"Naturalismo
Surrealista"
Salvador
Dalí (1904-1989)
El maestro supremo de la síntesis de contenido
surrealista y técnica naturalista es Salvador Dalí.
La técnica pictórica de Dalí se
caracteriza por un dibujo meticuloso, una minuciosidad casi fotográfica en el
tratamiento de los detalles, y un colorido muy brillante y luminoso.Por medio de esta técnica, y en especial, la esmerada atención por los detalles, consigue desacreditar la realidad, hacerla imposible. Su manera de pintar es fiel a la realidad, pero relaciona los objetos o les otorga cualidades de modo tan sorprendente que acaban por ser fantásticamente improbables.
Yves Tanguy
(1900-55)
El pintor francés Yves Tanguy, tras participar como
oficial de la Marina
Mercante francesa durante la Primera Guerra Mundial,
al regresar a París, se integró al grupo surrealista liderado por el poeta
André Breton.
Las obras de Tanguy, caracterizada por una pintura
totalmente tradicional pero pobladas de extraños y fantásticos huesos con
formas de ameba, y ordenadas en paisajes imaginarios carentes de vida, pronto
obtuvieron reconocimiento.
Sus figuras, pertenecientes a un mundo de sueños y
obsesiones, resaltan por la elegancia de los colores claros y los esmerados
detalles.
Su visión de un apocalipsis moderno, encarna la angustia
y opresión que se han hecho dueñas de la conciencia del hombre moderno.
Jean Lurçat (1892-1966)
La inseguridad, la angustia general y la impresión de un
inminente desastre que pesaba sobre Europa en los años '30, llevó a Lurçatt muy
cerca del Surrealismo.
Considerado además como uno de los más importantes
diseñadores de tapiz del siglo XX, en "Mástiles y velas" Lurçatt
ilustra su visión del mundo: velas azotadas por el viento vuelan en torno a
mástiles que se inclinan cediendo a sus tirones, pero los mástiles y las velas
no hacen mover ningún barco; están clavados en la arena bajo un cielo amarillo
de bilis.
Marc
Chagall (1887-1985)
La obra de Chagall, cercana al surrealismo pero con un
sello muy personal, lleva consigo la herencia de un pasado cargado de cuentos y
leyendas de su Rusia natal y su tradición judía.
Con un gran sentido del humor y dosis de fantasía, pinta
un reino de ensueño impregnado de una exquisita inspiración poética.
En sus cuadros el gran tesoro de las antiguas
tradiciones judías cobra una realidad de índole pictórica.
El cuadro "Rabino con Torá", un rabino en
una aldea nevada, es un ejemplo de los sentimientos espirituales del propio
Chagall.
Tras su visita en 1931 a Palestina, pintó el interior de una
sinagoga en Safad. Chagall transformó la bóveda real de la sinagoga en una
construcción casi inmaterial: más ligero que el aire, el edificio parece
remontarse hacia el cielo, y de las tres hornacinas donde se guardan los rollos
sagrados, con sus cortinas rojas, irradia una luz que resplandece y da calor.
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