Tras la primera gran guerra, el mundo comenzó a sentir que algunas cosas habían cambiado para siempre. Los viejos estados imperiales veían desmoronarse su poderío frente al surgimiento de nuevos centros de poder.
1919 - 1945
Los grandes imperios coloniales, y en
especial Inglaterra comenzaron a ver desmoronar sus áreas de influencia
política y económica, así como surge con una fuerza arrolladora un nuevo
imperio, los Estados Unidos de América, como modelo del esquema capitalista de
la época.
La recuperación económica de los países
europeos, como la prosperidad sin parangón de los EEUU sufrirá un brusco descenso
por la crisis de la bolsa en 1929.
En Europa, uno de los fenómenos más
importantes (fines siglo XIX y XX) fue la "revolución demográfica":
la tasa de mortalidad descendió cuando se pudieron controlar las enfermedades
epidémicas; más tarde, después de cierto tiempo, la tasa de natalidad bajó y el
resultado fue un nuevo equilibrio basado en una mayor longevidad.
El resultado fue un rápido crecimiento de
la población, aunque en estos años la tasa de crecimiento estaba descendiendo.
La falta de oportunidades de trabajo junto con la preponderancia de propiedades
familiares campesinas muy pequeñas, mantenía vinculada a la tierra a esta
creciente población. Las ganancias eran escasas, a menudo apenas suficientes
para subsistir. Se trataba de una población empobrecida que dependía de la
agricultura, cuyos mercados estaban debilitados debido a la Primera Guerra
mundial.
La industrialización de la Europa
meridional y oriental no había ido muy lejos. Y la ausencia de capitales
retrasaba el incremento de la productividad agrícola.
En algunos países, como en España, donde
predominaba el latifundio, la situación se agravaba con la superpoblación.
Ese problema se trasladaba también a las
ciudades. El excesivo número de inquilinos en cada casa no era un problema que
afectase sólo a las grandes ciudades. En Polonia, en el año 1921, el 48% de las
casas (en ciudades de menos de 20.000 habitantes) albergaban más de dos
personas por habitación. En 1931, más de la mitad de las casas de las zonas
rurales polacas consistían en una habitación con un promedio de 4,8 personas.
Estas diferencias profundas entre
diferentes zonas de Europa -en el tipo de alimentación, educación, vivienda
llevó a que en estos años se realizaran adelantos en materia de política
social, que garantizasen a los sectores más desfavorecidos de la población, las
condiciones esenciales de bienestar.
En medicina, aunque se llevaron a cabo
importantes innovaciones como la introducción de nuevos métodos de vacunación
contra la difteria y el descubrimiento de las sulfamidas, lo que implicaba el
progreso era la aplicación a más amplios
sectores de la población de principios y técnicas ya utilizadas, que al
descubrimiento de procedimientos nuevos.
El desempleo sectorial en los países que
habían desarrollado una industria pesada, las medidas para proteger las
economías nacionales y monopolizar los mercados coloniales, las sucesivas
crisis de precios de la producción agrícola, exigían cambios; sobre todo una
serie de medidas que fomentasen el comercio internacional, el abandono de
producciones típicas de bajo rendimiento, y el aumento en las inversiones en
diferentes países. Períodos de estabilidad y esperanza se sucedieron con
períodos de crisis, y de alguna manera todos éstos lograron reacomodar y
consolidar el sistema capitalista a una nueva realidad mundial.
Paralelamente a esta serie de dificultades,
la gente trataba de olvidar el horror vivido con la guerra. En los
"alegres veintes" se consolidaron la radio, el jazz y las faldas
cortas. El cine
habló por primera vez con "The Jazz Singer", que se convirtió en la
punta de lanza de una novedad cinematográfica: el sonido. La clave, para muchos
sectores -incluso con ideas contradictorias- de la sociedad era vivir
intensamente, a la velocidad que marcaban los nuevos tiempos.
A nivel político, los intentos de
consolidar una paz duradera entre las naciones, se vió frustrado por la serie
de dificultades que a nivel económico y social se profundizaban. Y mientras se
hablaba de paz, los países reiniciaban su carrera armamentista.
Surgen movimientos fascistas,
reivindicaciones nacionalistas y planteos racistas y xenófobos que tienen como
máximo exponente el nazismo de Adolf Hitler.
La polarización de los sectores sociales se
agudiza, y será la
Guerra Civil Española el antecedente inmediato de lo que
sobrevendrá.
La
Segunda Guerra Mundial
sería inevitable.
El
conflicto militar iniciado como un enfrentamiento bélico europeo de Alemania
contra Polonia se extendió hasta afectar a la mayoría de las naciones del
planeta, transformándose en el mayor y más trágico conflicto en la historia de
la humanidad con un saldo de 45 millones de muertos. Y el empleo de la bomba
atómica puso de manifiesto de que pronto la humanidad sería capaz de destruirse
a sí misma: el mundo contemporáneo había comenzado.
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