lunes, 29 de abril de 2013

El cine estadounidense después de 1945



En los años de posguerra, el cine norteamericano presencia el surgimiento de una vertiente realista y crítica que describe las problemáticas sociales del presente con temas como las dificultades de reinserción en la sociedad civil de los combatientes que vuelven del frente ("Lo mejor de nuestra vida", William Wyler) ,y alegatos contra la intolerancia ("Encrucijada de odios", Edward Dmytryk).

Influenciados por el neorrealismo italiano, los norteamericanos se aficionaron a filmar historias fuera de los estudios, aprovechando los escenarios naturales; el "cine negro" -policíaco- fue uno de los géneros que más rodó en las ciudades. Paralelamente realizan comedias y musicales como meros pasatiempos para un público que lo que desea es olvidar.

Cuando en 1947 se inicia la "guerra fría" entre Occidente y la URSS, en los EEUU comienza un período de conservadurismo político que llega a afectar a Hollywood, especialmente a los cineastas de izquierda, los cuales son perseguidos, denunciados y condenados. A este período, que se prolongó hasta  1955, se le conoce como "mccarthysmo" o "cacería de brujas". Algunos cineastas, como Charles Chaplin y Orson Welles, optaron por el exilio.

Los años '50 representan para los norteamericanos una nueva época de bienestar que cambió el estilo de vida, sobre todo en lo que se refiere al ocio.
La adquisición de televisores supone un fuerte competidor para el cine. El número de espectadores disminuye y hay que buscar maneras para recuperarlo.
La mejor forma será dándole al público lo que la pequeña pantalla no puede: espectacularidad. Es entonces cuando la pantalla crece, se proyecta en color y el sonido se convierte en estéreo. 


Se imponen los musicales -como "Cantando bajo la lluvia" (1952), de S.Donen y G.Kelly-, y las superproducciones. Hacen aparición nuevos mitos de la pantalla que rompen los esquemas de comportamiento social convencionales, como Marilyn Monroe, Marlon Brando o James Dean. 
 
Marilyn Monroe en "La jungla de asfalto"



Marilyn Monroe tuvo su primer papel importante en "La jungla de asfalto" (1950), de John Huston, a la que siguió "Eva al desnudo" (1950), de Joseph L. Mankiewicz.
Su primer papel protagonista fue en "Los caballeros las prefieren rubias" (1953, Howard Hawks), a la que seguirían varias películas no cómicas en las que Marilyn intentó romper con la imagen de sex-symbol que se tenía de ella: "Bus Stop" (1956, Joshua Logan), "Con faldas y a lo loco" (1959, Billy Wilder), o, sobre todo, "Vidas rebeldes" (1961, John Huston). 
Con Marilyn Monroe se inició por primera vez en la historia la venta a nivel masivo de un símbolo sexual femenino. Los franceses unos años más tarde, lanzarán a Brigitte Bardot, como el ideal de mujer que se extenderá igualmente por todo occidente.
Marlon Brando y James Dean, excelentes actores del método naturalista, encarnaron con sus particulares estilos, el símbolo de una juventud inconforme y rebelde de los años '50.

Marlon Brando
 Marlon Brando, (1924-2004), constituyó el paradigma del "método" del Actor's Studio de Nueva York.

Fue descubierto gracias a su trabajo como Stanley Kowalski en "Un tranvía llamado deseo" (1947), de Tennessee Williams, un personaje a medida para el estilo de interpretación naturalista del método. Esta obra se llevó a la pantalla en 1951 por el director Elia Kazan con gran éxito.
Desde entonces mostró su versatilidad interpretativa encarnando muy distintos personajes, desde Marco Antonio en "Julio César" (1953) de Joseph L. Mankiewicz, al motorista gamberro de "¡Salvaje!" (1954) de Laszlo Benedek.
Recibió el Oscar al mejor actor en "La Ley del silencio" (1954), de Elia Kazan, y aunque lo ganó de nuevo por su papel en "El Padrino" (1972) de Francis Ford Coppola, lo rechazó en señal de protesta por la explotación de los indios americanos por parte de la industria del cine.
James Dean
 En el caso de James Dean, su primer papel protagonista fue el hijo rebelde de "Al este del Paraíso" (1955), del director Elia Kazan, que poco antes había lanzado a la fama a Marlon Brando.
Con esta película y la ayuda de Kazan, Dean se convirtió en un nuevo representante del método naturalista de interpretación como Marlon Brando.
Otro papel de adolescente problemático en la película de Nicholas Ray "Rebelde sin causa" (1955), consolidó a Dean como símbolo de la rebeldía romántica entre cierta juventud estadounidense de la década de 1950.
En su siguiente y última película continuó encarnando esta rebelión, interpretando un papel desafiante en "Gigante" (1956), de George Steven, largometraje épico sobre el moderno Texas.

