martes, 5 de noviembre de 2013

China. Los últimos años de Mao y la peculiar "vía china al capitalismo"



Lentamente, desde los últimos años de Mao Tsé-tung, y sin afectar la estructura política, la economía china fue transformándose gradualmente hacia formas capitalistas.


Los últimos años de Mao y la peculiar "vía china al capitalismo"
Mao emergió victorioso de la Revolución Cultural y su presencia en la vida diaria china fue absoluta.


 El IX Congreso del Partido Comunista Chino celebrado en abril de 1969 intentó restablecer su organización central. Mao fue reelegido presidente señalándose que su pensamiento inspiraría al partido y a toda la nación; el ministro de defensa Lin Biao, fue nombrado su sucesor eventual, una elección personal de Mao. Sin embargo, las figuras más destacadas no fueron los maoístas sino los moderados: altos oficiales militares seguidores de Lin Biao y personalidades caracterizadas por su pragmatismo como el primer ministro, Zhou Enlai.
En 1971 la desaparición de Lin Biao (que oficialmente falleció en un accidente de aviación) y a quien se acusó posteriormente de planear el asesinato de Mao, supuso la hegemonía en el partido de Zhou.
El X Congreso del Partido, que tuvo lugar en agosto de 1973, eliminó la supuesta herencia de Lin como sucesor de Mao y se reafirmaron las posiciones de Mao y Zhou.
El compromiso de Mao para la movilización de las masas y su arraigada desconfianza en la burocracia fueron expresadas en 1973 y 1974 en una nueva campaña de reforma ideológica que atacaba tanto al confucionismo como a Lin Biao.
El pensamiento radical de Mao se reflejó en una nueva Constitución que, muy simplificada, fue adoptada por el IV Congreso Nacional Popular en enero de 1975; pero el moderado Deng Xiaoping, una víctima rehabilitada de la Revolución Cultural, fue nombrado primer viceprimerministro y vicepresidente del Partido.
Durante este periodo las relaciones exteriores de China mejoraron en gran manera, en especial con Estados Unidos, que en 1971 retiró su veto a la incorporación de la República Popular China en las Naciones Unidas, tras lo cual fue admitida en sustitución de la
República de China (Taiwan).

