domingo, 21 de octubre de 2012

La situación de los países tras la 2ª Guerra Mundial y aumento de la tensión con la URSS



Paisaje después de la batalla
Alemania tras la derrota

Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial con la rendición incondicional de Alemania, los líderes de Estados Unidos, Gran Bretaña y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) se reunieron en la Conferencia de Potsdam, con el objetivo de la puesta en vigor de las medidas acordadas anteriormente en la Conferencia de Yalta.
Conferencia de Potsdam

Conferencia de Yalta
 Decidieron dividir temporalmente Alemania en cuatro zonas de ocupación -francesa al suroeste, inglesa al noroeste, estadounidense al sur y soviética al este.
La ciudad de Berlín, situada dentro de la zona soviética, también se dividió entre las cuatro potencias. Éstos, a su vez, estaban bajo la dirección de un Consejo de Control, formado por estos cuatro estados, para resolver las cuestiones que afectaran a todo el país, en especial, el desarme completo de los alemanes, y se disolvería cuando se creara un gobierno alemán estable. El territorio situado al este de los ríos Oder y Neisse pasó a ser incorporado por Polonia mientras la URSS se anexionaba Königsberg (que, desde 1946, pasó a llamarse Kaliningrado) y el norte de Prusia Oriental.
Se decidió que las cuatro potencias que ocupaban Alemania recibieran las reparaciones de guerra de las zonas que se les había asignado; sin embargo, se acordó que la URSS obtuviera compensaciones adicionales por ser la potencia que había sufrido más pérdidas.
Por otro lado, se adoptaron medidas de control para evitar que Alemania volviera a convertirse en una amenaza para la paz mundial: desarmar al país e impedir su remilitarización, declarar ilegal el Partido Nacionalsocialista (nazi), desarrollando un proceso de desnazificación por el que se creaba un tribunal internacional encargado de juzgar a los principales criminales de guerra y alentar los procesos entablados contra miles de antiguos miembros del partido nazi (Ver Juicios de Nüremberg); descentralizar la economía y reorganizarla favoreciendo el desarrollo de la agricultura y limitando la producción industrial; y alentar las prácticas democráticas en aspectos como la educación o el sistema judicial.

La tensión en aumento con la URSS
Paralelamente, la instalación de gobiernos comunistas en Europa Oriental provocó un aumento en la tensión entre la URSS y el resto de la alianza que terminó en ruptura.
Como las políticas entre los países occidentales y la URSS divergían, Alemania fue dividida en dos partes. Gran Bretaña, Estados Unidos y Francia querían reintegrar a Alemania dentro de las grandes potencias de Europa Occidental capaz de contener las tendencias expansionistas de la URSS. En 1948, unieron sus zonas de ocupación y animaron a los alemanes a formar un gobierno democrático. La URSS, por su parte, creó otro Estado. En 1949, esta polarización de Alemania se legalizó tras la creación de dos Estados alemanes: la  República Federal de Alemania , o Alemania Occidental y la República Democrática Alemana  o Alemania Oriental.



