martes, 9 de abril de 2013

El arte de la 2ª posguerra. V. La arquitectura contemporánea: Casos de Inglaterra, Suecia, Le Corbusier en Francia, Alemania, URSS, Brasil y Japón



La Segunda Guerra Mundial deja en Europa destrucciones materiales mayores que la primera.

Los daños, al final de la guerra, parecen tan graves como para retrasar durante mucho tiempo la recuperación de los países desvastados; sin embargo, por varias razones -la ayuda norteamericana vía Plan Marshall, la favorable evolución de la coyuntura mundial por el progreso de la técnica moderna- empieza en seguida un período de expansión económica que impone grandes transformaciones.

La reconstrucción inglesa
Como en tiempos de las primeras leyes sanitarias cien años antes, la urbanística inglesa sirve de ejemplo y estímulo para los otros Estados europeos.


Se realizan estudios acerca de la distribución geográfica de la población, la concentración de las industrias y la población industrial en las grandes ciudades; estudios para la utilización del suelo en áreas rurales. Realizan un plan de reordenamiento de Londres, basándose en un detallado estudio de las viviendas, y distinguiendo varias zonas concéntricas resuelven desconcentrar el centro, formando nuevos centros en las afueras, pero no como ciudades dormitorio, sino como nuevas ciudades lo suficientemente grandes para que funcionasen de forma autosuficiente.

La realización de los planes  y la construcción de las nuevas ciudades se efectúa rápidamente. A finales de 1954, la mitad aproximadamente de la población prevista para las siete nuevas ciudades alrededor de Londres se encuentra ya en el lugar.

El mérito máximo de los arquitectos y de las autoridades inglesas consistió en no haber considerado la reconstrucción de los daños de la guerra como un problema aislado, sino como parte indivisible de un proceso total de planificación. Por primera vez desde el inicio de la revolución industrial, las disposiciones urbanísticas no llegan con retraso respecto a los cambios técnicos y económicos, sino que en cierto modo se anticipan.


Edificación escandinava: El caso de Suecia
Suecia, al margen de la guerra, no sufre destrucciones, ni la construcción de edificios se frena tanto como para provocar una crisis de vivienda.
La pausa bélica ofrece el tiempo para plantear un amplio y ordenado programa de reorganización urbanística en las principales ciudades. El problema que tienen planteado, básicamente, es el de contener el aumento de los alquileres, dado que los costos de construcción aumentaron más del doble respecto a antes de la guerra.
Así, las decisiones que se piden a los urbanistas se refieren mucho más a las formas que a los contenidos. En este ambiente se desarrolla entonces la tendencia Neo-Empírica.
Se trata de una vuelta al sentido común.
Existe la conciencia de que los edificios están hechos para servir a los seres humanos y no para adecuarse a la fría lógica de la teoría. Se preguntan para qué crear una pared enteramente de vidrio, o por qué usar tejados llanos donde se comprueban siempre filtraciones de agua...
Las ventanas que estos arquitectos diseñan tienen dimensiones dictadas por las necesidades y siguen una composición libre. Los materiales autóctonos se usan tanto para el exterior como para el interior, especialmente el ladrillo y la madera. Los edificios se adaptan al terreno y al paisaje, y la ordenación de los árboles forma parte integrante de la composición.
[Pregunta a los navegantes latinoamericanos que visitan este blog: ¿alguna vez ocurrió algo así en alguno de sus países? ¿será que jamás podremos ver funcionar el sentido común y la planificación a partir de los problemas por estos lares?...]
 
Estocolmo. Barrio Torsviks. 1943 - 1946

Sala interior de la escuela de Solna

 

La reconstrucción en la Unión Soviética
La mayor parte se realiza en el período comprendido entre los años 1946 y 1950, en pleno régimen stalinista.
 
