El cine de las últimas décadas del siglo XX
El cine industrial de Hollywood
En Estados Unidos, después de unos años de
realizaciones espectaculares basadas en el cine catástrofe -quizás como reflejo del retorno
del peligro atómico-, se impone la recuperación de la superproducción desde el
punto de vista de la calidad y de la rentabilidad.
Concretamente de la mano de Georges Lucas -autor de "La
guerra de las galaxias" (1977), la película más taquillera de todos los
tiempos- y de Steven Spielberg, realizador de "Encuentros cercanos de
tercer tipo" (1977).
La aparición e introducción del video, y el
aumento de los canales televisivos por vías diferentes, hacen que el público
vea más cine que nunca, sin salir de casa.
Es preciso buscar de nuevo
espectacularidad: películas con muchos efectos especiales como las mencionadas,
prueban de atraer a los espectadores hacia la sala oscura. La saga que iniciara
Lucas con "La guerra de las galaxias" y que continuó con "El
imperio contraataca" y "El regreso del Jedi" recupera la vieja idea
de que se puede hacer cualquier cosa con una película excepto aburrir. Con un
montaje audaz, y sin la menor intención de respetar las transiciones clásicas,
se pasa de una situación a otra con el suspenso como hilo conductor, y un
particular cuidado en la banda sonora.
Spielberg por su parte llevará adelante
la saga de "Indiana Jones" con Harrison Ford en el papel estelar. En
otra línea, actores musculosos se convierten en héroes de la pantalla en
títulos violentos cuando no reaccionarios. Uno de los más destacados será Silvester
Stallone con la saga de el boxeador "Rocky".
Paralelamente, otros directores apuestan
por un cine igualmente comercial pero tratado con un estilo de realización muy
personal y creativo, como es el
caso de Robert Altman, que tras varios títulos secundarios alcanzó el
estrellato y el Oscar con MASH, una sátira antimilitarista y antibélica
ambientada en la Guerra de Corea, pero con alcances más contemporáneos. El gran
éxito de la película llevó a hacer una serie televisiva que obtuvo igual éxito.
Altman, con una visión inconformista y una
exploración de las posibilidades del lenguaje cinematográfico, reiteraría
paralelamente su predilección por los cuadros corales, a menudo satíricos, con
muchos personajes en torno a un lugar o una circunstancia significativa ("Nashville";
"Un día de boda"). Tras varios fracasos comerciales, en la década de
los años '80 se lo vio prácticamente marginado de Hollywood, y será recién con
"Vincent y Theo" (1990) que nuevamente se le habrán las puertas de la
gran industria. En la década de los '90 destacan entre sus mejores films
"Las reglas del juego" y "Ciudad de ángeles".
Otro de los directores contemporáneos más
personal y provocativo es Woody Allen, quien con un humor ácido se ha reído de
casi todo y obviamente de sí mismo. Entre sus mejores películas destacan la
famosa "Todo lo que usted quería saber sobre sexo pero temía
preguntar" (1972), "Annie Hall" (1977), "Manhattan"
(1979), "Zelig" (1983); "La rosa púrpura del Cairo" (1985);
"Hannah y sus hermanas" (1986); su mejor incursión en una veta seria
con "La otra mujer" (1988).
En sus últimas películas básicamente
repite su esquema humorístico ("Un misterioso asesinato en
Manhattan"(1993); "Poderosa Afrodita" (1995), que sigue teniendo
sus fans incondicionales; La realización de la comedia musical "Todos
dicen te quiero" (1996) y "Celebrity" (1998) con estrellas del
mundo del espectáculo, no le ha implicado cambiar su estilo, fiel a sí mismo.
El tema de la guerra (específicamente la
intervención estadounidense en Vietnam), la mafia, el caso Watergate y sus
repercusiones, la guerrilla y las dictaduras latinoamericanas, los dramas y las
revelaciones de las aperturas democráticas, y la amenazante cercanía de un
futuro incierto, son los temas de este tercio final del siglo, reflejados en películas
como "El padrino"(1972), "La conversación" (1974), o "Apocalipsis now" (1979) de Francis
Ford Coppola; "Taxi Driver" (1976), "El toro salvaje"
(1980) y "Buenos muchachos" (1990) de Martin Scorsese; o películas
más personales y con un gran manejo del absurdo en clave naturalista como es el caso del director David Lynch
en películas como "Terciopelo azul"(1986), "Corazón
salvaje" (1989) o "El enigma de Twin Peaks" (1992).
