jueves, 31 de octubre de 2013

La década de los '90: la revolución de la información. La expansión de internet



La Revolución de la Información se consolida en la década de los '90.
Comparable en alcance y significado a la Revolución Industrial del siglo XIX, modifica las relaciones humanas de un mundo global e interconectado.


La revolución de la información: la expansión de Internet
Internet es una interconexión de redes informáticas que permite a las computadoras conectadas comunicarse directamente.
Es un conjunto de redes locales conectadas entre sí a través de un ordenador especial por cada red, conocido como gateway.
Las interconexiones entre gateways se efectúan a través de diversas vías de comunicación, entre las que figuran líneas telefónicas, fibras ópticas y enlaces por radio. La información que debe enviarse a una máquina remota se etiqueta con la dirección computarizada de dicha máquina.
Una vez direccionada, la información sale de su red de origen y de allí es encaminada hasta que llega a la red local que contiene la máquina de destino. Internet no tiene un control central, es decir, ningún ordenador individual que dirija el flujo de información. Esto diferencia a Internet y a los sistemas de redes semejantes de otros tipos de servicios informáticos de red como CompuServe, America Online o Microsoft Network.
El usuario envía y recibe todo tipo de información o comunicación en forma gratuita, con el sólo costo de la tasa de conexión y el tiempo usado en la línea telefónica.
Para ingresar a Internet sólo es necesario un PC y un modem. A partir de allí toda persona se convierte en usuaria de la red, pudiendo recibir y enviar una infinidad de mensajes.
Entre los servicios más usados se encuentran el de correo electrónico, transferencia de archivos, acceso a programas, bancos de imágenes, sonido y texto; grupos de discusión y juegos en red.
La World Wide Web (también conocida como Web o WWW) es una colección de ficheros, denominados lugares de Web o páginas Web, que incluyen información en forma de textos, gráficos, sonidos y videos, además de vínculos con otros ficheros. Los ficheros son identificados por un localizador universal de recursos (URL, siglas en inglés) que especifica el protocolo de transferencia, la dirección de Internet de la máquina y el nombre del fichero.
Los programas informáticos denominados exploradores -como Navigator, de Netscape, o Internet Explorer, de Microsoft- utilizan el protocolo http para recuperar esos ficheros.

