerza se
vio frenada por la variedad de gobiernos, que iban desde posturas izquierdistas
hasta ultraderechistas, y por su debilidad económica y militar, que les
obligaba a depender de la ayuda de las grandes potencias.
La Coexistencia
Pacífica
El 23 de junio de
1951 el representante soviético en la ONU, J.A. Malik, aludió a la posibilidad
de llegar a una relación de "coexistencia pacífica" entre las dos
potencias mundiales y por consiguiente entre los dos bloques encabezados por
las mismas. Era una fórmula que suponía haber alcanzado un equilibrio a escala
mundial, no modificable a corto plazo. La guerra fría trajo todos los
resultados que se esperaron de ella.
La fórmula de la
coexistencia caracterizó el período comprendido entre 1952 y 1956, sobre todo
en Europa, y se vio favorecida por la propia desaparición de los protagonistas
de la guerra fría. En los EEUU las elecciones presidenciales de 1952 fueron
ganadas por el general Eisenhower; y en la Unión Soviética la
muerte de Stalin y el paso a una "dirección colegial" con el
establecimiento de la nueva presidencia norteamericana; pero la transición se
prolongó hasta 1955.
La renovación de esta
política partió de la llamada "Cumbre mundial", en la que participaron
tres personalidades, que en sus distintos ámbitos, iniciaron un viraje de mutua
comprensión. La presencia de Nikita Kruschev, en la Unión Soviética;
John F. Kennedy en los Estados Unidos y el papa Juan XXIII, en el Vaticano,
significó un giro hacia el entendimiento y una apertura a la esperanza, y
aunque su acción personal fue demasiado breve, su huella ha marcado de manera
indeleble la historia contemporánea.
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