viernes, 2 de noviembre de 2012

1956 - 2ª guerra árabe israelí / 1967: La guerra de los Seis Días



El conflicto del canal de Suez

Segunda guerra árabe-israelí
Todos los intentos por convertir los acuerdos del armisticio entre árabes e israelíes en un tratado de paz permanente fracasaron.
Los árabes insistían en que se permitiera regresar a los refugiados a sus hogares, que Jerusalén fuera administrada por la comunidad internacional y que Israel realizara concesiones territoriales antes de iniciar cualquier conversación o negociación para la paz. Los israelíes alegaban que si se satisfacían esas peticiones se pondría en peligro su propia seguridad y se negaron a aceptarlas.
La guerrilla palestina realizó numerosas incursiones y las tropas árabes emprendieron numerosos ataques, ante los cuales Israel respondió con enérgicas represalias. Egipto se negó a permitir que los buques israelíes utilizaran el canal de Suez y bloqueó los estrechos de Tirán (el acceso de Israel al mar Rojo), lo que Israel consideró como un acto de agresión. Los incidentes fronterizos a lo largo de la frontera con Egipto fueron en aumento hasta provocar el estallido, en octubre y noviembre de 1956, de la segunda guerra árabe-israelí.
 
Gran Bretaña y Francia se unieron al ataque debido a su disputa con el presidente de Egipto, Gamal Abdel Nasser, que acababa de nacionalizar el canal de Suez. Nasser se hizo cargo del canal después de que Gran Bretaña y Francia rechazaran la oferta egipcia de financiar la construcción de la gran represa de Asuán.
Israel obtuvo una rápida victoria y en pocos días conquistó la franja de Gaza y la península del Sinaí. Cuando el Ejército israelí llegó a orillas del canal de Suez, los franceses y británicos iniciaron su ataque sobre la zona del canal. Tras unos pocos días, la lucha fue interrumpida por la actitud contraria de Estados Unidos y la Unión Soviética, que forzaron el envío de Fuerzas Especiales de la ONU (UNEF) para garantizar el cumplimiento del alto el fuego en la zona del canal. Ante esta situación Gran Bretaña y Francia paralizaron su acción conjunta. A finales de ese mismo año sus tropas se retiraron de Egipto, pero Israel se negó a abandonar Gaza hasta comienzos de 1957 y sólo después de que Estados Unidos le prometiera resolver el conflicto y mantener abiertos los estrechos de Tirán.
Los últimos años del gobierno de Ben Gurión
Israel continuó modernizando su Ejército, prestando especial atención a las Fuerzas Aéreas, que recibieron modernos aviones franceses. La situación económica mejoró y se creó un sistema de distribución de agua para facilitar el desarrollo de las poblaciones de la parte meridional del país. Aunque la inmigración había descendido en comparación con las cifras que alcanzó durante los primeros cuatro años de independencia, volvió a aumentar en la década de 1960 con una nueva oleada proveniente de Marruecos. Uno de los principales problemas a los que se enfrentaba el país era el de la absorción económica y la integración de los recién llegados desde los países musulmanes. El abismo social y económico existente entre éstos y los primeros colonizadores que llegaron de Europa continuaba siendo una de las mayores dificultades del país.
Los principales movimientos políticos experimentaron grandes transformaciones durante esta época, con sucesivas divisiones y reunificaciones. Ben Gurión dimitió en 1963 y le sucedió Leví Eshkol. En 1965, el antiguo primer ministro abandonó el partido Mapai para ayudar a formar un grupo de oposición llamado Rafi. Ese mismo año el Mapai y el Ahdut Avodá (otra formación laborista) se unieron para formar la Alineación Laborista, que gobernó hasta 1977. Las dos principales formaciones políticas conservadoras de la oposición, el partido liberal y el Herut, también se unieron en 1965, formando el bloque Gahal, dirigido por Menachen Begin.
La guerra de los Seis Días y sus consecuencias
Tras la segunda guerra Árabe-israelí, la imagen del presidente egipcio Nasser salió fortalecida en todo el mundo árabe, que asistió al crecimiento de un ambiente nacionalista en el que los deseos de revancha contra Israel ocupaban un lugar muy destacado.
La formación de un comando militar árabe unificado que concentró sus tropas en torno a las fronteras, junto con el cierre de los estrechos de Tirán por parte de Egipto y la insistencia de Nasser, en 1967, de que la UNEF abandonara la zona del canal, hicieron que Israel se adelantara a los preparativos ofensivos árabes y atacara Egipto, Jordania y Siria, simultáneamente, el 5 de junio de ese mismo año.
La guerra de los Seis Días finalizó con la decisiva victoria de Israel. Las fuerzas aéreas israelíes, equipadas con modernos aviones franceses, fueron el principal instrumento de la destrucción de los ejércitos árabes.
Tras la guerra de los Seis Días, Israel anexionó la franja de Gaza y la península del Sinaí que había conquistado a Egipto, la parte árabe del Jerusalén oriental y Cisjordania, que ocupó a Jordania, y los Altos del Golán, arrebatados a Siria. El territorio que quedó bajo jurisdicción israelí después de la guerra de 1967 era aproximadamente cuatro veces superior al área que se le había otorgado tras el armisticio de 1949. Los territorios ocupados tenían una población árabe de aproximadamente 1,5 millones.
Los territorios ocupados y la resistencia árabe
A partir de 1967, los territorios ocupados se convirtieron en la principal preocupación política de Israel. La derecha y los líderes de los partidos religiosos ortodoxos del país se oponían a la retirada de Cisjordania y Gaza, que consideraban parte de Israel. En la Alineación Laborista, las opiniones estaban divididas: unos estaban a favor de la retirada y otros defendían el mantenimiento sólo de aquellas zonas que se consideraran de vital importancia para la seguridad militar. Muchos partidos pequeños, entre ellos el Partido Comunista, también se oponían al mantenimiento de la ocupación de los territorios conquistados. Sin embargo, la mayoría de los israelíes apoyaban la postura de la anexión de Jerusalén oriental y de su unión con el sector judío de la ciudad, y el gobierno, dirigido por los laboristas, unió formalmente ambos sectores pocos días después de que finalizara la guerra de 1967.
Tras la guerra de 1967 se produjo un aumento del nacionalismo palestino. Varias organizaciones guerrilleras de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) cometieron actos terroristas contra escuelas, mercados, estaciones de autobús y aeropuertos israelíes, con el objetivo manifiesto de "liberar Palestina".
Los ataques terroristas contra los israelíes, en su patria o en el extranjero, hicieron que la opinión pública se opusiera al reconocimiento de la OLP y a cualquier tipo de negociación con ésta, pero por la situación del pueblo palestino, y la política de su principl líder Jasser Arafat, el grupo consiguió ganar un amplio apoyo internacional, e incluso el reconocimiento de la ONU, como "único representante legítimo de los palestinos".

el mapa antes de 1967

el mapa después de 1967

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