El Romanticismo
Fue
un movimiento artístico que dominó en la literatura, la pintura y la música
durante el último periodo del siglo XVIII y principios del XIX, pero que
ejerció una poderosa influencia en la primeras década del siglo XX.
Tras
la universalidad de la Ilustración, el romanticismo es la edad del individuo.
El hecho que convulsionó absolutamente a los artistas fue la Revolución Francesa.
Ahora los temas se situaban en el excitante y peligroso tiempo
presente. En la nueva era sin dioses, las ceremonias parisinas asumieron la
forma de vastas odas corales con música, a menudo interpretada al aire libre,
que alababan al Hombre y a un difuso ser supremo, así como a las virtudes
revolucionarias de la libertad, la igualdad y la fraternidad.
El
compositor más fuertemente influido por estas ideas fue también el más grande
de su época, Ludwig van Beethoven.
El
creciente interés por la naturaleza que caracterizaba al romanticismo encontró
su expresión más viva en la música desde el comienzo. Muchas óperas de rescate
(se refiere a la temática: rescate de un cautivo) otorgaban un papel destacado
a la tormenta, la avalancha, el fuego, los hundimientos de barcos, las
erupciones volcánicas y otras manifestaciones que colocaban al ser humano a
merced de las fuerzas irracionales del Universo.
Como
parte de esa lucha heroica relatada, el intérprete se convertía también en
héroe, por lo que debía vencer azarosas dificultades mediante su técnica y
expresar las emociones que muchos sentían pero nadie podía articular con tanto
talento; puesto en tela de juicio el antiguo orden social, político y
religioso, el hombre se enfrentaba sólo a sus propios recursos, por lo que el
individualismo artístico se premiaba.
Entre
los compositores más prominentes de esta corriente se encuentran Carl M. von
Weber, Niccolò Paganini, Franz Liszt y Frédéric Chopin.
Durante
la segunda mitad del siglo XIX, del romanticismo derivará una corriente
nacionalista: de la exhaltación de la identidad personal se pasa a la
exhaltación de la identidad nacional.
Desde
Italia, el país donde había nacido la ópera, esta técnica se difundió por toda
Europa, para ser aprendida y luego rechazada en favor de procedimientos
nacionalistas.
Puede
considerarse a Richard Wagner como el artista culminante del romanticismo en la música. Utilizó
todos los recursos de ese estilo para sus ideas y doctrinas, tomando lo que
necesitaba para elaborar un lenguaje de una sutileza, riqueza intelectual e
intensidad emocional incomparables. Ningún compositor se ha visto libre de su
influencia, aunque en ocasiones tomara la forma de una reacción violenta y
apasionada. Incluso los compositores alemanes que dieron nueva vida a la
sinfonía estuvieron bajo su influencia: Johannes Brahms, Bruckner, Mahler,
Piotr Chaikovski
El legado del romanticismo musical es tan complejo como
sus orígenes. El impresionismo y el expresionismo deben mucho a las ideas
románticas; incluso subsiste cierto romanticismo reprimido en la obra de un
compositor tan antirromántico como Stravinski, mientras que un romanticismo más
abierto ha guiado las ideas de compositores tan cercanos a la música del siglo XX
como Leos Janácek y Béla Bartók. A pesar de ello, ya estaban surgiendo nuevas
ideas durante la primera década del nuevo siglo, y el romanticismo no alcanzó
el año 1914 como idea artística central.
Gustav Mahler
Richard Strauss
Igor Stravinski
El Neorromanticismo
El
prefijo "neo" es utilizado con frecuencia desde principios del siglo XX para
denominar algunos estilos musicales que suponen cierto retorno a estilos de
otras épocas, readaptados y revestidos con la armonía, melodía, instrumentación
y estructuras contemporáneas. Tales son, por ejemplo: el neoclasicismo,
neomodalismo, neorromanticismo, neoimpresionismo o neoexpresionismo.
Así se
designa una tendencia estética cuyo carácter principal se define como un
retorno a las reglas del estilo que se quiere recrear. Claros representantes de
esta estética neorromántica los tenemos en Edward Grieg, Piotr Ilich
Tchaikovski, Georges Bizet, Charles Gounod, Jules Massenet, Enrique Granados,
Joaquín Turina, Edward Elgar, Jean Sibelius, Giacomo Puccini, Serguéi
Rachmaninov y Aram Khatchaturian.
