viernes, 5 de octubre de 2012

1921 - 1945. China. Dos visiones opuestas contra el imperialismo japonés



En su lucha contra el imperialismo japonés y la reunificación nacional, la joven República China busca nuevos caminos. En esa búsqueda se enfrentarán dos visiones políticas contrarias: el Partido Nacional del Pueblo y el Partido Comunista chino.

Situación de China tras la Primera Guerra Mundial
Finalizada la Primera Guerra Mundial, la situación de China estaba sumamente debilitada debido a las concesiones efectuadas a Japón, entre ellas las posesiones alemanas en Shandong.
La tardía incorporación de China en la guerra (1917) tenía por objetivo participar en el futuro tratado de paz para revisar las peticiones japonesas.
China esperaba que Estados Unidos, de acuerdo con su política de puertas abiertas, le ofreciera su apoyo. Sin embargo, en Versalles, el presidente estadounidense Woodrow Wilson retiró el apoyo de su país a China en el tema de Shandong, cuando Japón retiró sus demandas de una cláusula de igualdad racial en el Pacto de la Sociedad de Naciones, una disposición a la que se oponían duramente en Estados Unidos a causa de la posibilidad de que hubiera una afluencia ilimitada de mano de obra desde oriente. La delegación china, indignada, se negó a firmar el Tratado de Versalles. Sin embargo, China obtuvo posteriormente su admisión en la Sociedad de Naciones a partir de la firma de un tratado de paz por separado con Austria.
Los jóvenes e intelectuales chinos, que en la década precedente habían vuelto sus ojos cada vez más hacia Occidente, en busca de modelos e ideales para la reforma de China, se sintieron traicionados por Wilson en Versalles, acercándose progresivamente al pensamiento marxista-leninista y a la Unión Soviética.
En la Universidad de Pekín se inició una manifestación masiva de protesta en contra de los japoneses, el llamado "Movimiento del Cuatro de Mayo", que se extendió por todo el país en 1919. Pese a ser sofocado, el movimiento se planteo dos objetivos claros: deshacerse del imperialismo japonés, y restablecer la unidad nacional.

El Partido Comunista chino se fundó en Shanghai en 1921, contando entre sus primeros miembros con Mao Tsé-Tung.
Sun Yat-sen aceptó el consejo soviético para reorganizar el "Guomindang", el Partido Nacional del Pueblo en proceso de desintegración, y fortalecer sus débiles fuerzas militares; al mismo tiempo que aceptó el ingreso de comunistas en el partido.
Los principios ideológicos de Sun (nacionalismo, democracia y socialismo) estaban íntimamente relacionados con un espíritu antiimperialista y la defensa de la unificación nacional.
Tras la muerte de Sun en 1925, el rejuvenecido Guomindang, bajo el mandato del joven general Jiang Jieshi, lanzó una expedición militar en 1926 desde su base de Cantón. Jiang buscaba reunificar China bajo el mandato del Guomindang y liberar al país del imperialismo y de la fuerza de los jefes militares provinciales (los llamados señores de la guerra). No obstante, antes de que el Guomindang completara la reunificación territorial de China en 1928, Jiang llevó a cabo una cruenta purga de los miembros comunistas del partido, y desde entonces confió en el apoyo de las clases propietarias y de las potencias extranjeras.
El gobierno de Jiang Jieshi
El nuevo gobierno nacional que el Guomindang estableció en Nanjing en 1928 se encontró con tres problemas de gran magnitud.
1º Jiang en realidad sólo tenía bajo su control cinco provincias, pues el resto del país aún estaba gobernado por jefes militares locales.
2º, Hacia comienzos de la década de 1930 se encontró con una rebelión interna comunista. Los comunistas chinos, después la purga del Guomindang en 1927 se dividieron en dos facciones y pasaron a la clandestinidad. Uno de los dos grupos intentó fomentar los levantamientos urbanos; el otro, dirigido por Mao Tsé-Tung, tomó la zona rural de la China central, donde movilizó a los campesinos, formó un ejército con ellos y estableció algunas comunas siguiendo el modelo soviético. La primera facción se unió finalmente a Mao en la China central.
3º. El nuevo gobierno de Jiang sufre la agresión japonesa en Manchuria y el norte de China.
Durante la década de 1920 Japón había moderado su política respecto a China. En la Conferencia Naval de Washington de 1922, había aceptado devolver las antiguas posesiones alemanas en Shandong.
Desde 1928, sin embargo, el nacionalismo militante del Guomindang chocó con los intereses imperialistas japoneses interesados en el control del ferrocarril del sur de Manchuria. El 18 de setiembre de 1931, los japoneses se valieron de un presunto bombardeo nacionalista del ferrocarril para extender su control militar sobre toda Manchuria. La primavera siguiente los japoneses transformaron las tres provincias de Manchuria en el nuevo Estado de Manchukuo y posteriormente convirtieron a Puyi, el último gobernante de la dinastía manchú, en su emperador. A comienzos de 1933 la zona oriental de Mongolia Interior fue incorporada al Manchukuo. Hacia mediados de 1933, Japón había conseguido de China un acuerdo para la desmilitarización del noreste de Hebei.
Mientras se ocupaba de estos tres problemas durante la década de 1930, Jiang Jieshi negoció con los jefes militares locales y contemporizó con los japoneses, dando prioridad a la supresión de la rebelión comunista.
A finales de 1934, consiguió desalojar al Ejército Rojo de su base de China central, pero los comunistas se desplazaron hacia el oeste y después al norte en la denominada Larga Marcha, que terminó en Yan’an, en la provincia de Shaanxi; hacia 1936 habían establecido una nueva base en el noroeste.
Mientras se intensificaba la agresión de los japoneses, aumentó la presión popular para que los chinos pusieran fin a las luchas internas y se unieran contra Japón. Sin embargo, Jiang resistió hasta finales de 1936, en que fue secuestrado por uno de sus propios generales.
Durante su periodo de cautiverio en Xi’an fue visitado por el propio dirigente comunista, con quien acordó la adopción de una política común contra Japón. Cuando fue liberado moderó su postura anticomunista y en 1937 se formó un frente unido del Guomindang y los comunistas contra los japoneses.
La Segunda Guerra Mundial
En 1937 Japón y China comenzaron una guerra a gran escala como resultado de una escaramuza en el puente de Marco Polo, cerca de Pekín.