Italia
Con el fin de la guerra y la victoria sobre el fascismo, se formó un gobierno de coalición con representación de todos los miembros del Comité de Liberación Nacional.
El nuevo gobierno encabezado por Ferruccio Parri, líder del Partido de Acción, no fue capaz de dar soluciones a los problemas con que se enfrentaba Italia. 
Los monárquicos y los dirigentes del Partido Liberal acusaron al primer ministro Parri de violación de la tregua sobre la cuestión de la monarquía, y éste se vio obligado a dimitir. La crisis consiguiente quedó patente en las manifestaciones violentas en protesta por el alto índice del coste de vida en el sur de Italia. El Comité de Liberación Nacional decidió finalmente nombrar primer ministro a Alcide de Gasperi, líder del Partido de la Democracia Cristiana.
La situación económica era de una dureza sin par para la mayoría del pueblo italiano. El sentimiento antimonárquico crecía, y se vió reflejado en las elecciones celebradas en 1946, en las que se proclamó la república y obligaron a la abdicación de Humberto II (hijo del rey Víctor Manuel III).
 Pero lejos de solucionarse los problemas, éstos recién comenzaban.
En la Conferencia de Paz celebrada en París en julio de 1946, se resolvió la internacionalización de Trieste, la cesión de varios territorios y el pago de 100 millones de dólares en concepto de reparaciones a la URSS.
Además, el tratado propuesto imponía a Italia el pago de reparaciones adicionales a otras naciones que habían sido víctimas del fascismo, restricciones en sus Fuerzas Armadas y que Gran Bretaña se hiciera cargo del gobierno del África Oriental Italiana, esto último supeditado a lo que las cuatro potencias decidieran con respecto a las colonias.
A pesar de las protestas de los italianos, el 10 de febrero de 1947 el acuerdo fue firmado; posteriormente, la Asamblea Constituyente lo ratificó con la abstención de los delegados comunistas y socialistas, y el 15 de setiembre entró en vigor. Las fuerzas de ocupación aliadas se retiraron del país poco después.
Aunque el sentimiento generalizado del pueblo italiano era de rechazo hacia el tratado, muchos se tranquilizaron por la actitud mostrada por el gobierno de Estados Unidos, que había ayudado a que las demandas de los soviéticos fueran menos duras y había dado muestras de amistad hacia el pueblo italiano.
Japón
La ocupación estadounidense de las islas japonesas bajo el mando de MacArthur, se llevó adelante utilizando la maquinaria de gobierno existente con el emperador a la cabeza.

Los objetivos de la política de ocupación eran, básicamente, la democratización del gobierno japonés y el restablecimiento de una economía industrial de tiempo de paz que cubriera la demanda de la población japonesa.
De esta manera el gobierno estadounidense estableció la disolución de los grandes trusts industriales y banqueros, cuyos fondos fueron embargados en 1946; en 1947, se puso en marcha un programa de reforma agraria, diseñado para dar a los campesinos la oportunidad de adquirir la tierra que trabajaban, y se organizó un programa educativo siguiendo modelos democráticos. Las mujeres consiguieron el derecho a voto en las primeras elecciones tras la guerra (en abril de 1946), y 38 de ellas fueron elegidas para la Dieta japonesa. Posteriormente, la Dieta acordó un borrador de una nueva Constitución inspirada en la estadounidense, que en mayo de 1947 se hizo efectiva.
La rehabilitación de la economía japonesa fue más difícil que la reorganización del gobierno. La escasez de alimentos se había suplido con importaciones de productos de los aliados, en particular de Estados Unidos, y los severos bombardeos durante la guerra casi anularon la capacidad industrial de Japón. A principios de 1949, la ayuda dada a Japón costó a Estados Unidos más de un millón de dólares al día.

Hacia un nuevo orden mundial
En resumen, salvo raras excepciones Europa se encuentra, a principios de 1947, al borde del abismo. El hundimiento general de las economías -con un desequilibrio entre una producción insuficientemente creciente y una demanda apremiante- sumado al aumento de las tensiones sociales, amenazan con hacer caer a Europa Occidental en el campo de la URSS.
Dos hechos marcaron el inicio de esta nueva política mundial.
Las presiones de la Unión Soviética por reinvindicaciones territoriales a Turquía, y la guerra civil llevada adelante por guerrilleros (apoyados por las democracias populares procomunistas) en Grecia contra la monarquía, promovió la intervención de Gran Bretaña y Estados Unidos para frenar la expansión comunista.
Cuando a comienzos de 1947, el gobierno británico comunica al de los Estados Unidos su imposibilidad de continuar la ayuda económica a Grecia y Turquía, el gobierno del presidente Harry S. Truman asume totalmente el liderazgo en el enfrentamiento con el comunismo.
En ese mismo año se estableció la denominada Doctrina Truman, mediante la cual Estados Unidos suministraría ayuda militar y económica a los países amenazados por la agresión y la subversión comunista.
Un importante pilar a esta política fue el Plan Marshall, propuesto en junio de 1947 por el secretario de Estado George C. Marshall, que consistía en un vasto programa de ayuda económica para permitir la recuperación de Europa; como era de esperar, fue rechazada por los países del Este adheridos a la Unión Soviética.

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