En su lucha contra el
imperialismo japonés y la reunificación nacional, la joven República China
busca nuevos caminos. En esa búsqueda se enfrentarán dos visiones políticas
contrarias: el Partido Nacional
del Pueblo y el
Partido Comunista chino.
Situación de China tras la Primera Guerra Mundial
Finalizada
la Primera
Guerra Mundial, la situación de China estaba sumamente
debilitada debido a las concesiones efectuadas a Japón, entre ellas las
posesiones alemanas en Shandong.
La
tardía incorporación de China en la guerra (1917) tenía por objetivo participar
en el futuro tratado de paz para revisar las peticiones japonesas.
China
esperaba que Estados Unidos, de acuerdo con su política de puertas abiertas, le
ofreciera su apoyo. Sin embargo, en Versalles, el presidente
estadounidense Woodrow Wilson retiró el apoyo de su país a China en el tema de
Shandong, cuando Japón retiró sus demandas de una cláusula de igualdad racial
en el Pacto de la Sociedad de Naciones, una disposición a la que se oponían
duramente en Estados Unidos a causa de la posibilidad de que hubiera una
afluencia ilimitada de mano de obra desde oriente. La delegación china,
indignada, se negó a firmar
el Tratado de Versalles. Sin embargo, China obtuvo
posteriormente su admisión en la Sociedad de Naciones a partir de la firma de
un tratado de paz por separado con Austria.
Los
jóvenes e intelectuales chinos, que en la década precedente habían vuelto sus
ojos cada vez más hacia Occidente, en busca de modelos e ideales para la
reforma de China, se sintieron traicionados por Wilson en Versalles,
acercándose progresivamente al pensamiento marxista-leninista y a la Unión Soviética.
En
la Universidad de Pekín se inició una manifestación masiva de protesta en
contra de los japoneses, el llamado "Movimiento del Cuatro de Mayo",
que se extendió por todo el país en 1919. Pese a ser sofocado, el movimiento se
planteo dos objetivos claros: deshacerse del imperialismo japonés, y
restablecer la unidad nacional.
El
Partido Comunista chino se fundó en Shanghai en 1921, contando entre sus
primeros miembros con Mao Tsé-Tung.
Sun Yat-sen aceptó el consejo soviético
para reorganizar el "Guomindang", el Partido Nacional del Pueblo
en proceso de desintegración, y fortalecer sus débiles fuerzas militares; al
mismo tiempo que aceptó el ingreso de comunistas en el partido.
Los
principios ideológicos de Sun (nacionalismo, democracia y socialismo) estaban
íntimamente relacionados con un espíritu antiimperialista y la defensa de la
unificación nacional.
Tras
la muerte de Sun en 1925, el rejuvenecido Guomindang, bajo el mandato del joven
general Jiang Jieshi, lanzó una expedición militar en 1926 desde su base de
Cantón. Jiang buscaba reunificar China bajo el mandato del Guomindang y liberar
al país del imperialismo y de la fuerza de los jefes militares provinciales
(los llamados señores de la guerra). No obstante, antes de que el Guomindang
completara la reunificación territorial de China en 1928, Jiang llevó a cabo
una cruenta purga de los miembros comunistas del partido, y desde entonces
confió en el apoyo de las clases propietarias y de las potencias extranjeras.
El gobierno de
Jiang Jieshi
El
nuevo gobierno nacional que el Guomindang estableció en Nanjing en 1928 se
encontró con tres problemas de gran magnitud.
1º Jiang en realidad sólo
tenía bajo su control cinco provincias, pues el resto del país aún estaba
gobernado por jefes militares locales.
2º, Hacia comienzos de la década de
1930 se encontró con una rebelión interna comunista. Los comunistas chinos, después
la purga del Guomindang en 1927 se dividieron en dos facciones y pasaron a la clandestinidad. Uno
de los dos grupos intentó fomentar los levantamientos urbanos; el otro,
dirigido por Mao Tsé-Tung, tomó la zona rural de la China central, donde
movilizó a los campesinos, formó un ejército con ellos y estableció algunas
comunas siguiendo el modelo soviético. La primera facción se unió finalmente a
Mao en la China central.
3º. El nuevo gobierno de Jiang sufre la
agresión japonesa en Manchuria y el norte de China.
Durante
la década de 1920 Japón había moderado su política respecto a China. En la Conferencia Naval
de Washington de 1922, había aceptado devolver las antiguas posesiones alemanas
en Shandong.
