domingo, 21 de octubre de 2012

EEUU vs URSS: La guerra fría



Con la finalización de la Segunda Guerra Mundial, se instaura la guerra fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética.
A partir de ese momento el mundo se alinea en dos bloques político-económicos. Se crean los organismos internacionales y, paralelamente a la reconstrucción europea, las antiguas colonias buscan su independencia.


Introducción

El 5 de marzo de 1946, dirigiéndose a la inmensa multitud reunida en el "campus" de la pequeña Universidad norteamericana de Fulton, Winston Churchill pronunció un discurso que puede considerarse el balance final de la guerra apenas terminada y la anticipación de la política mundial posbélica. Churchill dijo que un "telón de acero" había caído sobre el continente europeo, partiéndolo en dos desde el Báltico al Adriático por una línea tendida entre Stettin y Trieste.

El "telón de acero" al que ya se había referido antes de finalizar la guerra, era el primer signo del mundo "bipolar" que había emergido de las ruinas de una Europa y un mundo definitivamente desaparecidos.
W. Churchill
La coalición de la URSS con los países occidentales durante la guerra, no había sido fruto de ideologías o intereses convergentes, sino de un contexto difícil para todos.
La Unión Soviética, había expulsado al invasor del primer y único país socialista, y no podía dejar de estimular el fermento revolucionario más allá de las fronteras. Los Estados Unidos, por su parte, se presentaban también como portadores de un mensaje universal, diametralmente opuesto al de la Unión Soviética.

Así pues, antes incluso del cese de las hostilidades, la Unión Soviética y los Estados Unidos aparecían como los dos polos en torno a los que estaban llamados a colocarse los pueblos y las naciones del mundo para afrontar los problemas de la paz.
Gran Bretaña no estaba en condiciones de contrarrestar aquel proceso de organización bipolar de la sociedad internacional posbélica: aunque no era menos digna que los EEUU de representar la ideología política de Occidente frente a la soviética, había perdido hacía ya tiempo su antigua fuerza de atracción y de convocatoria. Debía inevitablemente doblegarse al aplastante poderío eonómico-militar de los Estados Unidos e ingresar en su área de influencia.



Los efectos de la Segunda Guerra Mundial
La situación de buena parte de Europa tras el fin de la Segunda Guerra Mundial era lamentable.
 Pese a que Europa Oriental sufrió las mayores pérdidas por haber sido el principal escenario de lucha, los países occidentales también vieron afectadas sus economías. Cada país se apresuraba ahora a recontruir lo perdido.
Había que reorganizar el mundo, y para ello las principales potencias acordaron la formación de organismos internacionales que salvaguardaran la paz y la economía mundiales. 



Francia, país que estuvo ocupado por los nazis durante largo tiempo, sufrió las mayores pérdidas de Europa Occidental, especialmente en el sector económico y de transportes. Por otra parte, a la guerra y la ocupación se sumó una guerra civil entre los colaboracionistas con el régimen nazi y el poderoso movimiento de la Resistencia.
Con la instauración de la IV República en 1946 y la promulgación de una nueva Constitución, se aplicaron políticas sociales creando un sistema de seguridad social que atendiera la asistencia médica, seguros por incapacidad, jubilación  y desempleo para todos los ciudadanos. Por otra parte, se llevó adelante una reforma económica tendiente a recontruir y dinamizar los sectores productivos afectados por la guerra.
En Gran Bretaña, pese a que su territorio no había sido escenario de guerra, la economía se encontraba debilitada. Sus reservas se habían agotado en el transcurso del conflicto, y era imprescindible para el país una política de exportación para recuperar los mercados perdidos durante la contienda, reactivar y modernizar la industria, así como limitar las importaciones. Desde el punto de vista político, la coalición nacional formada en tiempos de guerra quedó dislocada, y el enfrentamiento entre los laboristas y las ideas conservadoras del gobierno de Churchill, resultó favorable a los primeros, quienes obtuvieron por primera vez en la historia la mayoría en el parlamento tras las elecciones de 1945.
Tras el hundimiento del nazismo, en varios países de Europa central, estallan revoluciones sociales. Los jefes de los partidos campesinos y demócratas que lucharon contra el nazismo perseguían dos objetivos: la eliminación de los fascistas y colaboracionistas, y llevar una vigorosa reforma agraria en regiones donde unos pocos grandes latifundistas poseían la mayor parte de la tierra. Esta revolución fue encauzada por la URSS, país ocupante, siguiendo las normas de la ortodoxia comunista.
La Unión Soviética, que sufrió las mayores pérdidas humanas y materiales durante la guerra, estableció su propio régimen en las zonas que le fueron asignadas, y en 1947 ya había diseñado el llamado "Telón de acero", a fin de separar Europa oriental y algunas zonas de Europa central de la Europa occidental.
El gobierno soviético afrontó los problemas de la posguerra bajo el prisma de una política expansionista destinada a aumentar los territorios controlados por gobiernos comunistas leales a la URSS, a fortalecer su seguridad en previsión de futuras agresiones y a utilizar el movimiento comunista internacional como instrumento para incorporar a otros países a la órbita soviética.
EEUU, por su parte, se vio favorecida durante la guerra.
Desde el punto estrictamente bélico su territorio no se vió afectado durante la confrontación, y por dicha razón no sufrió bajas civiles ni destrucción de su economía; sus bajas militares fueron las más bajas comparadas con los demás ejércitos aliados. Desde el punto de vista de la economía mundial, el impresionante desarrollo industrial que llevó adelante en las primeras décadas del siglo le permitió absorber los mercados que antes de la guerra eran manejados por el comercio europeo, especialmente el británico.
La política mundial, lejos de distenderse tras seis años de guerra, crecía en tensiones. Ahora el conflicto se instalaba entre dos concepciones políticas y económicas antagónicas: las potencias occidentales y la Unión Soviética. Este distanciamiento, que duró 52 años y que ha sido denominado Guerra Fría, marcó el inicio de un nuevo orden mundial: la división del mundo en bloques.

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