El
músico de jazz más influyente de la década de 1940 fue Charlie Parker, que se
convirtió en el líder de un nuevo estilo conocido como bebop, rebop o bop.
Tal
como Lester Young, Charlie Christian y otros solistas destacados, Parker tocaba
con big bands. Sin embargo, durante la Segunda Guerra Mundial la economía
de guerra y los cambios en los gustos del público llevaron a la disolución de
muchas big bands. Esta decadencia, en combinación con el estilo radicalmente
nuevo del bebop, produjo una revolución en el mundo del jazz.
El
bebop seguía basándose en la improvisación sobre una progresión de acordes,
pero sus tempos eran más rápidos, las frases más largas y complejas, y la gama
emocional más amplia, hasta incluir sensaciones menos agradables que las
habituales hasta entonces.
Los músicos de jazz tomaron mayor conciencia de su
expresión como artistas e intentaron promocionar su arte mediante el añadido de
vocalistas, danzas y comedia, tal como lo habían hecho sus predecesores.
En
el centro de
este proceso de transformación destacaba Parker, que podía hacer cualquier cosa
con el saxofón, a cualquier velocidad y tonalidad.
Creó bellas melodías
relacionadas con los acordes subyacentes, pero de una manera muy elaborada. Su
música poseía una variedad rítmica infinita.
Los colaboradores frecuentes de
Parker fueron el trompetista Dizzy Gillespie, conocido por su formidable
velocidad y registro, y por su sugestivo sentido armónico, el pianista Earl Bud
Powell y el baterista Max Roach, ambos líderes por méritos propios. También se
tenía en gran estima al pianista-compositor Thelonious Monk y al trompetista
Fats Navarro. La cantante de jazz Sarah Vaughan estuvo relacionada en los
inicios de su carrera con los músicos de bop, sobre todo Gillespie y Parker.
A
finales de los años cuarenta hubo una explosión de experimentalismo en el jazz.
Las big bands modernizadas llevaron al florecimiento de artistas de la talla de
Gillespie y Stan Kenton, que trabajaban junto a pequeños grupos con músicos
innovadores como el pianista Lennie Tristano. La mayoría de estos grupos
extrajeron sus ideas de piezas contemporáneas firmadas por maestros como Bartók
y Stravinski.
Los
experimentos más importantes de mediados de siglo con un jazz influido por la
música culta clásica se dieron en las grabaciones de 1949-1950 realizadas por
el inusual noneto que lideraba un alumno de Parker, el joven trompetista Miles
Davis.
Los arreglos escritos por Davis y por otros eran de sonoridad tranquila
pero tímbrica y armónicamente muy complejos. Muchos grupos adoptaron ese estilo
cool, sobre todo en la
Costa Oeste, por lo que se conoció como jazz de la Costa Oeste.
Refinado
por músicos como los saxofonistas tenores Zoot Sims y Stan Getz, y el barítono
Gerry Mulligan, el cool jazz tuvo su momento culminante en la década de 1950.
En esa misma década el pianista Dave Brubeck, y el saxofonista alto Paul
Desmond, alcanzaron la popularidad con su mezcla de música culta y jazz.
No obstante, la mayoría de los músicos, sobre todo en la Costa Oeste,
continuaron acrecentando la tradición más caliente y estimulante del bebop.
Entre las máximas figuras del hard bop de este estilo se encuentran el trompetista
Clifford Brown, el baterista Art Blakey y el saxo tenor Sonny Rollins, uno de
los mayores talentos de su generación.
Otra derivación del estilo de Parker
sería el soul jazz, que tocaban el pianista Horace Silver, el saxo alto
Cannonball Adderley y su hermano, el cornetista Nat Adderley.
Finales de las
décadas de 1950, 1960 y 1970
Durante
el tercer cuarto de siglo se han creado nuevas tendencias en el jazz.
La década
de 1960 rivaliza con el final de los años veinte y finales de los cuarenta como
uno de los periodos más fértiles de la historia del jazz.
El jazz modal
En
1955 Miles
Davis organizó un quinteto que contaba en sus filas con el saxofonista tenor
John Coltrane, cuyo enfoque contrastaba vivamente con las líneas melódicas de
serenas sonoridades y expresivas de Davis.
Coltrane vertía torrentes de notas
con velocidad y pasión, explorando cada célula melódica, no importa cuán
exótica fuera. Pero también tocaba baladas lentas con aplomo y serenidad. En
sus solos revelaba un sentido excepcional de la forma y del tiempo.
En 1959
apareció en un álbum legendario de Miles Davis, Kind of Blue, junto a Bill Evans en piano, Paul Chambers en bajo y James Cobb en batería.
Miles Davis compuso para este álbum un grupo de piezas que
pertenecen todas a la misma tonalidad, con un mismo acorde y modalidad mantenidos
durante 16 compases cada vez -lo que justificó el nombre de jazz modal- lo que
suponía gran libertad para el improvisador.
