Pese a que la primera historieta nació en
mayo de 1885, es a partir de la segunda década del siglo XX cuando esta cobra
vigor y se populariza.
La primera historieta fue el "Yellow Kid", un niño bocón y de orejas apantalladas creado por
Richard Fenton Outcault, que
aparecía en el diario New York World.
Estados Unidos ofreció con el cambio de siglo el medio adecuado para que
los cómics se desarrollaran como un fenómeno artístico y comercial.
La
creciente población, incrementada por muchos europeos inmigrantes, adoptó los
cómics como una diversión barata, como un espejo de su vida, y hasta como un
modo de aprendizaje del inglés para adultos y niños. Los periódicos
proliferaban y sus editores estaban dispuestos a invertir en talentos creativos
y tecnología de impresión para incrementar sus lectores. Las tiras cómicas, los
cómics, proporcionaban ingresos extra al ser vendidas a otros periódicos por
medio de cadenas de prensa, y también como juguetes y dibujos animados, y para
programas de radio. Finalmente a los dibujantes con talento se les concedió
plena libertad para realizar páginas enteras a todo color.
El año 1929 fue significativamente
productivo para la historieta: aparecieron "Tintin", joven y curioso periodista creado por el belga Hergé; "Popeye", de EC Segar; "Mickey Mouse", de Walt Disney; "Tarzán" de Edgar Rice Burrougs (dibujado originalmente por Hal
Foster, el creador del Príncipe Valiente).
El período que va desde 1930 hasta el final
de la Segunda
Guerra Mundial es el conocido como "la edad de oro del cómic". En esos 15 años surge la gran
mitología clásica de la historieta: "Dick
Tracy", "Flash Gordon",
"Spirit", "Batman", "El Fantasma", "La
Antorcha Humana", "Linterna Verde", "Mujer
Maravilla", "Capitán
América". Es en este período (1938) que el cielo de Metrópolis
comienza a ser surcado por el gran héroe blanco del cómic estadounidense: Superman.
"Flash
Gordon", creado en 1934 en Estados Unidos por Alex Raymond, aparece en un universo de ciencia ficción, que mezcla
elementos muy diferentes (desde el gótico hasta el año 2000, pasando por los
años 1930). Atlético, rubio, seductor, es una especie de anticipo de Superman o
de Tarzán que, tras un accidente de avión, es enviado por un científico hacia
un planeta lejano, donde tendrá que combatir contra todo tipo de enemigos. Dio
lugar a una saga interplanetaria que alcanzará el éxito internacional en
diferentes soportes, los habituales del cómic (periódicos, revistas o libros),
pero también en la televisión y el cine.
Las tiras diarias
Humorísticas y con asuntos para adultos, las tiras diarias dirigidas a
los lectores de periódicos pronto se convirtieron en el vehículo perfecto para
el "suspense" cotidiano, con "Wash Tubbs", de Roy Crane, "Anita la huerfanita", de Harold Gray, "Thimble Theater", de E. C. Segar,
donde apareció "Popeye" por primera vez, y muchos más.
En 1916, surge la primera tira diaria en Argentina, "El negro Raúl", de Arturo Lanteri,
y en 1921, "Don Cantarino",
en México. Unos años después, también en México, se haría muy famosa la tira
cómica familiar titulada "La familia Burrón", mientras que en España gozó
de popularidad durante muchos años "La
familia Ulises", de Benejam.
Más tarde aparecieron personajes no humorísticos, como el detective
"Dick Tracy", de Chester Gould, y el astronauta "Buck
Rogers".
En busca de mayor realismo en las tiras de aventuras, el estilo
caricaturesco dio paso en los años treinta al encanto ilustrativo de
"Flash Gordon", de Alex Raymond, y al claroscuro de Milton Caniif en "Terry y los piratas".
Dentro del cómic de mayor calidad artística hay que situar "El príncipe Valiente", de Harold
Foster, mientras que "Blondie"
-en español Lorenzo Parachoques y Pepita-, de Chic Young, o "Li'l
Abner" (Chiquito Abner), de Al Capp, incidían en los aspectos de la vida
cotidiana.
Las revistas de
cómics
En contra de la creencia general, no fueron los estadounidenses, sino los
japoneses quienes publicaron las primeras revistas de cómics baratas y
producidas masivamente en los años veinte. Impresas por lo general en color y
distribuidas cada mes, recurrían en principio a material estadounidense, pero
ya en los años treinta empiezan a incluir material original y de mérito
artístico. El formato tuvo tanto éxito en Japón que dio origen a la aparición
de librerías especializadas exclusivamente en cómics, que continúan
disfrutando, y ya a escala global, de una gran aceptación. La primera revista
estadounidense de cómics apareció en 1933, regalada por un producto comercial
con fines de promoción. Al año siguiente se publicó la primera revista de
cómics comercial, "Famous Funnies 1",
que incluía reimpresiones de tiras cómicas.
Según aparecían más revistas de cómics, los editores no contaban con
suficientes tiras para reimprimir y se vieron en la necesidad de producir
material nuevo y barato, encargado por lo general a dibujantes muy jóvenes.
Después de cinco años de rechazos, dos jóvenes de Cleveland, el guionista Jerry
Siegel y el artista Joe Shuster, consiguen vender su héroe, "Superman", a las páginas de "Action Comics", en las que se
publica por primera vez en 1938, convirtiéndose en un éxito inmediato. Este
éxito de Superman hizo que surgieran numerosísimos imitadores.
Cuando Estados Unidos empezó a participar en la Segunda Guerra Mundial, la legión de superhéroes
se había virtualmente apoderado de los cómics. Muchos no valían la pena, pero
unos cuantos lograron sobrevivir, como "Batman", de Bob Kane y Bill
Finger, seguido por "La antorcha humana", "Sub-Mariner",
"The Flash", "Capitán América", que constituyeron todo un
ejército propagandístico de personajes con superpoderes que luchaban contra
Alemania y Japón.
En 1943, un artículo de la revista Newsweek calculaba que entre niños y
adultos se leían 25 millones de revistas de cómics mensualmente. Hacia 1950, la
cifra se había doblado a 50 millones, alcanzando la cima en 1954 cuando se
publicaban 150 millones al mes.
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