En los primeros años se construye un poco al azar, con medios y diseños de emergencia para dar rápidamente vivienda  a quienes se habían quedado sin techo.
Rápidamente, las autoridades confirmarían la mala calidad de este tipo de construcciones, y a partir de 1948, la Academia de Arquitectura de la URSS se encarga de preparar los diseños, teniendo en cuenta las diferencias climáticas, las distintas costumbres y los recursos técnicos para cinco zonas principales: Rusia septentrional y los Estados Bálticos, Rusia Meridional, los Urales y Siberia, Asia Central, Transcaucasia.



El problema que tuvo esta reconstrucción fue la ilusión de poder tratar el "estilo" como ingrediente material y prefijado del proyecto, adaptándolo luego a las necesidades de la técnica.

El excesivo cuidado por respetar los estilos arquitectónicos del pasado, provocaron un alto costo en la construcción, en desmedro de la funcionalidad, la calidad de las instalaciones internas, que generalmente tenían bastantes problemas.
Esa preferencia por defender el estilo se ve claramente en el rechazo que muchos arquitectos soviéticos tenían respecto al hormigón armado, "porque su color gris verdoso, similar al de un cuartel, eliminaría la alegre claridad del estilo"
Después de la muerte de Stalin, las cosas cambian parcialmente. La eliminación de lo superfluo en los proyectos y en la construcción denuncia claramente los excesos estílisticos de la reconstrucción staliniana.


Arquitectura alemana

A nivel urbanístico, Alemania sufrió mayores daños que ningún otro país: de los diez millones y medio de viviendas de Alemania occidental, casi cinco millones sufrieron daños, y 2.350.000 quedaron completamente destruídas.
Pese a ello, la reconstrucción se llevó adelante con rapidez fundamentalmente con la ayuda norteamericana y luego con las reformas económicas impulsadas.
La reconstrucción intentó conservar todos los aspectos antiguos y tradicionales de Alemania, llevándose adelante construcciones de tipo artesanal con muros de ladrillo y tejados inclinados, para luego experimentar una tendencia opuesta, hacia una arquitectura altamente modernizada.


La arquitectura en Francia: Le Corbusier
Después de la Segunda Guerra Mundial, estudiando un nuevo sistema de viviendas de emergencia en serie, Le Corbusier realizó distintas versiones de la Unidad de habitación (1946-1952), comenzando por el edificio de Marsella.
Por entonces, el arquitecto estaba explotando todas las posibilidades plásticas del hormigón armado como material de construcción.
En lugar de seguir los métodos de cerramiento habituales en los rascacielos, consistente en ligeras membranas montadas sobre estructuras invisibles, Le Corbusier puso de nuevo énfasis en la expresividad de los cerramientos, concibiendo el edificio como un objeto esculpido. De este modo inspiró a otros arquitectos, sobre todo ingleses, a trabajar en un estilo que se denominaría brutalismo, un término derivado del francés béton brut (hormigón bruto o visto). 

"La Unité d'habitation de grandeur conforme" que comprende  alrededor de 400 viviendas y contiene en su interior o en sus prolongaciones todos los servicios para completar la vida familiar, representa la célula fundamental para el ejido de la ciudad moderna.


Durante la década de 1950, Le Corbusier realizó la ciudad de Chandigarh, la nueva capital del Punjab, en el noroeste de la India. Sus tres grandes edificios gubernamentales, levantados en la plaza del Capitolio, se cuentan entre los ejemplos más dramáticos de la arquitectura del siglo XX.
Dos edificios religiosos en Francia culminaron la extraordinaria carrera de Le Corbusier: la capilla de peregrinación de Nôtre Dame du Haut (1950-1955) en Ronchamp, en el Alto Saóne, y el monasterio dominico de La Tourette (1956-1960), en Eveux (Rhône).
La capilla está compuesta por unas expresivas formas curvas que encierran un espacio recogido, matizado por las sutiles luces que penetran por los cristales coloreados, mientras que el monasterio, revestido de hormigón visto, contiene espacios complejos para la vida en comunidad, organizados en torno a un patio rectangular.