Tras su muerte, en setiembre de 1955, el culto a su figura mítica se reforzó, llegando a ser casi místico. Fue nominado para el Oscar al mejor actor a título póstumo por "Al este del Paraíso" y de nuevo por "Gigante".
Los jóvenes se convierten en un público potencial importante; es la época del rock. Es también la década de los grandes melodramas y de la consolidación de los géneros, como en el caso del thriller; un buen ejemplo de éste último lo tenemos en los films de Hitchcock, "Vértigo" (1958) o "La ventana indiscreta" (1954).




Cine bélico
Paralelamente, un capítulo especial tiene el cine bélico, provocado fundamentalmente por las guerras de Corea y Vietnam.
A diferencia de las películas realizadas durante la Segunda Guerra Mundial -bàsicamente productos de propaganda-, y paralelamente a los títulos a favor de la intervención, la guerra de Corea se muestra de forma más realista y, en ocasiones, con toda su crudeza. Surge una concientización acerca de la inutilidad de las guerras y la necesidad de denunciarlas. Obviamente, además de los largometrajes de ficción se filmaron numerosos noticiarios.


Uno de los primeros realizadores -y cinematográficamente más relevante- en mostrar el conflicto fue Samuel Fuller, combatiente en el mismo.

En 1950 dirige "Casco de acero", acerca de las escaramuzas de un sargento y su pelotón, y un año más tarde "Fixed bayonets". En ambos films Fuller hace gala de un realismo bélico inusual, mostrando la crueldad de la guerra, pero a la vez captando la psicología del combatiente; en realidad, casi le interesa más la narración de la aventura individual que colectiva.
Una de las críticas que se le ha hecho a Fuller ha sido su ambigüedad en el tratamiento visual de la guerra ya que, por una parte, la denunciaba verbalmente, pero, por otra, la violencia gratuita en sus films le contradice.

Igualmente "hazañas bélicas" hicieron Joseph H.Lewis, director de "Paralelo 38" (1952); Tay Garnett, con su "Corea, hora cero" (1952); Richard Brooks en "Battle circus" (1952); o Hal Bartlett en "El paso de la muerte" (1960).

Uno de los primeros films en donde se intuye una velada culpabilidad fue "Los puentes de Toko-Ri" (1954) de Mark Robson, acerca de la estrecha amistad -truncada con la muerte- de dos pilotos encargados de bombardear Corea.

Dos films, ambos de 1961, con la desmitificación del héroe por delante, fueron "War heroe", de Burt Topper, de carácter marcadamente antibelicista, y "War hunt", de Denis Sanders, que aporta un agudo retrato psicológico del héroe militar al presentárnoslo como un individuo patológico para quien el acto de heroísmo bélico es una forma de autorealización personal inconsciente.

Todos estos títulos tuvieron un tratamiento realista, en donde los personajes se comportan gravemente.
En plena guerra aún no declarada por los EE.UU. a Vietnam, y ante un público dividido entre la intervención o no, el film de George Englund "Su excelencia el embajador" (1963) supone un alegato en favor de los neutralistas vietnamitas aunque tratado de forma paternalista. Pero exceptuando este título, si tenemos en cuenta que los anteriores conflictos en el Pacífico generaron un buen número de películas de ficción sobre los mismos, en el caso de Vietnam se da un cierto desinterés por abordar el momento político y bélico en el Sudeste asiático. La única excepción fue "Boinas verdes" (The green berets, 1968) de/y con John Wayne, y que representa una apología de la intervención estadounidense en Vietnam, visceralmente anticomunista.

Esa actitud de no tratar la guerra en el cine, no fue la misma en el género de reportaje-documental. Ejemplos del interés por el conflicto desde sectores básicamente informativos fueron "Western-Eye in the North of Vietnam" (James Cameron, 1966), documental que elogia el esfuerzo del Vietcong por repeler la invasión americana; o "Inside North Vietnam" (Felix Greene, 1967).
El tratamiento informativo dado a estas cintas fue distinto -por supuesto- al de "Why Vietnam?" (1965) o "Vietnam, Vietnam" (John Ford, 1971), films propagandísticos encargados por el Departamento de Defensa para contrarrestar el resto de productos, fundamentalmente pacifistas.

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