Al parecer,
resultó imposible a los hombres de la generación que precedió a la
guerra de 1914, no rebelarse.
Los primeros en llevarlo adelante fueron los
futuristas, y como se comprobó después, no conocían ni querían conocer el
"sentido" de su rebeldía. Comprendieron, no obstante, que el
escándalo era necesario.
Gino Severini - "Retrato de Arttur Cravan" (1912)
Con Filippo Marinetti a la cabeza, suponían que el maquinismo debía ser su fuente de inspiración. Desde el punto de vista político es polémica su filiación, pero en lo que respecta a Marinetti, se podría decir de alguna manera que fue un admirador de la violencia. El Programa Político futurista publicado en 1913 glorificó "la guerra, única higiene del mundo". El futurismo contenía elementos reaccionarios y prefascistas, como también elementos revolucionarios. Constituyó la expresión extrema de la ambición nacional italiana a principios del siglo XX, una Italia que quería imponerse en un mundo capitalista en expansión, no por su pasado y sus antiguas estructuras, sino por su dinamismo económico y militar.
"Declaramos
que el esplendor del mundo se ha enriquecido con una belleza nueva: la belleza
de la velocidad. Un
automóvil de carreras, con su cuerpo adornado con grandes tubos como serpientes
y aliento explosivo... Un automóvil rugidor, que parece correr sobre la
metralla, es más bello que la Victoria de Samotracia"
Gino Severini - "Guerra" (1915)
El
objetivo estético era representar la "sensación dinámica": "Dada
la persistencia de la imagen en la retina, los objetos se multiplican y se
deforman, proyectándose como vibraciones precipitadas en el espacio que recorren.
Así, un caballo que corre no tiene cuatro patas, sino veinte, y sus movimientos
son triangulares..." (Manifiesto técnico de la pintura futurista).
Giacomo Balla -"Acechanzas de guerra" (1915)
Giacomo Balla - "Cifras enamoradas" (1924-1925)
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