Hacia 1938 Japón controlaba la mayor parte del noreste de China, interior del valle del Yang-tsê hasta Hankou, y la zona alrededor de Cantón en la costa sureste.

El Guomindang cambió su capital y desplazó la mayor parte de su fuerza militar al interior a Chongqing en la provincia suroccidental de Sichuan.

Durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), el gobierno del Guomindang en Chonqing sufrió un importante debilitamiento militar y financiero mientras los comunistas, con su cuartel general en Yan’an, expandían de manera significativa sus bases territoriales y sus fuerzas militares gracias al aumento de la militancia en el partido. 
Después de haber sufrido importantes pérdidas humanas y materiales durante la batalla por la China oriental en 1937 y 1938, los mandos del ejército del Guomindang se reabastecieron con reclutas mal entrenados; además, el reequipamiento de estos ejércitos hubo de posponerse hasta 1945, año en que llegaron al gobierno nacionalista los primeros envíos a gran escala de material militar estadounidense.
No sólo estaban muy debilitadas las fuerzas militares del gobierno del Guomindang después de 1938 sino que también la jefatura estaba desgarrada por las múltiples disidencias en su seno. Estos problemas se complicaron con unas condiciones de inflación creciente que comenzó en 1939, cuando el gobierno se desligó de su mayor fuente de ingresos en la China oriental ocupada por los japoneses.
A pesar de la importante ayuda financiera estadounidense, la tendencia inflacionista empeoró con el posterior crecimiento de la corrupción oficial, pérdida de la moral entre las tropas y entre la población civil.
Por otro lado, los comunistas se habían dispersado desde Yan’an, ocupando una gran parte del norte de China y se habían infiltrado en muchas de las regiones rurales por la retaguardia de las líneas japonesas. Allí organizaron hábilmente a los campesinos para que ingresaran en las filas del Partido Comunista y del Ejército Rojo. La unidad y la disciplina organizativa se mantuvieron a través de una fuerte campaña de propaganda ideológica. Las fuerzas soviéticas, que ocuparon Manchuria tras la declaración de guerra a Japón el 8 de agosto de 1945, entregaron a los comunistas gran cantidad de armas capturadas a los japoneses. Como resultado de ello, los comunistas salieron de la Segunda Guerra Mundial con una fuerza más poderosa, disciplinada y equipada que antes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si te gusta el fútbol, entrá aquí: