El
Posmodernismo
El hedonismo, la seducción continua, el funcionamiento del sistema por inercia, sin adhesión ni rechazo, y cada vez más controlado por especialistas, son características propias del posmodernismo.
Dice Lipovetsky citando a Nietszche: "Dios ha muerto, las grandes finalidades se apagan, pero a nadie le importa un bledo, ésta es la alegre novedad (...). El vacío del sentido, el hundimiento de los ideales no han llevado, como cabía esperar, a más angustia, más absurdo, más pesimismo".
Lo que gana es la apatía.
"Hoy ya es posible vivir sin objetivo ni sentido, en secuencia-flash". "Es mejor cualquier sentido que ninguno" decía Nietszche; hasta esto ya no es verdad hoy.
El posmodernismo, como corriente artística de la
segunda mitad del siglo XX, se caracteriza, a grandes rasgos, por el empleo
de materiales, formas y técnicas modernas combinadas según las sutilezas
compositivas y simbólicas de los estilos clásicos.
En arquitectura supuso una
reacción contra el dogmatismo del movimiento moderno. En el resto de las artes
puede entenderse como un cambio de postura ante la filiación abstracta y
conceptual de las primeras vanguardias del siglo XX, o también como una "evolución" desde el Pop Art, cuyo eclecticismo y populismo explotó el valor simbólico de
los objetos cotidianos.
Como defendía Charles Jencks, teórico de este
movimiento, el espíritu posmodermo "es al mismo tiempo la continuación de
lo moderno y su superación". El término también se aplica obviamente a la literatura
y a la danza.
Arquitectura
El posmodernismo ha dominado una etapa de la
arquitectura de finales del siglo XX, especialmente durante las décadas de 1970
y 1980, cuando sus representantes más destacados (Robert Venturi, Michael
Graves, James Stirling, Ricardo Bofill, Aldo Rossi, Charles Moore, Hans
Hollein, Arata Isozaki, Mario Botta, Rob y León Krier, Robert A. M. Stern y
Óscar Tusquets, entre otros) gozaron de un gran prestigio en el ámbito teórico
y obtuvieron importantes encargos institucionales.
Su obra, dotada de un cierto carácter manierista [artificioso], se ha
difuminado en infinidad de estilos, desde el clasicismo a la modernidad.