El hormigón armado con Nervi, Candela, Torroja y Saarinen
El empleo del hormigón armado continuó su perfeccionamiento técnico gracias a los esfuerzos de una serie de ingenieros, como es el caso del italiano Pier Luigi Nervi y del hispano-mexicano Félix Candela, discípulo en España de Eduardo Torroja, autor de las impresionantes cubiertas del hipódromo de la Zarzuela en Madrid (1935). Independientemente de la preocupación por el hormigón, Eero Saarinen pulió el modelo del muro-cortina de acero y cristal en el centro técnico de la General Motors (1957) en Warren, Michigan, en un intento de minimizar el delgado esqueleto arquitectónico. Sin embargo, el mayor éxito lo consiguió con el aeropuerto internacional de Dulles, cerca de Washington D.C., acabado en 1963, dos años después de su muerte.



Arquitectura posmoderna
En la década de 1960 surgió entre muchos arquitectos un sentimiento de rechazo hacia el International Style, que había degenerado desde su pureza inicial hacia fórmulas que parecían monótonas y estériles.
Una de las corrientes arquitectónicas que va a reaccionar contra la ortodoxia del racionalismo será la denominada posmoderna, ligada al movimiento filosófico del mismo nombre.
El posmodernismo en arquitectura no pretendió ser un movimiento conexionado, sino una serie de actitudes individualistas que varían desde las tendencias neohistoricistas de Ricardo Bofill o de Óscar Tusquets hasta los extremados rasgos del deconstructivismo que practican Frank Gehry o Zaha Hadid, pasando por la ironía de Robert Venturi, Helmut John o Michael Graves.
El polifacético Philip Johnson dio un espaldarazo a la corriente posmoderna con la erección del edificio AT & T (1982) de Nueva York, un rascacielos coronado por un frontón partido.




El nuevo ambiente internacional
Cuando empieza la Segunda Guerra Mundial, el movimiento moderno ha producido sus efectos en todos los paises del mundo, pero lo que sucede fuera de Europa y América del norte aparece solo como una consecuencia de las experiencias europeas y norteamericanas.
En cambio, en la segunda posguerra se inicia un vasto movimiento de revisión de los aportes recibidos y, al menos en dos casos -Brasil y Japón- se obtienen resultados de valor internacional, desligado de los movimientos europeos o estadounidenses y capaces, sin embargo, de estimular las experiencias en curso tanto del Viejo como del Nuevo Mundo.
Brasil
El vuelco decisivo coincide con la revolución de Getulio Vargas de 1930. La clase política que accede al poder sale del mismo mundo en que se apoyan los artistas de vanguardia, que a partir de ese momento pasan a formar parte de la élite dirigente.
La adaptación de los aportes internacionales al clima y costumbres locales se aprecia sobre todo en aquellas obras cuyo proyecto arquitectónico se relaciona con el proyecto urbanístico.
Una de las obras más importantes de este período es la construcción del Ministerio de Educación y Sanidad. Los arquitectos Lucio Costa, Oscar Niemeyer, A. Reidy y E. Vasconcellos son los responsables de la obra, con la participación de Le Corbusier como consejero invitado.
El Ministerio de Educación y Sanidad de Río de Janeiro, representa la primera realización de un tipo de edificio pensado por Le Corbusier desde hacía tiempo -el rascacielos cartesiano proyectado en vano para París, Argel, Nemours, Buenos Aires- y al que se han aplicado rigurosamente  todos los puntos de su programa arquitectónico: los pilotis, la cubierta - jardín, el pan de verre, el brise-soleil. El planteamiento, libre de prejuicios, permite aprovechar bien el pequeño terreno y crear en torno y bajo el edificio amplios espacios públicos, insertando en una de las zonas más congestionadas de Río la sugerencia de un nuevo ambiente urbano, libre de las restricciones convencionales.


