Arquitectura
escandinava
El
finlandés Alvar Aalto fue sin duda
el arquitecto más destacado.
Aunque en sus primeras obras importantes, como el
sanatorio de Paimio (1929-1933), adoptó un lenguaje racionalista, blanco y
rectilíneo, pronto manifestó su vocación expresiva. Para ello empleó los
materiales tradicionales fineses -granito, ladrillo, madera, azulejos cerámicos
y cobre- enfatizando sus cualidades visuales y táctiles para producir una
arquitectura poética que respondiese al carácter escandinavo.
La libertad y
complejidad de los interiores, el interés por la percepción lumínica del
espacio y sus circulaciones, y las evocaciones formales del entorno son algunos
rasgos distintivos de su obra.
A menudo utiliza con precisión los lucernarios,
tanto para estructurar el espacio como para manipular la luz con criterios
expresivos.
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