Los avances científicos
respecto al sonido alcanzan en el siglo XX su primera culminación: la grabación
y reproducción. El fonógrafo se populariza y la música se universaliza con la
venta masiva de discos de vinilo.
En 1857, Leon Scott había patentado el
primer artefacto –el fonoautógrafo- capaz de registrar sonidos, y veinte años
después, Thomas Alva Edison creó el fonógrafo, capaz de grabar y reproducir
sonido, que pronto fue sustituido por el gramófono (1887, Emile Berliner).
Con el fonógrafo el sonido se empezó grabando
en unos cilindros de cartón recubiertos en papel de estaño hasta llegar a ser
grabados en un cilindro de cera, lo cual otorgaba mayor fidelidad y durabilidad.
Pero con el gramófono, grabando en soporte de discos (al principio de goma
endurecida), generó la gran revolución al masificar la costumbre de grabar y escuchar
música: se trataba de los famosos discos de vinilo que actualmente son objeto
de colección y de uso por parte de los DJ.
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