jueves, 11 de abril de 2013

El cine después de 1945. III. Francia: del cine de "qualité" a la Nouvelle Vague



El cine francés: del cine de 'qualité' a la Nouvelle Vague
Pese a las similitudes de circunstancia, no hubo empero un neorrealismo francés, y pese a algún ejemplo aislado como "La batalla del riel" (René Clément,1946), la mayoría de la producción francesa se volcaría hacia búsquedas de 'qualité' y traslaciones literarias que una generación posterior objetaría (la generación justamente de la "nouvelle vague").
 Un ejemplo de este tipo de cine es "La sinfonía pastoral" del director Jean Delannoy (1946), donde los temas de la fe, la tentación y la culpa corren al fondo de una historia extraída de una novela de André Gide.
Otro director que marcó su estilo fue el poeta y dramaturgo Jean Cocteau, cuya versatilidad, falta de convencionalismo y enorme producción le proporcionaron fama internacional. Las películas de Cocteau, en su mayoría escritas y dirigidas por él, fueron especialmente importantes en la introducción del surrealismo en el cine francés. Varias de ellas, especialmente "La bella y la bestia" (1945), "Orfeo" (1950) y "Los muchachos terribles" (1929), han llegado a ser consideradas clásicas del cine moderno.


Otros nuevos realizadores fueron Robert Bresson y Jacques Tati.
Las historias de redención del primero, desde "Las mujeres del bosque de Bolonia" (1945), "Diario de un cura rural" (1950), "Un condenado a muerte se ha fugado" (1956), "El azar de Baltasar" (1966), entre otras, rezuman una austeridad estilizada y un rigor que durante más de treinta años distinguirían su trabajo del de otros cineastas.


"Días de fiesta" (1949) sería el debut de Jacques Tati en los largometrajes, al que seguirían "Las vacaciones de monsieur Hulot" (1953), en la que introduce a su personaje cómico característico, un enloquecido fumador en pipa, que él mismo interpreta en ésta y en sus siguientes películas. Sus gestos, movimientos y ruidos (sin diálogos), serían las piedras angulares del arte de Tati que le llevarían a "Mi tío" (1958), su mayor éxito y "Playtime" (1967), donde hace un uso innovador de la película en 70 milímetros.



En otro orden de cosas, el éxito de las películas de Roger Vadim protagonizadas por Brigitte Bardot, de las que "Y dios creó a la mujer" (1956), fue el primero, mostraron que había un mercado potencial para las películas dirigidas a los jóvenes espectadores, nuevos y numerosos. El éxito comercial y la fama internacional de Brigitte Bardot, la catapultó como el máximo símbolo sexual de la década de los sesenta, compitiendo en gran forma con el símbolo sexual estadounidense: Marilyn Monroe.



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