miércoles, 9 de octubre de 2013

Años 80. Stephen Hawking y la teoría del Big Bang



Los avances tecnológicos y científicos permiten comenzar a dar respuesta a preguntas esenciales del hombre. Con la combinación de los principales logros de la física del siglo XX, Stephen Hawking reelabora la teoría del Big Bang, la gran explosión que dio origen al universo.
 



Stephen Hawking y la teoría del Big Bang
La tesis que vincula el nacimiento del Universo a su fin debe mucho a la combinación de los dos grandes logros de la física del siglo XX: la relatividad general y la mecánica cuántica.
La contribución que a esta tesis hicieron investigadores como Jayant Narlikar en la India y Jim Hartle en California - USA, así como varios especialistas soviéticos, fue sumamente importante. Pero es sobre todo el nombre de Stephen Hawking, de la Universidad de Cambridge en el Reino Unido, el que aparece más estrechamente asociado a este descubrimiento.
Mientras lucha contra su esclerosis lateral amiotrófica, una enfermedad incurable del sistema nervioso, Hawking ha hecho importantísmos aportes a la ciencia en lo que respecta a las preguntas esenciales que el ser humano se ha preguntado a lo largo de la historia de la humanidad.

 
Durante veinte años, sus trabajos se concentraron en el estudio de la singularidad -es decir de un punto de partida de materia de densidad infinita y volumen cero, tal como debe existir, según la teoría general de la relatividad, en el corazón de los agujeros negros o como debió existir en el origen del Universo.
En efecto, se puede describir el Universo con las mismas ecuaciones que un agujero negro. 
Un agujero negro es una región del espacio en la cual la materia está concentrada y ejerce una fuerza de atracción gravitatoria tan intensa que la luz misma no puede alejarse de su superficie. Los objetos exteriores pueden ser arrastrados por el agujero negro pero nada de lo que existe en él puede ser directamente percibido del exterior.
Un agujero negro puede formarse cuando una estrella un poco más masiva que nuestro Sol, al llegar al fin de su vida, se contrae sobre sí misma.
Las ecuaciones de la relatividad general demuestran que una estrella que se "colapsa" en el interior de un agujero negro debe efectivamente contraerse hasta el estado final de una singularidad. Es aquí donde las ideas de Hawking provocan gran revuelo; Hawking demuestra que las ecuaciones en virtud de las cuales el colapso de una estrella da nacimiento a una singularidad obligan igualmente a concebir el nacimiento del Universo a partir de una singularidad.
Sabemos que el Universo está en expansión porque las galaxias lejanas, tales como las observamos, se alejan de nosotros a velocidades proporcionales a su distancia. Ello no significa que nuestra propia galaxia, la "Vía Láctea", esté en el centro del Universo, pues este fenómeno de recesión debe poder percibirse de la misma manera a partir de cualquier punto del universo en expansión. Este descubrimiento de los años veinte, es uno de los fundamentos de la Teoría del Big Bang, según el cual el universo ha existido infinitamente caliente, dilatándose desde hace unos 15 mil millones de años.
Remontándose en el tiempo e invirtiendo el sentido de las ecuaciones, todas las estrellas y todas las galaxias deben haberse encontrado aglutinadas en una masa muy caliente, es decir, en una singularidad original.
En los años setenta, Hawking se interesó por el comportamiento de los propios agujeros negros. Vinculando los grandes logros de la física del siglo XX y los principales descubrimientos del siglo XIX, puso al desnudo las singularidades escondidas en el fondo de los agujeros negros.
La física cuántica describe el comportamiento de partículas, tales como el electrón, a escala subatómica, en la que nada es absolutamente seguro.
Una partícula cuántica no puede tener a la vez una posición y una velocidad perfectamente definidas en el mismo instante. En un volumen reducido de espacio vacío, allí donde nada debería existir, un pequeño grano de energía puede aparecer, surgir del vacío y desaparecer en un lapso muy breve. Esta descripción del vacío como un agitado torbellino de partículas que aparecen y desaparecen en una fracción infinitesimal de segundo es una piedra angular de la física moderna.
La genialidad de Hawking consistió en imaginar la aparición de un par de partículas en la frontera misma del agujero negro. Podría ocurrir, por simple resultado del azar, que una de las partículas del par fuera atraída hacia el agujero negro, y la otra se alejara. Ahora bien, como las partículas no pueden crearse sino por pares, sólo por pares pueden destruirse. Si en menos tiempo del que es necesario para que el par se aniquile, una de las partículas desaparece para siempre en el agujero negro, mientras que la otra escapa de él, al parecer se violan las reglas de incertidumbre, ya que, en apariencia, se ha creado una partícula a partir de la nada. Pero Hawking demostró que la masa-energía necesaria para crear la partícula ha sido engendrada por el agujero negro. En contrapartida, éste ha perdido masa y se ha contraído un poco. Cuando ese proceso continúa produciéndose en la frontera del agujero negro, éste se desvanece paulatinamente y su masa se va transformando en un flujo de partículas elementales.
Uno de los problemas sin resolver en el modelo del Universo en expansión es si el Universo es abierto o cerrado (esto es, si se expandirá indefinidamente o se volverá a contraer).
Hawking, ha hecho lo imposible para eliminar el concepto de singularidad en el nacimiento del Universo, considerando las cuatro dimensiones del Universo (tres para el espacio y una para el tiempo) en forma analógica a la superficie de la Tierra, pero con dos dimensiones más, como una superficie cerrada en sí misma, sin fronteras ni límites.
Más tarde depuró este concepto considerando todas estas teorías como intentos secundarios de describir una realidad, en la que conceptos como la singularidad no tienen sentido y donde el espacio y el tiempo forman una superficie cerrada sin fronteras.
Las teorías y observaciones más recientes plantean el surgimiento del Universo desde la nada, como una fluctuación cuántica del vacío, que ha continuado expandiéndose durante 15 mil millones de años, pero a un ritmo decreciente. En un determinado momento de un futuro muy lejano (dentro de varias decenas de miles de millones de años por lo menos) la fuerza de atracción de la gravedad pondrá fin inevitablemente a esta expansión y la hará cambiar de sentido. Durante algunas decenas de miles de años, ello no tendrá prácticamente ningún efecto sobre las estrellas, los planetas y las formas de vida que nos rodean. Pero llegará un momento en que las galaxias se fusionarán y las estrellas se chocarán entre sí, aglutinándose en una masa amorfa, hasta desaparecer en la nada como cualquier fluctuación del vacío, al igual seguramente, que otros tantos universos que existieron o existen o seguramente existirán en el infinito del espacio-tiempo.


Si les interesa profundizar en estos temas, les recomendamos fervientemente la lectura de dos libros de Stephen Hawking, escritos de manera sumamente accesible:

"Historia del tiempo", publicado por Alianza Editorial, 1988. Con introducción de Carl Sagan.
"El universo en una cáscara de nuez", publicado por Planeta, 2001.


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