Historia y futuro
Internet comenzó siendo una red informática de ARPA (llamada ARPAnet) que conectaba redes de ordenadores de varias reparticiones del gobierno de Estados Unidos en el marco de la guerra fría. Posteriormente, unido a los cambios políticos a nivel mundial, el uso de la red se fue ampliando a universidades y centros de investigación científica.
World Wide Web se desarrolló en 1989 por el informático británico Timothy Berners-Lee para el Consejo Europeo de Investigación Nuclear (CERN, siglas en francés).
La creciente popularidad de la computadora personal, que tuvo sus inicios con la aparición del PC de la empresa International Business Machines (IBM) en 1980.
Desde entonces (cuidado, datos de fines del siglo XX), se han vendido unos 200 millones de ordenadores personales en todo el mundo. El uso generalizado del PC preparó el camino para la red mundial de redes, Internet, que ya ha alcanzado los 65 millones de usuarios, una cifra que se dobla cada año.
La mejora de la tecnología informática, con la introducción de ordenadores portátiles y   celulares, aparatos de Sistema de Posicionamiento Global (GPS), y una innumerable serie de nuevos instrumentos, ha supuesto avances fundamentales.
Hoy los usuarios pueden estar en remotos lugares en los que tan sólo hace una década hubiese sido imposible utilizar una computadora: cimas montañosas, asientos de avión, cafeterías, autobuses urbanos y muchos otros.
Hay quien dice que estamos ante una Revolución de la Información, comparable en alcance y significado a la Revolución Industrial del siglo XIX.
En marzo de 1997, por primera vez, el número de mensajes por correo electrónico (e-mail) superó al correo tradicional manejado por los Servicios Postales de Estados Unidos. Los investigadores esperan que en 1998 las cifras de tráfico en las redes telefónicas -Internet y comunicaciones por fax- superen por primera vez el volumen del tráfico de voz en esas mismas redes.
Aunque los estudios realizados sugieren que hay unos 65 millones de usuarios de la gran red en el mundo, el hecho es que nadie sabe con exactitud cuántos son los usuarios de Internet en un momento determinado. El sistema es tan grande que los expertos sólo pueden suponer, pero no confirmar, el número de personas que se conectan realmente.
Las estimaciones de la media de usuarios conectados a cada servidor indican que a comienzos del próximo siglo habrá mil millones de personas en la red, un 17% de la población mundial. Esa cifra continuará creciendo de forma significativa durante muchos años, puesto que el uso de Internet se duplica cada año desde 1988.
El crecimiento explosivo de Internet ha hecho que se planteen importantes cuestiones relativas a la censura.
El aumento de las páginas de Web que contenían textos y gráficos en los que se denigraba a una minoría, se fomentaba el racismo o se exponía material pornográfico llevó a pedir que los suministradores de Internet cumplieran voluntariamente unos determinados criterios.
En 1996 se aprobó en Estados Unidos la Ley para la Decencia en las Comunicaciones, que convirtió en delito el que un suministrador de servicios transmitiera material indecente a través de Internet. La decisión provocó inmediatamente una reacción indignada de usuarios, expertos del sector y grupos en favor de las libertades civiles, que se oponían a ese tipo de censuras. La ley fue impugnada y posteriormente suspendida en junio de 1996 por un comité de jueces federales. El comité describió Internet como una conversación planetaria continua que merecía la máxima protección frente a la injerencia gubernamental
La censura en Internet plantea muchas cuestiones. La mayoría de los servicios de la red no pueden vigilar y controlar constantemente lo que dice la gente en Internet a través de sus servidores. A la hora de tratar con información procedente de otros países surgen problemas legales; incluso aunque fuera posible un control supranacional, habría que determinar unos criterios mundiales de comportamiento y ética.
A medida que se acerca el siglo XXI, aumenta el número de conjeturas sobre cómo la tecnología modificará la sociedad, aunque no son más que especulaciones, ya que resulta imposible predecir el futuro con certeza. Por ejemplo, muy poca gente predijo una tecnología como la de la World Wide Web, que ahora forma parte de los negocios y la comunicación personal y que algunos consideran tan importante como la invención de la televisión o el teléfono. La popularidad repentina y arrolladora de la Web ha hecho que la mayoría de los expertos sean reacios a aventurar opiniones sobre cómo evolucionará la tecnología en cinco años y, menos aún, en décadas venideras. Sin embargo, se pueden hacer algunas suposiciones razonables respecto a las tendencias tecnológicas mediante el examen de los cambios que ya se han producido y mediante la observación de algunas de las nuevas controversias sobre el tema.
La existencia de medios de información que combinan televisión, teléfono, ordenador y otros dispositivos en un solo aparato doméstico es ya un hecho. La información digital se intercambiará entonces libremente entre la TV, Internet, las conexiones telefónicas y cualquiera de las aplicaciones específicas del hogar, como pueden ser la calefacción, el aire acondicionado, la heladera o los sistemas de seguridad
A menudo se ha descrito el nuevo mundo feliz de los ordenadores y la tecnología de la información como la esencia de una vida más plena, excitante y productiva que la de los días anteriores a la Revolución de la Información. Pero se trata de una visión utópica y simplista que no recoge los inconvenientes de la expansión de la tecnología. Aspectos como la pérdida de la intimidad o la creciente complejidad que se plantea sobre la productividad, hacen dudar si el hombre domina a la tecnología o si, por el contrario, es esclavo de ésta.
Un ejemplo relevante de los aspectos negativos de la Revolución de la Información y su expansión lo encontramos en el terreno de la intimidad personal. Según varias encuestas realizadas entre usuarios, casi el 70% de los encuestados señalan que la protección de su intimidad personal es su mayor preocupación cuando usan Internet.
A medida que las redes van ampliándose y aumenta el volumen de datos transmitidos entre ordenadores, se agrava la amenaza de que terceras personas puedan obtener datos personales. Abundan los ejemplos de la enorme cantidad de información disponible en la Web para aquellos que sepan cómo apoderarse de ella. Cada vez son más comunes los casos de "robo de identidad" en la red; los ladrones informatizados usan los datos de tarjetas de crédito y otras informaciones personales para realizar compras ilegales.
El gobierno estadounidense ha intentado promover una política de autorregulación industrial para proteger la intimidad. No obstante, a principios de junio de 1998, la Comisión Federal de Comercio publicó un informe que señalaba que muchas empresas hacen caso omiso de los principios básicos sobre la privacidad establecidos por la administración. Esta es una señal de que los gobiernos, en un futuro inmediato, quizá tengan que adoptar un papel más activo en la protección de la intimidad en la Web.
También se está agrandando la distancia que separa a aquellos que participan y disfrutan de esta revolución y quienes que no lo hacen. En la actual economía global y especulativa, alimentada por los avances tecnológicos, los ricos son cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres. Muy a menudo estas diferencias siguen la trayectoria de la capacitación tecnológica. Quienes no tienen acceso al conocimiento y uso de las nuevas tecnologías, más temprano que tarde quedarán fuera del sistema, ya que la tendencia es que la mayor parte de las actividades humanas estarán directamente relacionadas con estos avances informáticos. En un futuro cercano, no conocer esta herramienta será equivalente a no saber leer.
También algunos economistas han comenzado a cuestionar si los ordenadores aumentan realmente la productividad. Apenas se ha calculado el impacto en la producción de estos 20 años de Revolución de la Información, pero sí se sabe que muchas industrias que han invertido grandes cantidades en computadoras, como las aseguradoras, la banca y el sistema sanitario, están en los niveles más bajos de productividad de su historia.
Hay expertos que opinan que esta denominada "paradoja productiva" se debe a la incapacidad para medir la productividad en una economía basada en la informática. Otros creen que se trata de un problema más importante, asociado posiblemente a una pobre comprensión sobre como integrar la informática en el mundo empresarial, o al hecho de que el manejo de los ordenadores es todavía demasiado difícil de aprender. Todavía queda mucho por decir en este debate.
La revolución de las tecnologías de la información es el movimiento social y económico más importante de nuestra era. Los pasos y saltos que dará la tecnología en las próximas décadas rebasarán todo lo imaginable y convertirán los actuales aparatos en antigüedades de feria, como ya lo es el telégrafo. Según la expansión informática alcance niveles más profundos de la sociedad, será imposible que persistan actividades humanas no impactadas por la informática. Entonces, la sociedad tendrá que hacer frente a los problemas sociales, políticos y económicos inherentes a la tecnología. El futuro, al parecer, ya  está aquí.

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