El cine europeo
En Europa, entre tanto, siguen las
producciones de grandes directores de la década del sesenta así como surgen
nuevos directores que imponen a sus películas su sello personal.
A cineastas como
Ingmar Bergman, Federico Fellini y Alain Resnais, se sumarán nuevos directores
con un sello muy personal como el alemán Wim Wenders, el soviético Andrei
Tarkovskii, los italianos Ettore Scola y los hermanos Paolo y Vittorio Taviani.
Wim Wenders, perteneciente a una generación
sin "padres" culturales, debido a la ruptura que significó el
nazismo, y con una importante influencia norteamericana, retrata en sus
películas lo que un personaje de una de sus películas "Movimiento
falso" dice en una línea de diálogo: "la angustia en Alemania se
oculta detrás de todos esos rostros falsos, sin alma, que dan vueltas por los
supermercados, los lugares de descanso, los centros deportivos". Entre sus
películas más significativas cabe mencionar "El estado de las cosas";
"El amigo americano", "París-Texas", y "Alas del
deseo".
El soviético Andrei Tarkovskii, que venía
haciendo cine desde la década de los años sesenta, empieza a ser conocido en
Occidente. Pese a sus hondas discrepancias con el régimen socialista, salvo sus
dos últimos films ("El sacrificio" y "Nostalgia") el resto
los produjo en su país. Con profundidad poética y un gran contenido visual,
entre sus mejores films se pueden citar además de las mencionadas,
"Solaris", "El espejo" y "Stalker".
Los hermanos Taviani, que llegaron al
público internacional con el film "Padre Padrone" en cierta forma
representaron una continuación del neorrealismo italiano con una importante
carga poética y épica en el relato de la dura vida de los campesinos
sicilianos; el sinsentido y el dolor de la locura del ser humano en las luchas
fratricidas, la angustia de los de abajo, la pobreza y la dignidad, son temas
constantes en la obra de estos cineastas. "La noche de San Lorenzo",
"Good Morning Babilonia", "El sol sale también de noche"
son algunas de sus películas más destacadas.
Ettore Scola, por
su parte, plantea cuestiones palpitantes de forma sensible a través de personajes
cálidos y humanos, que construye dirigiendo a actores de la talla de Marcello
Mastroiani o Giancarlo Gianini. Con un estilo depurado, incursionará en
diversos géneros: la ácidez satírica de "Sucios, feos y malos", el
dramatismo de "Un día muy especial"; la refinada evocación de la Revolución Francesa
de "La noche de Varennes", los despliegues musicales de "El
baile", o la entrañable capacidad de emoción de "La familia".
El cine
de España tras la muerte del dictador Francisco Franco,
recuperó para España un reconocimiento internacional que años de franquismo
habían ocultado.
Al examen de la historia vivida ("Las bicicletas son para
el verano" de Jaime Chávarri; "Mamá cumple cien años" de Carlos
Saura, "El crimen de Cuenca" de pilar Miró, etc.) se produjo una
liberación desde el punto de vista sexual que se dio en llamar "el
destape" español, una manifestación más de la represión ejercida durante
el franquismo.
Los directores más destacados de este período fueron Carlos
Saura, Víctor Érice, Mario Camus, entre otros. La serie de películas de Carlos
Saura sobre el flamenco y la cultura gitana obtuvieron un gran reconocimiento,
especialmente "Bodas de sangre", que hizo conocer a nivel mundial la
magia del baile de Antonio Gades y Cristina Hoyos.
En
la década del '80 surgió un director, Pedro Almodóvar, que se caracterizó por
su estilo provocativo y transgresor, que ha alcanzado la fama internacional.
Apelando a un humor escatológico, y con referencias al bolero, las revistas del
corazón y el mal gusto, entre sus películas destacan "Laberinto de
pasiones", "¿Qué he hecho yo para merecer esto?", "La ley
del deseo", "Matador" y "Átame", entre otras.
