lunes, 1 de abril de 2013

La guerrilla latinoamericana en los años 60.



El triunfo de la revolución cubana, y en especial, la carismática figura de Ernesto "Ché" Guevara, representaron todo un símbolo en el mundo entero. Sus ideas acerca de la "creación del hombre nuevo", la lucha sacrificada y constante por una causa, y sus ansias de transformar al mundo, le otorgaron una aureola  romántica que, para muchos,  aún pervive.


La vida y la leyenda de Ernesto "Ché" Guevara
En los años 60 y 70 tuvo su auge la guerrilla latinoamericana, un fenómeno producto de una época en donde gran parte del continente manifestaba agudos desniveles sociales. Estos movimientos generados bajo el impulso del triunfo de la revolución cubana, y en especial, por la carismática figura de Ernesto "Ché" Guevara, creían que la revolución armada era la única vía para obtener el poder y transformar la sociedad.
Para algunos el ultimo romántico de América, para otros la leyenda viviente revolucionaria, el "Ché" Guevara continúa aún hoy siendo un mito en todo el mundo. Sus ideas acerca de la "creación del hombre nuevo", la lucha sacrificada y constante por una causa, y sus ansias de transformar al mundo, le otorgaron una aureola  romántica que aún pervive.
Su vida
Ernesto Guevara nació en el seno de una familia de elevado nivel cultural y económico de Rosario (Argentina). Al culminar el bachillerato se matriculó en la Facultad de Medicina. Siendo todavía estudiante emprendió una gira por el continente en compañía de un amigo con el propósito de hacer investigaciones sobre la lepra y ayudar a combatirla. En una vieja motocicleta que ellos llamaban "La poderosa", a pie, en balsas de troncos por los ríos llegaron a su destino: el leprosario San Pablo, en un islote de la amazonia peruana. Allí obtuvieron trabajo dedicándose a la investigación en el laboratorio y la atención directa a los enfermos. De regreso a Argentina, obtuvo su título con el mayor puntaje y retomó el camino de América.
La explosiva situación política y social de Guatemala durante el gobierno popular de Jacobo Arbenz, atrajo al joven médico quien llegó a la capital con la aspiración de ejercer la medicina y la investigación científica en la selva de Petén. Cuando Jacobo Arbenz fue derrocado, Guevara propugnó la inmediata organización de la defensa popular y reclamó en vano que le enviaran al frente de batalla. Huésped de la Embajada Argentina, Guevara entonces ayudó a escapar a muchos perseguidos políticos.
Convencido de que la revolución era la única solución posible para acabar con las injusticias sociales existentes en Latinoamérica, en 1954 marchó a México, donde se unió al Movimiento 26 de Julio, grupo integrado por revolucionarios cubanos exiliados bajo el liderazgo de Fidel Castro. A finales de la década de 1950, jugó un importante papel en la lucha de guerrillas iniciada por Castro contra el dictador cubano Fulgencio Batista. (Ver Revolución Cubana)
Con el triunfo de la revolución, el Ché ejerció un papel protagónico en el proceso, convirtiéndose en la mano derecha de Fidel Castro en el nuevo gobierno de Cuba. El Ché organizó y dirigió el Instituto Nacional de la Reforma Agraria para administrar las nuevas leyes agrarias expropiando a los grandes terratenientes; participó en el Departamento de Industrias; y fue nombrado Presidente del Banco Nacional de Cuba. Pero su obsesión iba más allá.
De las experiencias que el Ché obtuvo durante la revolución cubana, nació un axioma: "No es necesario esperar hasta que todas las condiciones para la revolución existan, el foco insurreccional las puede crear". Y como Mao Tse-tung, el creyó que el campo debe llevar la revolución a las ciudades en países predominantemente agrícolas. Su idea era provocar levantamientos populares en varios países del área: "crear una, cien Vietnam".
El Che escribió mucho sobre la creación del hombre nuevo, como condición necesaria para la Revolución, del que decía: "El hombre realmente llega a su estado de completa humanidad cuando el produce, sin ser forzado por necesidad física a venderse a si mismo como mercancía".