En 1972 el presidente estadounidense Richard M. Nixon realizó una visita oficial a China, durante la cual se planteó la necesidad de establecer contactos diplomáticos entre ambos países como paso previo para una eventual retirada de las tropas de Estados Unidos de Taiwan. Con este fin, se crearon oficinas de enlace en Pekín y Washington en 1973; anteriormente, en 1972 se establecieron relaciones diplomáticas con Japón.
Tanto el primer ministro Zhou como el presidente Mao murieron en 1976, dejando un vacío de poder. La muerte de Zhou precipitó la lucha por el mismo entre los dirigentes radicales y los moderados. Los radicales obtuvieron su primera victoria al impedir que Deng Xioaoping fuera elegido primer ministro y al lograr que fuera expulsado de sus cargos en el gobierno y en el partido.
Como solución de compromiso, Hua Guofeng, un administrador sin lazos cercanos con ninguna de las facciones enfrentadas, se convirtió en primer ministro. Bajo su gobierno se impusieron las políticas moderadas. Para consolidar su posición hizo arrestar y acusó de varios crímenes a la "Banda de los Cuatro" -nombre dado por los moderados a la viuda de Mao Jiang Qing y otros tres dirigentes radicales-. En ese tiempo fue nombrado sucesor de Mao como presidente del Partido Comunista Chino.
Hua se centró en desarrollar una política de estabilización, en ayudas para superar los efectos de los terremotos que habían devastado Tangshan y otras regiones del norte en julio de 1976 y en favorecer el desarrollo económico. Para llevar a cabo su programa nombró a dirigentes moderados para ocupar altos cargos. En 1977 se reinstauró a Deng como primer sustituto del primer ministro y también en los otros cargos de los que había sido expulsado, mientras seguidores de la "Banda de los Cuatro" fueron depurados. El XXI Congreso del Partido Comunista Chino, celebrado en agosto de 1977, estuvo dominado por el presidente Huan, el vicepresidente Deng y Ye Jianying. Nuevamente la dirección fue ocupada por los militares y oficiales veteranos del partido.
El énfasis puesto en la moderación política y en la modernización económica del gobierno se reflejó en el V Congreso Nacional Popular, que se reunió en febrero y marzo de 1978. Hua fue reelegido como primer ministro, con Deng como sustituto del primer ministro, y fue nombrado presidente del Comité Permanente del Congreso Nacional, un cargo que, según la nueva Constitución, equivalía a la jefatura del Estado.
Mientras se realizaban estos reajustes internos, las relaciones con Vietnam empezaron a ser tensas. Para disgusto de China, la influencia soviética en Vietnam iba en aumento y la minoría china se veía obligada a cerrar sus negocios privados en el sur recién conquistado. El resultado fue un éxodo de chinos que se establecieron en el sur de China, colapsando la situación interna de esas regiones; hacia julio de 1978 China cerró sus fronteras. Cuando más adelante Vietnam invadió Camboya y en enero 1979 derrocó al gobierno de ese país, que estaba respaldado por los chinos, China tomó represalias y un mes después envió tropas a Vietnam.
Por miedo a quedar rodeados por los soviéticos y los vietnamitas, China aumentó sus contactos exteriores. En enero de 1979 se establecieron relaciones diplomáticas con Estados Unidos y en julio se realizó un acuerdo comercial. También se estrecharon los lazos con Japón y Europa occidental.
Deng Xiaoping fue la figura dominante en China a lo largo de la década de 1980 y los primeros años de la de 1990, manteniendo su influencia de forma oculta incluso cuando cedía sus títulos públicos. Favoreció una política que permitía el desarrollo comercial e industrial, atrayendo inversiones extranjeras. Deng y la envejecida cúpula dirigente de China tenían una posición mucho menos dogmática sobre la política económica que sobre los temas políticos.
 En 1980, Hua Guofeng renunció a ser primer ministro y le sucedió Zhao Ziyang, un seguidor de Deng. A comienzos de 1981, fueron declarados culpables los miembros de la "Banda de los Cuatro" e ingresaron en prisión. En junio, otro de los aliados de Deng, Hu Yaobang, sustituyó a Hua como dirigente del partido. En 1982 se adoptaron una nueva Constitución y una nueva reorganización del Partido Comunista Chino. La primera restableció el cargo, en gran manera representativo, de presidente de la República (anteriormente presidente de Estado), que en 1968 había sido abolido por Mao.
La política desarrollada por Deng generó un rápido desarrollo económico, pero también desencadenó una crisis social considerable (las grandes urbes crecieron a un ritmo mayor que el resto del país, lo que originó graves desequilibrios entre el campo y la ciudad, así como dentro de las ciudades) y aspiraciones políticas entre los grupos sociales más beneficiados por la apertura de consecuencias imprevisibles, pues enseguida se puso de manifiesto que los máximos dirigentes del país no tenían la menor intención de comprometer el poder absoluto del Partido Comunista.
En enero de 1987, Zhao Ziyang fue nombrado secretario general del Partido Comunista y Hu Yaobang fue obligado a dimitir, en tanto que Li Peng fue nombrado primer ministro. Los cambios en la jefatura llegaron tras una ola de manifestaciones estudiantiles que reclamaban una mayor democratización y libertad de expresión.
La muerte de Hu en abril de 1989 inició una nueva ola de manifestaciones a favor de la democracia, que aumentaron en mayo cuando el dirigente soviético Mijail Gorbachov visitó Pekín para poner fin a las desavenencias entre la URSS y China, que ya duraban treinta años.
Los manifestantes ocuparon la plaza de Tiananmen en Pekín hasta la mañana del 4 de junio, en que las tropas armadas tomaron al asalto el centro de la ciudad, matando al menos a cuatrocientos civiles. Gran parte de la comunidad internacional criticó la forma violenta en que se resolvió el conflicto y la posterior vulneración de los derechos humanos que tuvo lugar contra aquéllos que participaron en la protesta. En el posterior periodo de represión política, Zhao Ziyang fue despojado de sus cargos en el partido y Jiang Zemin se convirtió en secretario general. La VIII reunión de la Asamblea Nacional Popular eligió en marzo de 1993 a Jiang como presidente de China y reeligió a Li Peng como jefe de gobierno.
Jiang Zemin tuvo que enfrentarse, como máximo dirigente del país, a graves problemas: pérdida de influencia del Partido Comunista, incremento de la inflación y del déficit comercial, aumento de las diferencias económicas entre las distintas regiones (lo que lleva aparejado diferencias sociales), corrupción generalizada entre los empleados públicos y empeoramiento de las relaciones con algunos países occidentales, debido fundamentalmente al quebrantamiento de los derechos humanos. En este sentido, la entrega o devolución (según el punto de vista) de Hong Kong a China es un posible elemento de tensión entre las potencias occidentales y el ‘gigante asiático’.
Jiang desarrolló grandes esfuerzos para resolver estos asuntos, realizando una gestión en la que la eficacia fue el principio básico de actuación. En abril de 1995 consiguió que el Comité Central destituyera por el cargo de corrupción al poderoso alcalde de Pekín, Chen Xitong. La inflación se redujo del 22% en 1994 a menos del 15% en 1995, gracias a la aplicación de medidas tales como el control de precios y el incremento de la producción agrícola. Jiang fortaleció su base de apoyo nombrando aliados en Shanghai, si bien el respaldo hacia su figura dentro del estamento militar fue considerado menos firme.
Aunque Jiang ha seguido la línea ideológica marcada por Deng (que podría resumirse en el principio de ‘apertura económica sin cambio político’), ha procurado, no obstante, dejar su impronta en la acción de gobierno y reafirmarse como líder por derecho propio. Así, en el campo económico, favoreció la liberalización en la línea establecida por Deng, pero a un ritmo más moderado, prestando mayor atención a las consecuencias negativas que el desarrollo económico puede tener entre la población.
Con la muerte de Deng Xiaoping el 19 de febrero de 1997, Jiang Zemin, en su condición de presidente de la República y jefe de las Fuerzas Armadas, se convirtió en la figura indiscutible de la escena política china.
Durante ese mismo año, la colonia británica de Hong Kong, rica y capitalista, fue devuelta por Gran Bretaña a China, en cumplimiento del compromiso firmado en 1984.
Por este convenio, Gran Bretaña devolvía la soberanía sobre la isla y los territorios anexos al cabo de trece años, y China se comprometía a gobernar la zona como una región administrativa especial, conservando (por lo menos durante medio siglo) sus leyes democráticas, la lengua inglesa y el mercado libre. A cambio, Hong Kong contribuiría al enriquecimiento de su nuevo gran propietario. El día de la transición no pareció tan traumático para sus habitantes como en algunos círculos se preveía.


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