Coltrane,
negándose a sí mismo, impulsó en principio la complejidad del bop hasta sus
últimas consecuencias en 'Giant Steps' (1959), para luego establecerse en el
otro extremo, en el jazz modal.
Este último estilo dominó su repertorio a
partir de 1960, cuando grabó 'My Favorite Things' usando un arreglo con final
abierto donde cada solista permanecía en un mismo modo durante el tiempo
deseado.
El cuarteto de Coltrane incluía al pianista McCoy Tyner y al baterista
Elvin Jones, dos músicos que, de acuerdo a sus cualidades musicales, fueron muy
imitados.
Los movimientos de la tercera corriente y la vanguardia
Otro
producto de la experimentación de finales de los años cincuenta fue el intento
del compositor Gunther Schuller, junto con el pianista John Lewis y su Modern
Jazz Quartet, de fusionar el jazz y la música clásica en una tercera corriente,
uniendo músicos de ambos mundos en un repertorio que se nutría con técnicas de
estos tipos de música.
También
ésos fueron los años de mayor actividad del compositor, bajista y líder de
banda Charlie Mingus, que dotó a sus improvisaciones basadas en progresiones de
acordes de la vehemencia más cruda y salvaje.
Más controvertida aún sería la
obra del saxofonista alto Ornette Coleman, cuyas improvisaciones, a veces casi
atonales, suprimían las progresiones de acordes, aunque mantenían el constante
swing rítmico característico del jazz. Si bien el sonido y la técnica áspera de
Coleman resultaban incómodos para muchos críticos, otros reconocieron el
ingenio, la sinceridad y el extraño sentido de la forma que caracterizaban sus
solos.
Inspiró a toda una escuela de jazz de vanguardia que floreció en los
años sesenta y setenta y que incluía al Art Ensemble of Chicago, al
clarinetista Jimmy Giuffre, al pianista Cecil Taylor e incluso a Coltrane, que
se aventuró en la improvisación vanguardista en 1967 poco antes de su muerte.
El desarrollo del mainstream
Mientras
tanto, la corriente principal del jazz, o mainstream, aunque incorporaba muchas
de las ideas melódicas de Coltrane e incluso algunas piezas de jazz modal,
continuó construyendo sus improvisaciones sobre las progresiones de acordes de
las canciones populares.
Las canciones brasileñas, en especial las del estilo
de la bossa nova, lograron incorporarse al repertorio de principios de la
década de 1960. Sus ritmos latinos y sus refrescantes progresiones de acordes
llamaron la atención de los músicos de jazz de varias generaciones, en especial
de Stan Getz y el flautista Herbie Mann. Incluso después de la decadencia del
estilo bossa nova, las sambas que provocaron su aparición siguieron en el
repertorio del jazz, a la vez que muchos grupos enriquecían sus percusiones con
instrumentos caribeños.
El
trío formado por el pianista Bill Evans interpretaba las canciones populares
con profundidad, y los músicos interactuaban de modo constante en lugar de
limitarse a esperar su turno en los solos. Esta interacción se profundizó
todavía más en la sección rítmica del quinteto de Miles Davis de 1963 y
después, cuando incluyó al baterista Tony Williams, al bajista Ron Carter, al
pianista Herbie Hancock y, más adelante, al singular saxofonista tenor Wayne
Shorter.
Jazz de fusión
El
jazz atravesó una crisis económica a finales de la década de 1960. Las
audiencias juveniles estaban a favor del soul y el rock, mientras
que los aficionados adultos se sentían ajenos a las abstracciones y falta de
emoción de gran parte del jazz moderno.
Los músicos de jazz se dieron cuenta de
que para volver a ganar al público debían extraer ideas de la música popular.
Algunas de éstas provendrían del rock, pero la mayoría tendrían su origen en
los ritmos de baile y las progresiones de acordes de músicos de soul como James
Brown.
Ciertos grupos añadieron también elementos musicales de otras culturas.
Los ejemplos iniciales de este nuevo jazz de fusión están algo mezclados con
otros subestilos.
En 1969 Miles Davis grabó Bitches Brew, un álbum de mucho
éxito que combinaba ritmos soul con instrumentos electrónicos con un jazz sin
compromisos y muy disonante. No debe por ello sorprender que los epígonos de
Davis crearan algunos de los discos de fusión de mayor éxito de los años setenta:
Herbie Hancock, Wayne Shorter y el pianista austríaco Joe Zawinul, líderes del
conjunto Weather Report, el guitarrista inglés John McLaughlin, y el brillante
pianista Chick Corea con su grupo Return to Forever. Por su parte, los músicos
de rock comenzaron a incorporar frases y solos de jazz sobre ritmos de rock.
Entre estos grupos estaban Chase, Chicago y Blood, Sweat and Tears.
Durante este mismo periodo otro discípulo de Davis, el
pianista Keith Jarrett, alcanzó el éxito comercial mezclando instrumentos electrónicos
y estilos populares. Sus interpretaciones de estándares populares y temas
originales con un cuarteto, así como sus improvisaciones solistas al teclado,
lo convirtieron en el más importante pianista de jazz contemporáneo.
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