lunes, 17 de junio de 2013

Panorama de la literatura latinoamericana. El boom latinoamericano de los años 60. Cortázar, Vargas Llosa, Borges, Fuentes, Roa Bastos



Julio Cortázar (1914-1984)
Gran parte de su obra constituye un retrato, en clave surrealista, del mundo exterior, al que considera como un laberinto fantasmal del que el ser humano ha de intentar escapar.
Una de sus primeras obras, "Los reyes" (1949), es un poema en prosa centrado en la leyenda del Minotauro. El tema del laberinto reaparece en "Los premios" (1960), una novela que gira alrededor del crucero que gana un grupo de jugadores en un sorteo, y que se va convirtiendo a lo largo del relato en una auténtica pesadilla.
La publicación de "Rayuela" (1963), la obra que despertó la curiosidad por su autor en todo el mundo, constituyó una novela de ruptura precisamente en un momento histórico de grandes convulsiones a nivel mundial y que coincidía con ese clima de inquietud y de cuestionamiento que se estaba viviendo.
Cortázar implica al lector en un juego creativo en el que él mismo puede elegir el orden en que leerá los capítulos, ordenados de un modo poco convencional.
En "Rayuela", Cortázar se enfrenta al problema de expresar en forma novelada las grandes interrogantes que los filósofos se plantean en términos metafísicos. Se trata de representar el absurdo, el caos y el problema existencial mediante una técnica nueva. El autor pretende echar abajo las formas usuales de la novela para crear ex profeso una antinovela, sin trama, sin intriga, sin descripciones ni casi cronología. Él mismo dice que quiere superar el falso dualismo entre razón e intuición, materia y espíritu, acción y contemplación para alcanzar la visión de una nueva realidad, más mágica y más humana.
Entre sus restantes obras se encuentran numerosos relatos breves cuya atmósfera fantástica retoma la de los relatos de su compatriota Jorge Luis Borges. Como "Las armas secretas" (1969), uno de cuyos relatos, 'El perseguidor', se ha convertido en un referente obligado de la obra de Cortázar. A diferencia de las restantes novelas de su autor, su compromiso con las revoluciones cubana y sandinista lo llevaron a escribir acerca de temas políticos y humanistas como por ejemplo "El libro de Manuel" (1973).
Mario Vargas Llosa (1936- )
El escritor peruano Mario Vargas Llosa es básicamente un realista, y a veces un regionalista, cuyas obras reflejan la convulsa realidad social peruana (y en algún caso, latinoamericana), sacudida por conflictos de tipo racial, sexual, moral y político. Su representación artística de esa problemática no es, sin embargo, mimética o naturalista, sino que incorpora las técnicas narrativas más innovadoras de la novela contemporánea (multiplicidad de focos narrativos, montaje de planos espacio-temporales, efectos expresionistas, monólogo interior). Es, por la fecundidad, riqueza y hondura de su obra creadora y por su continua presencia en el debate sobre asuntos relativos a libertad, violencia, censura y justicia, una de las personalidades intelectuales más activas e influyentes de la actualidad.
La destreza técnica y el virtuosismo de su lenguaje narrativo son todavía mayores en las dos siguientes novelas: "La casa verde" (1966), que aprovecha memorias de sus años en Piura para componer un gran mural de acción y degradación sexual; y "Conversación en la Catedral" (1969), que transcurre durante los oscuros años de la dictadura de Manuel A. Odría (1948-1956) intentando un vasto análisis de los círculos del poder, el mundillo del periodismo amarillo y los cabarés de mala muerte. En 1967 publicó su notable relato "Los cachorros".
La rigurosa objetividad y la indeclinable tensión con las que plantea sus conflictos, cede un poco en la segunda etapa de su producción novelística, que se distingue por toques de humor grotesco, como en "Pantaleón y las visitadoras" (1973), o por retratarse a sí mismo en su relato, como en "La tía Julia y el escribidor" (1977), en la que narra episodios de su primer matrimonio y sus comienzos literarios. "La guerra del fin del mundo" (1981) es una vuelta al estilo de composición épica de su primera etapa y una rara incursión en el mundo sociopolítico del Brasil de fines del siglo XIX, siguiendo el modelo de gran reportaje establecido por Euclides da Cunha.
Jorge Luis Borges (1899-1986)
Escritor argentino cuyos desafiantes poemas y cuentos vanguardistas lo consagraron como una de las figuras prominentes de las literaturas latinoamericana y universal.
Aunque es más conocido por sus cuentos, se inició en la escritura con ensayos filosóficos y literarios, algunos de los cuales se encuentran reunidos en Inquisiciones.
La historia universal de la infamia (1935) es una colección de cuentos basados en criminales reales.
En 1955 fue nombrado académico de su país y en 1960 su obra era valorada universalmente como una de las más originales de América Latina. A partir de entonces se suceden los premios y las consideraciones. En 1961 comparte el Premio Fomentor con Samuel Beckett, y en 1980 el Cervantes con Gerardo Diego.
A lo largo de toda su producción, Borges creó un mundo fantástico, metafísico y totalmente subjetivo.
Su obra, exigente con el lector y de no fácil comprensión, debido a la simbología personal del autor, ha despertado la admiración de numerosos escritores y críticos literarios de todo el mundo.
Describiendo su producción literaria, el propio autor escribió: "No soy ni un pensador ni un moralista, sino sencillamente un hombre de letras que refleja en sus escritos su propia confusión y el respetado sistema de confusiones que llamamos filosofía, en forma de literatura".
"Ficciones" (1944) está considerado como un hito en el relato corto y un ejemplo perfecto de la obra borgiana. Los cuentos son en realidad una suerte de ensayo literario con un solo tema en el que el autor fantasea desde la subjetividad sobre temas, autores u obras; se trata pues de una ficción presentada con la forma del cuento en el que las palabras son importantísimas por la falsificación (ficción) con que Borges trata los hechos reales. Cada uno de los cuentos de "Ficciones" está considerado por la crítica como una joya, una diminuta obra maestra. Además, sucede que el libro presenta una estructura lineal que hace pensar al lector que el conjunto de los cuentos conducirán a un final con sentido, cuando en realidad llevan a la nada absoluta. Otros libros importantes del mismo género son "El Aleph" (1949) y "El hacedor" (1960).