Desde 1928, sin embargo, el nacionalismo militante del Guomindang
chocó con los intereses imperialistas japoneses interesados en el control del
ferrocarril del sur de Manchuria. El 18 de setiembre de 1931, los japoneses se
valieron de un presunto bombardeo nacionalista del ferrocarril para extender su
control militar sobre toda Manchuria. La primavera siguiente los japoneses
transformaron las tres provincias de Manchuria en el nuevo Estado de Manchukuo
y posteriormente convirtieron a Puyi, el último gobernante de la dinastía
manchú, en su emperador. A comienzos de 1933 la zona oriental de Mongolia
Interior fue incorporada al Manchukuo. Hacia mediados de 1933, Japón había
conseguido de China un acuerdo para la desmilitarización del noreste de Hebei.
Mientras
se ocupaba de estos tres problemas durante la década de 1930, Jiang Jieshi
negoció con los jefes militares locales y contemporizó con los japoneses, dando
prioridad a la supresión de la rebelión comunista.
A
finales de 1934, consiguió desalojar al Ejército Rojo de su base de China
central, pero los comunistas se desplazaron hacia el oeste y después al norte
en la
denominada Larga Marcha,
que terminó en Yan’an, en la provincia de Shaanxi; hacia 1936 habían
establecido una nueva base en el noroeste.
Mientras
se intensificaba la agresión de los japoneses, aumentó la presión popular para
que los chinos pusieran fin a las luchas internas y se unieran contra Japón.
Sin embargo, Jiang resistió hasta finales de 1936, en que fue secuestrado por
uno de sus propios generales.
Durante su periodo de cautiverio en Xi’an fue
visitado por el propio dirigente comunista, con quien acordó la adopción de una
política común contra Japón. Cuando fue liberado moderó su postura
anticomunista y en 1937 se formó un frente unido del Guomindang y los
comunistas contra los japoneses.
La Segunda Guerra
Mundial
En 1937 Japón y China comenzaron una guerra a gran escala
como resultado de una escaramuza en el puente de Marco Polo, cerca de Pekín.
Hacia 1938 Japón controlaba la mayor parte del noreste de China, interior del
valle del Yang-tsê hasta Hankou, y la zona alrededor de Cantón en la costa
sureste.
El Guomindang cambió su capital y desplazó la mayor parte de su fuerza
militar al interior a Chongqing en la provincia suroccidental de Sichuan.
Durante
la Segunda Guerra Mundial (1939-1945),
el gobierno del Guomindang en Chonqing sufrió un importante debilitamiento
militar y financiero mientras los comunistas, con su cuartel general en Yan’an,
expandían de manera significativa sus bases territoriales y sus fuerzas
militares gracias al aumento de la militancia en el partido.
Después de haber
sufrido importantes pérdidas humanas y materiales durante la batalla por la
China oriental en 1937 y 1938, los mandos del ejército del Guomindang se
reabastecieron con reclutas mal entrenados; además, el reequipamiento de estos
ejércitos hubo de posponerse hasta 1945, año en que llegaron al gobierno
nacionalista los primeros envíos a gran escala de material militar
estadounidense.
No sólo estaban muy debilitadas las fuerzas militares del
gobierno del Guomindang después de 1938 sino que también la jefatura estaba
desgarrada por las múltiples disidencias en su seno. Estos problemas se
complicaron con unas condiciones de inflación creciente que comenzó en 1939,
cuando el gobierno se desligó de su mayor fuente de ingresos en la China
oriental ocupada por los japoneses.
A pesar de la importante ayuda financiera
estadounidense, la tendencia inflacionista empeoró con el posterior crecimiento
de la corrupción oficial, pérdida de la moral entre las tropas y entre la
población civil.
Por otro lado, los comunistas se habían dispersado desde
Yan’an, ocupando una gran parte del norte de China y se habían infiltrado en
muchas de las regiones rurales por la retaguardia de las líneas japonesas. Allí
organizaron hábilmente a los campesinos para que ingresaran en las filas del
Partido Comunista y del Ejército Rojo. La unidad y la disciplina organizativa
se mantuvieron a través de una fuerte campaña de propaganda ideológica. Las
fuerzas soviéticas, que ocuparon Manchuria tras la declaración de guerra a Japón el 8 de agosto de
1945, entregaron a los comunistas gran cantidad de armas capturadas a los
japoneses. Como resultado de ello, los comunistas salieron de la Segunda Guerra Mundial
con una fuerza más poderosa, disciplinada y equipada que antes.
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