Tchaikovski
Rachmaninov
Sibelius
Puccini
El Impresionismo fue un movimiento estilístico que
floreció a finales del siglo XIX y principios del XX, sobre todo en la música
francesa, encabezado por el compositor francés Claude Debussy.
El
movimiento, influido por los pintores impresionistas franceses y por la poesía
de Paul Verlaine, Charles Baudelaire y Stéphane Mallarmé, acentúa el color
tímbrico y el humor en vez de estructuras formales tales como la sonata y la
sinfonía.
Debussy,
que también era crítico musical, enfocó el impresionismo como reacción tanto al
interés formal del clasicismo de compositores como Wolfgang Amadeus Mozart o
Ludwig van Beethoven y la vehemencia emocional del romanticismo en compositores
como Robert Schumann y Franz Schubert.
Para
la consecución de este fin Debussy combinó elementos nuevos y viejos. Por una
parte utilizó la escala de tonos enteros e intervalos complejos que hasta ese
momento no se habían utilizado, desde la novena en adelante. También recurrió a
los intervalos de cuartas y quinta paralelas propios de la música medieval.
Estos recursos técnicos aparecen en la temprana obra orquestal Preludio a la
siesta de un fauno (1894), basado en un poema de Mallarmé. La extensa obra
pianística de Debussy requirió nuevas técnicas interpretativas, que incluían un
generoso pero sensible uso de los pedales para crear un torrente indiferenciado
de sonido.
La
música impresionista francesa continuó su evolución en la obra de Maurice
Ravel. Otros compositores de esta escuela fueron Paul Dukas y Albert Roussel.
En
el resto de Europa algunos compositores como Frederick Delius en Inglaterra,
Ottorino Respighi en Italia y Manuel de Falla en España siguieron ciertos
rasgos del estilo de Debussy.
Al
comienzo de la Primera Guerra Mundial en 1914 el gran refinamiento, así
como las limitaciones técnicas del impresionismo musical, provocaron críticas
adversas de compositores y críticos. Un nuevo grupo de compositores franceses
antirrománticos, Lex Six (Los Seis), influidos por Erik Satie, satirizaron y
rechazaron lo que consideraban excesos de esta corriente. El impresionismo,
concebido por Debussy como tendencia contraria al romanticismo, fue visto como
la fase final de la música romántica.
Debussy
Ravel
Neoclasicismo
Término
con el que se suele denominar a la tendencia estilística del periodo de entreguerras que destacaba por la contención y la claridad
formal de los modelos de la época clásica. En su momento se la consideró una de las dos reacciones
contra los excesos del romanticismo tardío.
La música neoclásica tendía a ser más conservadora en el terreno
armónico y no usaba los métodos de la atonalidad ni de los doce sonidos.
Empleaba, en cambio, la disonancia como herramienta expresiva dentro de un
marco de referencia básicamente tonal.
Tanto la música del barroco como los
procedimientos del clasicismo sirvieron de modelo a las obras del
neoclasicismo. Por ejemplo, una de las primeras obras de Ígor Stravinski, en el
nuevo estilo, el ballet "Pulcinella" (1920), se basaba en la música
de Pergolessi y sus contemporáneos, mientras que su "Concierto para piano
e instrumentos de viento" (1924) rememora el estilo melódico florido del
barroco, así como la integración del solo y el acompañamiento del concerto
grosso, en lugar de la muestra de virtuosismo de los solos de los conciertos
clásicos. Stravinski continuó con este lenguaje hasta los años cincuenta, mucho
más tarde que otros compositores neoclásicos. Posteriormente hizo incursiones
en las tecnicas del serialismo. Otros compositores de obras neoclásicas son
Serguéi Prokófiev, Erik Satie y Paul Hindemith.
Stravinski
Prokofiev
Satie
Música Concreta
Lenguaje sonoro que utiliza
cualquier sonido, ya sea de la naturaleza o producido por la técnica, gutural o
el resultado de la palabra hablada, tanto articulado como inarticulado.
