lunes, 10 de septiembre de 2012

Literatura de entreguerras: literatura alemana e inglesa



La mayor parte de los movimientos que se dieron a nivel de la pintura y la escultura, tuvieron también su expresión en la literatura de entreguerras. Citamos aquí algunos ejemplos que por el momento histórico o por su repercusión ejercieron una influencia decisiva en las generaciones posteriores.

Literatura alemana
Las actitudes antibelicistas después de la Primera Guerra Mundial encontraron expresión en las obras de Ernst Toller, Fritz von Unruh y otros.
Georg Kaiser, en su inmensa producción dramática, fue un especialista en el diálogo epigramático, que resultaba muy apropiado para la naturaleza abstracta y simbólica de sus personajes. Carl Zuckmayer, quizás el dramaturgo más popular de su generación, se hizo especialmente famoso por sus vivaces caracterizaciones. Entre sus obras más conocidas están el drama "El capitán de Köpenick" (1931) y el guión para "El ángel azul" (1930), el film de Josef von Sternberg.
El movimiento expresionista produjo algunos poetas de gran originalidad. Su tema central era la crisis de los valores individuales y colectivos, como aparece en los poemas de Georg Trakl, llenos de nostalgia y soledad; o los de Georg Heym, que expresaban la desesperación ante la miseria y la soledad de la vida urbana. Franz Werfel, escritor austriaco, el poeta más importante del expresionismo, escribió sobre su nostalgia de una armonía entre los hombres y la naturaleza.
Los más importantes novelistas alemanes -Thomas Mann, Hermann Hesse y Franz Kafka-, mantuvieron su línea de crítica y desesperación ante la situación de resquebrajamiento y desintegración de la vieja Europa.
Thomas Mann, ácido opositor al nacionalsocialismo, abandonó Alemania en 1933, y varios de los cuatro volúmenes de "José y sus hermanos" (1933-1944) los acabó en el exilio. Su desesperación ante el destino de Alemania y su preocupación por el artista creador están elocuentemente retratados en "Doctor Faustus" (1947), un estudio de la vida cultural alemana durante el apogeo del nacionalsocialismo.
El conflicto entre el artista radical, como lo concebía Nietzsche, y una sociedad cada vez más materialista y militarista alcanzó su fase extrema durante la década de los años treinta. El ascenso del nacionalsocialismo y el gobierno totalitario de Adolf Hitler destruyeron virtualmente la cultura alemana.
Los nazis impusieron en la literatura un realismo trivial y un fanatismo nacionalista. Muchos escritores se vieron obligados a abandonar Alemania víctimas de la persecución o porque no querían vivir bajo una dictadura opresiva. Durante este periodo la única literatura alemana significativa fue producida por escritores exiliados de su país natal entre ellos, por ejemplo, Thomas Mann y la poetisa sueco-alemana Nelly Sachs, coganadora del Premio Nobel de Literatura en 1966, que vivió en el exilio desde 1940 y continuó escribiendo en alemán. "Oh, las chimeneas", su poema más famoso, es un emotivo testimonio de la tragedia de los judíos bajo el nazismo.

Literatura inglesa
Entre los novelistas y autores de relatos, Aldous Huxley es uno de los que expresan mejor la sensación de desesperanza del periodo posterior a la Primera Guerra Mundial en "Contrapunto" (1928), una novela escrita con una técnica que supone una ruptura con respecto a las narraciones realistas previas.
Mucho más experimentales y heterodoxas fueron las novelas del irlandés James Joyce. En su novela "Ulises" (1922) se centra en los sucesos de un solo día y los relaciona con patrones temáticos basados en la mitología griega.
Stephen Dedalus observó a través de la vidriera en forma de tela de araña cómo los dedos del lapidario comprobaban una cadena desgastada por el tiempo. El polvo ensuciaba la vidriera y los estuches formando una tela de araña. El polvo oscurecía los laboriosos dedos con sus uñas de buitre. El polvo dormía en desgastados aros de bronce y plata, rombos de cinabrio, sobre rubíes, rocas leprosas y oscuras como el vino.

Todas nacidas en la oscura y agusanada tierra, frías chispas de fuego, malvadas luces brillando en la oscuridad. Donde los arcángeles caídos arrojaron las estrellas de sus frentes. Embarrados hocicos de cerdo, manos, raíz y raíz, las agarran y se las sacan.


En "Finnegans Wake" (1939), Joyce va más allá creando todo un vocabulario nuevo a partir de elementos de muchos idiomas para crear una narración de asuntos domésticos entrelazada con muchos mitos y tradiciones. De algunos de estos experimentos participan las novelas de Virginia Woolf, cuyas "Mrs Dalloway" (1925) y "Al faro" (1927) expresan la complejidad y evanescencia de la vida experimentada a cada momento. Ivy Compton-Burnett atrajo a menos lectores con sus originales disecciones de las relaciones familiares, narradas casi siempre con escuetos diálogos, como ocurre con "Hermanos y hermanas" (1929) y "Padres e hijas" (1941).
De la siguiente generación de poetas, identificados con la conciencia popular y las agitaciones sociales de los años treinta, los más conocidos son W. H. Auden, Stephen Spender y C. Day Lewis. El experimentalismo continuó en la poesía de metáforas exuberantes del escritor galés Dylan Thomas, cuyo amor casi de carácter místico por la vida y su comprensión de la muerte quedan expuestos en algunos de los poemas más hermosos de mediados de siglo.

IN MY CRAFT OR SULLEN ART (EN MI OFICIO U HOSCO ARTE)
Dylan Thomas
In my craft or sullen art
Exercised in the still night
When only the moon rages
And the lovers lie abed 
With all their griefs in their arms,
I labour by singing light
Not for ambition or bread
Or the strut and trade of charms
On the ivory stages
But for the common wages
Of their most secret heart
Not for the proud man apart
From the raging moon I write
On these spindrift pages
Nor for the towering dead
With their nightingales and psalms
But for the lovers, their arms
Round the griefs of the ages,
Who pay no praise or wages

Nor heed my craft or art.

En mi oficio u hosco arte
ejercido en la noche en calma
cuando sólo rabia la luna
y los amantes descansan
con sus penas en los brazos,
trabajo a la luz cantora
no por ambición ni pan
lucimiento o simpatías
en los escenarios de marfil
sino por el común salario
de su recóndito corazón
No para los soberbios aparte
de la rabiosa luna escribo
en estas páginas rociadas
por las espumas del mar
ni para los encumbrados muertos
con sus ruiseñores y salmos
sino para los amantes, sus brazos
abarcando las penas de los siglos,
que no elogian ni pagan ni
hacen caso de mi oficio o arte.



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