Pero -como se ha mencionado- la obsesión del Ché iba más allá; exploraba distintas vías para seguir su ruta revolucionaria fuera de Cuba. A principios de 1965 recorrió una docena de capitales africanas, periplo durante el cual conoció en Ghana y en el Cairo a los principales dirigentes de la rebelión congoleña. Simpatizó con Kabila, en quien depositó tanta confianza que decidió encabezar él mismo una expedición de un centenar de combatientes cubanos enviados en apoyo a los rebeldes congoleños.
A mediados de abril de 1965, el Che desaparece de Cuba, y con todo sigilo se traslada a Dar-Es-Salaam en Tanzania, de donde partirá al pueblo de Kigoma, en las riberas del Lago Tanganika. De allí atravesará el lago para instalarse en las orillas occidentales del mismo, donde permanecerá más de seis meses desesperantes, agobiado por la disentería y el asma, por el descontento de sus tropas, por las rivalidades entre las grandes potencias y por los insólitos pleitos inter-tribales del Africa profunda. Pero una razón adicional, quizás decisiva, produjo el "fracaso" del Ché en el Congo (como el mismo lo tildó). Consistió en las marrullerías y la decidia de su principal interlocutor y "socio" congoleño: Laurent Kabila.
El Ché Guevara planteaba una ética estricta en la conducta de los dirigentes, y esto no coincidía con la mayoría de los líderes africanos con quienes trató.
En su diario del Congo, el Ché Guevara criticaba la falta de valentía del lider congoleño, que jamás estaba presente en el frente de lucha, así como su conducta general más propensa al alcohol y a las mujeres. "En mi criterio, un revolucionario de completa pureza, si no tiene ciertas condiciones de conductor, no puede dirigir una revolución, pero un hombre que tenga condiciones de dirigente no puede, por ese solo mérito, llevar una revolución adelante. Es preciso tener seriedad revolucionaria, una ideología que guíe la acción, un espíritu de sacrificio que acompañe sus metas".
La última acción revolucionaria de Ché fue en Bolivia.
Renunciando a todo vinculo con Cuba, y luego de entrenar en las sierras cubanas, partió hacia Bolivia, con su ejército internacionalista compuesto por 52 hombres. Llegó el 7 de noviembre de 1966 a la selva de ese país andino, donde conoció la traición, la dureza geográfica, la deserción y las enfermedades, en particular su dolencia asmática.
El movimiento fracasó desde el momento mismo del operativo boliviano, y Guevara comprobó el recelo y la ocasional hostilidad del mismo campesinado al que pretendía convocar. Evidentemente el procedimiento,  los métodos y los plazos para obtener aquellos resultados revolucionarios tenían que ser otros, pero el Ché de los años 60 se encontraba en medio de una oleada romántica que a partir del caso cubano creyó en la viabilidad de un rápido proceso de transformación latinoamericano.
A siete meses del inicio del accionar guerrillero y en medio de un fuerte despliegue militar, con solo 17 de sus compañeros, el Ché es cercado en la Quebrada de el Churo, donde en horas del mediodía del domingo 8 de octubre se entabló un desigual combate.
En esas condiciones fue capturado por soldados "rangers" al mando del entonces capitán Gary Prado, con una herida en la pantorrilla derecha y su carabina M-3 destrozada por un disparo. Horas más tarde será ejecutado.
El rostro del cadáver con los ojos abiertos dio la vuelta al mundo en imágenes gráficas tomadas cuando el ejercito expuso su cadáver en la lavandería del hospital "Nuestro Señor de Malta", en la localidad de Vallegrande.
Por su apariencia salvaje, romántica y revolucionaria, el Ché se convirtió en una leyenda y un ídolo para muchos jóvenes de todo el mundo, paradojalmente con su derrota, compendida por muchos como la lucha por la utopía en pos de un hombre nuevo y una sociedad mas justa, digna e igualitaria.
 

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