Los modernos arquitectos brasileños tuvieron buenas oportunidades de realización en este período, y el proyecto sin duda más ambicioso fue el de la construcción de la nueva capital del estado: Brasilia.

La construcción de los dos primeros edificios (la casa del gobernador, y un hotel para los huéspedes oficiales) se le encarga a Niemeyer; y el proyecto ganador en el concurso fue el de Lucio Costa.
 
Costa diseñó la ciudad trazando dos ejes que se cruzan en ángulo recto en forma de cruz. El eje norte-sur, tratado como una moderna autopista que conduce el tráfico exterior al corazón de la ciudad, mientras el eje este-oeste, une las áreas rectoras y forma la directriz monumental el nuevo centro político, con los principales edificios gubernamentales en una plaza de forma triangular.


El principal problema que se presentó consistió en que mientras la ciudad diseñada tomaba su forma, muchas iniciativas de edificación fueron apareciendo por otro lado y ocupan las orillas del "lago" artificial.
Así, la figura geométrica pretendida no ocupa ya la totalidad del organismo urbano, sino sólo a su núcleo, en cuyo derredor se extiende una periferia totalmente desconectada.
Costa y Niemeyer tratan de crear un nuevo paisaje urbano, experimentando a una nueva escala las fórmulas de composición ya descubiertas. Con ese mismo objeto, Niemeyer fuerza los efectos que puede conseguir con los elementos constructivos comunes hasta el punto de deformar su significado, presentándolos aislados del contexto habitual, como si se tratara de enormes objetos encontrados. Sus arquitecturas adquieren así, una entonación surrealista, asemejándose a las pinturas de Dalí o de Andreade Filho.
Se ha discutido la naturaleza de los instrumentos adoptados, indudablemente artificiosos, y se ha estado acerca de los resultados de la aplicación de estos nuevos instrumentos, que de hecho, se anticipan en muchos aspectos a los problemas de la planificación de las ciudades del futuro.
La caída del sistema democrático y el inicio de la dictadura militar en 1964, dispersó a los arquitectos modernos e impidió que se desarrollaran con continuidad los proyectos iniciados.

Japón
Japón constituye el único país donde una tradición distinta a la occidental, -y no naturalista o primitiva, sino ilustre y sumamente refinada- ha sido sacudida por los aportes occidentales y ha podido desarrollarse de forma original, alcanzando resultados de valor internacional.
Mientras que en occidente el arte chino y japonés actúan como estímulo indirecto desde las experiencias vanguardistas de la primera posguerra, en el Japón, el repertorio del arte occidental se utiliza en una primera etapa, al estricto pie de la letra.
Entre 1930 y 1937 el movimiento moderno japonés produce las primeras obras importantes: algunas casas de S. Horiguchi, en las cuales se consigue por primera vez una verdadera integración estructural entre los aportes occidentales y orientales.

Japón sufre muchos daños materiales tras los bombardeos aéreos de la Segunda Guerra mundial. La reconstrucción -lenta al principio- se vió promovida por las fuerzas de ocupación norteamericana, y se intensificó a partir de 1950.
Pese al reconocimiento de la modernidad de la casa tradicional japonesa, con sus elementos unificados, la continuidad entre interior y exterior, y la capacidad orgánica de ampliación, la nueva generación de arquitectos está convencida de que es imposible basarse en la conservación de aquella antigua armonía, ya imposible de reproducir en el mundo actual. Debido a esto, se vuelcan a una ruptura parcial haciendo gravitar la importancia de los contenidos y no de las formas.
Hiroshima
Se construyen edificios de vivienda colectivos de hormigón armado, con amplias zonas peatonales, cubiertas y al aire libre, con el objetivo de crear un auténtico centro cívico, en el sentido europeo.

Entre las obras más importantes se destacan "el memorial de Hiroshima"; las oficinas de la Prefectura en Kagawa, el Palacio Municipal de Tokio, de Kenzo Tange.


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