Carlos Fuentes (1928-2012 )
Carlos Fuentes, escritor mexicano nacido en Panamá y crecido en diversos países americanos, a causa de la profesión diplomática de su padre, estudió en Suiza y Estados Unidos aunque la carrera de abogado la realizó en la Universidad Nacional Autónoma de México, donde conoció al profesor exiliado español Manuel Pedroso, que ejerció una gran influencia en su vocación literaria.
Empezó a publicar en la revista Medio siglo con sus compañeros de generación, Salvador Elizondo, Flores Olea, González Pedrero y Sergio Pitol. Fundó y dirigió con Emanuel Carballo la Revista Mexicana de Literatura (1955-1958) y fue codirector con Luis Villoro, Francisco López Cámara y Jaime García Terrés de "El espectador" (1959-1960), una importante revista política.
Desde la publicación de la colección de cuentos "Los días enmascarados" (1954) empieza a definirse su narrativa y su popularidad: lo fantástico colinda con lo real y empieza a fusionar el mundo prehispánico con el actual. Su primera novela, "La región más transparente" (1958), lo consagró de inmediato en los medios literarios mexicanos; en ella trata el tema de la ciudad de México en franco futuro apocalíptico, superpone distintas técnicas literarias y diversas clases sociales, así como diferentes épocas y culturas.
En "Las buenas conciencias" (1959) explora otra vena más realista y planea una nueva comedia humana mexicana. En su tercera novela, "La muerte de Artemio Cruz" (1962), -donde adquiere su perfil característico y muestra la asimilación de técnicas modernas, como el monólogo interior y la alternancia de narradores, propias de la literatura norteamericana-, reconstruye cincuenta años de la vida nacional a través de su personaje principal y enjuicia la Revolución Mexicana.
En otros títulos ha continuado trazando un gran fresco de la sociedad mexicana contemporánea: "Aura" (1962), una narración breve y uno de sus mejores textos, a caballo entre lo histórico y lo fantástico, es una versión singular del eterno tema del vampiro. Otros libros de cuentos son "Cantar de ciegos" (1964), "Chac Mool y otros cuentos" (1973). Con "Zona sagrada" (1967), "Cambio de piel" (1967) regresa a lo épico y esboza una cosmovisión carnavalesca irreverente.
"Terra nostra" (1975) es una empresa colosal, un trabajo intrincado con el lenguaje y la historia, uno de los textos más atrevidos que se hayan construido en español en donde entrelaza distintos tipos de ficción y mitos entrecruzados.