En
los años ochenta y noventa, una nueva generación de jóvenes cineastas le
imprime su propio sello a las producciones de sus respectivos países. En
Inglaterra, Mike Leigh aborda temáticas realistas de gente común en una
sociedad en crisis en películas como "Secretos y mentiras",
"Naked" y "Simplemente amigas". En Francia directores como
Jean Jacques Beineix ("Diva"), Leos Carax ("Los amantes de Pont
Neuf"), Alex Cox ("Mala sangre") le imprimen una estética
posmoderna singular. Surgen directores del este europeo que se dan a conocer
internacionalmente como el yugoslavo Emir Kusturica con películas muy reconocidas
como "Tiempo de gitanos" y "Underground".
En Japón, a las excelentes producciones de
Akira Kurosawa, se suma en la década de los setenta y ochenta el cineasta
Nagisa Oshima, quien con su trilogía "El imperio de los sentidos",
"El imperio de las pasiones" y "Max, una monada", utiliza
el sexo como instrumento revolucionario y liberador. Sus films, claramente
sexuales a la vez son reflexiones sobre fantasmas individuales y coerciones
sociales.
El cine en la década de los 90
Comenzada la década de los 90, la crisis de
ideas se apoderó del cine norteamericano; así decidió inspirarse en los héroes
del cómic, aprovechándose de los nuevos procedimientos para la creación de
efectos especiales ("Superman";"Dick Tracy";
"Batman").
También algunas series históricas de televisión serán
objeto de versiones para la gran pantalla. Géneros como la comedia clásica, los
grandes dramas, los dibujos animados, el género fantástico o el western han
retornado con fuerza; géneros tradicionales a los cuales se les ha de sumar la
sexualidad como ingrediente importante en diversos films y la aparición de un
nuevo grupo de actores jóvenes conocidos como la "generación X",
además de actores infantiles intérpretes de películas familiares. Por otra
parte, la comedia española y el resurgimiento del cine latinoamericano han
marcado durante estos años la cinematografía hispanohablante.
Llegados a los cien años de cine, el
procedimiento basado en la fotoquímica se alía con las nuevas tecnologías
electrónicas y de los estudios salen películas donde la computación ha tenido
mucho que ver en el proceso de obtención o manipulación de las imágenes.
Hombres de carne y hueso transformándose en hombres cibernéticos
("Robocop" de Ridley Scott), los grandes saurios paseándose en pleno
siglo XX ("Parque Jurásico" de Steven Spielberg), protagonistas dando
la mano a personajes muertos hace décadas. De la mano de la electrónica aparece
la realidad virtual y la megaproducción "Titanic" de James Cameron es
el máximo ejemplo.
Sin desmedro de
este cine de características espectaculares a nivel presupuestal, otros
directores norteamericanos han apostado a una producción más
intimista, dando mayor importancia al papel de los actores y sus personajes, y
las historias que ellos relatan. Es el
caso de Abel Ferrara con películas como "Un maldito
policía" o "El funeral", o el director Wayne Wang, que en
colaboración con el escritor Paul Auster tuvieron mucho éxito con
"Cigarros".
Actores como Harvey Keitel, Chris Penn,
Elizabeth Shue, Winnona Ryder, entre otros, han sido conocidos muchas veces a
partir de estas producciones menos conocidas para el público general.
El
cine, pese a muchos
pronósticos, sigue vivo y el público sigue disfrutando de este séptimo arte que
ya tiene cien años.
Actualmente, la industria estadounidense ha
logrado conquistar casi absolutamente el negocio de la distribución. Las
películas producidas en Hollywood se ven paralelamente en casi todos los
rincones del planeta. En este marco de sociedad global, las cinematografías
nacionales luchan por no desaparecer, y muchas grandes obras de directores como
el griego Theo Angelopoulos, el iraní Abbas Kiarostami y el armenio Atom
Egoyan, entre otros, así como directores norteamericanos de cine independiente
(Jim Jarsmuch; Hal Hartley) son casi desconocidos por el gran público. El
desafío de dar espacio a otras producciones fuera del espacio comercial de
Hollywood está planteado, y algunos países -incluso en Latinoamérica- intentan
generar espacios para la manifestación libre del arte de los diversos pueblos
del planeta.
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