Su antecedente más directo
fue el compositor italiano Luigi Russolo, que en 1909 se unió al movimiento
futurista de Filippo Marinetti. y escribió
en 1916 su "L'Arte dei rumori". Ese mismo año utilizó en un concierto
en Milán toda clase de artefactos productores de ruidos.
En lo
que se refiere al material sonoro, la aportación original de la música concreta
es la de hacer posible la transformación de un sonido registrado de antemano,
variando su forma, timbre, textura, dinámica y altura. Los 'objetos sonoros'
que se derivan de tales transformaciones se agrupan según leyes de semejanza,
lo mismo que los sonidos de los instrumentos de la música habitual se
emparentan entre sí. Pero el hecho de que cada sonido sea susceptible de gran
cantidad de manipulaciones electroacústicas significa una diversidad y un
número prácticamente ilimitado de familias de sonidos.
La música expresionista
Fue una tendencia estilística que
floreció alrededor de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y dio voz a
las ansiedades y los miedos de la humanidad en el siglo XX, por medio de obras
intensas, musicalmente complejas y de cuidada estructura.
Las
técnicas convencionales se distorsionaron y se evitaron las armonías
tradicionales en favor de otras disonantes y complejas que se utilizaron
ampliamente. Este estilo de música suele usar la atonalidad o desvirtuar la
tonalidad clásica. La polifonía (el entretejido de líneas melódicas), a menudo
densa, hace que la melodía, en el sentido tradicional, sea irreconocible.
Los
antecedentes del expresionismo en la música pueden apreciarse en las obras de
compositores del romanticismo tardío como el alemán Richard Wagner y el
austriaco Gustav Mahler.
Las
piezas más representativas de este movimiento son algunas obras del compositor
austriaco Arnold Schönberg, como las escenas dramáticas de Erwartung
(Expectación, 1909) y Die Glückliche Hand (La mano afortunada, 1913), así como
el ciclo de canciones Pierrot Lunaire (1912), en las que abandona todas las
reglas con el objeto de lograr para su expresión musical la más absoluta
independencia. También son notables las óperas de Alban Berg, Woyzeck (1921) y
Lulú (1935), cuya primera representación data de 1979.
El
estado anímico del angst y la oscuridad psicológica también se muestran en la
música instrumental de la segunda escuela vienesa: las Cinco piezas para
orquesta de Schönberg, Opus 16 (1909), las Seis piezas para orquesta de Anton
von Webern, Opus 4 (1910) y las Tres piezas para orquesta del Opus 6 (1914) de
Berg todas ellas son obras breves y efímeras, pero escritas para orquesta.
Otros compositores con elementos expresionistas fueron Paul Hindemith de
Alemania, Béla Bartók de Hungría y Serguéi Prokófiev de Rusia.
Música
Latinoamericana
Con
la consecución de la independencia política, los países latinoamericanos
hicieron del desarrollo artístico un objetivo nacional. En la mayor parte de
ellos se crearon conservatorios estatales, compañías de ópera y orquestas
sinfónicas.
Algunos
compositores siguieron modelos europeos. La influencia italiana se evidencia en
las obras del brasileño Carlos Gomes, compositor de óperas como "Il
Guarany" o "Guaraní", escrita en Milán y estrenada en el teatro de La Scala en 1870,
y "Lo Schiavo" o "Escravo", estrenada en Río en 1889, y la
influencia francesa en la obra vocal y sinfónica del argentino Alberto Williams. Los dos utilizaron temas
nacionales en sus obras, así como el impresionista uruguayo Eduardo Fabini y el
brasileño Alberto Nepomuceno.
Uno
de los grandes compositores de este periodo es el brasileño Héctor Villa-Lobos,
primer compositor iberoamericano aclamado de forma internacional. Villa-Lobos
escribió música nacionalista y obras en el estilo neoclásico internacional de
su tiempo. En México, Carlos Chávez empezó componiendo en la estética
nacionalista y después evolucionó hacia el atonalismo y otros estilos
internacionales. Entre sus contemporáneos se incluyen el compositor
nacionalista Silvestre Revueltas y Julián Carrillo que experimenta con
microtonos. Asimismo resulta muy notable la producción del cubano Leo Brouwer,
destacado compositor y eminente guitarrista.