Augusto Roa Bastos (1917-2005)
Augusto Roa Bastos, el destacado autor paraguayo, es uno de los escritores más complejos y talentosos de la contemporáneo al boom de los novelistas latinoamericanos. Roa Bastos, un hombre sencillo que ha pasado gran parte de su carrera en una relativa oscuridad, se caracteriza a sí mismo, sin rencor, como un perpetuo exiliado. Ha vivido medio siglo fuera de su país natal, por razones tanto políticas como personales. Si bien sus cuentos y novelas se concentran principalmente en la trágica y fascinante historia de su país, en última instancia trascienden el regionalismo y la cultura y transmiten un mensaje universal.

Entre sus distintos trabajos, Roa Bastos logró producir una colección de diecisiete cuentos, publicados en 1953 con el título "El trueno entre las hojas".
Los cuentos, que tratan de la opresión política, el choque de culturas indígenas y extranjeras y la lucha por sobrevivir la guerra y otras catástrofes, reproducen la experiencia paraguaya en términos simbólicos y míticos.

La primera novela escrita en el exilio, "Hijo de hombre", se publicó en 1960. Comienza con acontecimientos ocurridos en el época de Francia y en la Guerra de la Triple Alianza, preludios de tragedias posteriores, como la Guerra del Chaco y la explotación de los campesinos, en particular los que trabajan en la miseria de los cañaverales y los yerbales.
Como lo sugiere su título, la novela tiene fuertes reminiscencias religiosas, en la que un campesino sugiere la figura de Jesucristo y un oficial militar la de Judas. "Hijo de hombre" ganó varios premios.

En 1967 Roa Bastos empezó el que habría de ser su gran libro sobre el dictador Francia.
El proyecto surgió como una invitación de Carlos Fuentes y Mario Vargas Llosa para que escribiera un capítulo sobre el déspota paraguayo como parte de un libro que se llamaría Los padres de la patria. El proyecto, concebido como una colección de perfiles de dictadores latinoamericanos, no llegó a materializarse, aunque originó tres libros memorables: "El otoño del patriarca" de García Márquez, "El recurso del método" de Alejo Carpentier y "Yo el Supremo" de Roa Bastos.

Su obra maestra, "Yo el Supremo", es una intrincada y a la vez equilibrada y gratificante meditación sobre el tema del poder. El Supremo, el epíteto que se asignó a sí mismo José Gaspar Rodríguez de Francia, se declaró dictador perpetuo del Paraguay, país que gobernó como un hermético feudo durante la primera mitad del siglo XIX. El autor se asigna a sí mismo una perpetuidad similar, identificándose fuertemente con el sentido de aislamiento y soledad de Francia: el escritor encerrado fuera de su patria, en forma similar al tirano, encerrado dentro de ella.
"El tema del poder, para mí, en sus diferentes manifestaciones, aparece en toda mi obra, ya sea en forma política, religiosa o en un contexto familiar. El poder constituye un tremendo estigma, una especie de orgullo humano que necesita controlar la personalidad de otros. Es una condición antilógica que produce una sociedad enferma. La represión siempre produce el contragolpe de la rebelión. Desde que era niño sentí la necesidad de oponerme al poder, al bárbaro castigo por cosas sin importancia, cuyas razones nunca se manifiestan".

Esta novela, una obra densa y multifacética, puede resultar abrumadora si no se tiene un sentido preliminar de su estructura. Esencialmente, el autor recopila documentos a través de los cuales habla El Supremo: anotaciones privadas, partes de una circular perpetua que narra la historia de su país, un registro de sus orígenes familiares, transcripciones de textos dictados a su secretario privado Policarpo Patiño, y un pasquín en el que se exige que el dictador sea decapitado y sus seguidores ahorcados. Este último está supuestamente escrito por el propio Supremo, acto subversivo que persigue al dictador a lo largo de todo el libro. Algunos comentaristas desconocidos también interrumpen la narración criticando a Francia. En algunas notas se describe la condición de los documentos (incompletos, rotos, quemados) y se transcriben narraciones contemporáneas de la época, reales y apócrifas, que con frecuencia contradicen la versión de los hechos que narra El Supremo. El texto, de puntuación no convencional, no es fácil de leer, ya que con frecuencia los relatos combinan varias voces en una. desafiando la subjetividad en todo momento, Roa Bastos presenta varios narradores, mientras que el dictador juega con los tiempos de los verbos, hablando a veces en presente, en pasado e incluso en futuro cuando ocasionalmente habla desde la tumba.

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