Una de las naciones más empobrecidas del mundo proclama
su independencia. La
antigua Bengala se separa de Pakistán y forma la República Popular
de Bangla Desh en el año 1971.
Ubicación
La República Popular de Bangla Desh
-situada en la parte noreste del subcontinente indio-, limita con la India al
oeste, norte y este, al sureste con Birmania y al sur con el golfo de Bengala.
Dakha es su capital y la ciudad más importante.
Si bien Bangla Desh es un
estado de reciente formación, es una vieja nación, con raíces en el antiguo
reino de Banga. Su historia ya estaba documentada hace varios miles de años en
el antiguo poema épico y mitológico Mahabharat.
Historia y proceso independentista
Desde 1947
a 1971 la región de Bangla Desh fue una provincia de
Pakistán. Como tal, cambió su nombre oficial de Bengala Oriental por el de
Pakistán Oriental en 1955.
Su incorporación a Pakistán estuvo estrechamente relacionada con los procesos de independencia indio y pakistaní de 1947, que con la mediación británica favoreció la creación de Pakistán para separar a las poblaciones musulmana e hindú.
Su incorporación a Pakistán estuvo estrechamente relacionada con los procesos de independencia indio y pakistaní de 1947, que con la mediación británica favoreció la creación de Pakistán para separar a las poblaciones musulmana e hindú.
En Pakistán occidental se estableció la capital y se
promovieron planes de desarrollo. Los recursos de la parte oriental (Bengala
Oriental) eran succionados por la región occidental, de la que la separaban dos
mil kilómetros de territorio indio.
Las relaciones de Bengala con el gobierno central se
agravaron durante la dictadura militar del general Ayub Khan (1958-1969) y la
crisis estalló cuando el gobierno de Dakha se negó a convocar, en 1970, a la Asamblea
nacional libremente elegida, en la cual la liga Awami del
autonomista jefe Mujibur Rahman había obtenido una aplastante mayoría.
Ante el terrorismo desatado por el ejército pakistaní en
Bengala, la liga Awami
proclamó la
República Popular de Bangla Desh ("tierra del pueblo que
habla bengalí") el 26 de marzo de 1971.
En la guerra de independencia murieron aproximadamente
tres millones de personas, y diez millones debieron cruzar la frontera para
refugiarse en la India. La
separación de hecho tuvo lugar, con amplia ayuda de la India. Su independencia
se ratificó el 16 de diciembre de 1971, cuando las tropas pakistaníes en la
región se rindieron a una fuerza conjunta de tropas bangladeshíes e indias.
Bangla Desh fue reconocida de inmediato por la mayoría de las naciones, aunque Pakistán negó el reconocimiento diplomático hasta 1974 y China no lo hizo hasta 1976. En 1974 Bangla Desh ingresó en la ONU.
El gobierno provisional afirmó su voluntad de fundar una
república laica y socialista, basada en la tolerancia mutua, y de instaurar un
régimen de democracia parlamentaria fundado en el sufragio universal.
El primer gobierno del país se formó en enero de 1972
bajo la dirección carismática de Sheikh Mujibur Rahman, conocido como Mujib,
que sería primer ministro.
Rechazó todo vínculo con Pakistán, y sus trabajos inmediatos consistieron en reconstruir el Estado destruido por la guerra, restablecer la ley y el orden e integrar a los numerosos bengalíes procedentes de la India. Un objetivo a largo plazo fue fomentar el crecimiento económico para elevar los bajos niveles de vida de un territorio densamente poblado. Durante los primeros años de independencia, recibió mucha ayuda exterior, y Mujib nacionalizó las principales industrias como medida que formaba parte de su programa de desarrollo del país según los principios del socialismo democrático. Sin embargo, tuvo poco éxito. El reto de sanear una economía destruida por la guerra y plagada de problemas resultó inalcanzable para el nuevo gobierno. La confusión y el desorden dominaron la escena desplazando el fervor nacionalista, y dando lugar al descontento generalizado.
Rechazó todo vínculo con Pakistán, y sus trabajos inmediatos consistieron en reconstruir el Estado destruido por la guerra, restablecer la ley y el orden e integrar a los numerosos bengalíes procedentes de la India. Un objetivo a largo plazo fue fomentar el crecimiento económico para elevar los bajos niveles de vida de un territorio densamente poblado. Durante los primeros años de independencia, recibió mucha ayuda exterior, y Mujib nacionalizó las principales industrias como medida que formaba parte de su programa de desarrollo del país según los principios del socialismo democrático. Sin embargo, tuvo poco éxito. El reto de sanear una economía destruida por la guerra y plagada de problemas resultó inalcanzable para el nuevo gobierno. La confusión y el desorden dominaron la escena desplazando el fervor nacionalista, y dando lugar al descontento generalizado.
A mediados de 1974, el país fue devastado por las
inundaciones que destruyeron la mayor parte de la cosecha de trigo. Los precios
de los artículos básicos de la canasta familiar subieron 400 por ciento, y las
importaciones crecieron un 80 por ciento, mientras las exportaciones solo
ascendieron un diez por ciento. Como consecuencia de todo esto, los desórdenes
políticos se incrementaron, y al final de 1974 se declaró el estado de
emergencia nacional. Se prohibió la actividad de la mayoría de los partidos
políticos, la actividad sindical, y se coartó la libertad de prensa.
No obstante, fue imposible estabilizar la situación
política y Mujib murió tras un golpe de Estado militar el 15 de agosto de 1975.
El régimen de los generales militares fue inmediatamente reconocido por Estados
Unidos y Pekín. En pocos meses, cuatro gobiernos se sucedieron en Dakha, hasta
que el general Ziaur Rahman logró consolidarse en el poder como
"administrador de la ley marcial".
Los primeros pasos del nuevo gobierno fueron
devolver a sus antiguos dueños más de
trescientas industrias nacionalizadas durante el gobierno de Mujibur Rahman, y
renunciar al control estatal del comercio del yute, principal rubro de
exportación del país. Simbólicamente el nombre del país fue cambiado por el de
"República Islámica", alineándose su diplomacia con la de Arabia Saudita
y Pakistán.
Para lograr la estabilidad política requerida por los
inversores extranjeros para establecerse en el país, en mayo de 1977 el régimen
hizo plebiscitar un programa de gobierno, aprobó una nueva constitución de
corte autoritario y en junio de 1978, Ziaur Rahman fue electo presidente.
La ley marcial finalizó en 1979, y fue seguida de
elecciones al Parlamento. El
presidente Rahman fue asesinado en mayo de 1981 a consecuencia de un
golpe militar abortado. Le sucedió el vicepresidente Abdus Sattar, que ganó las
elecciones a la
presidencia en noviembre. Sin embargo, un golpe militar
incruento en marzo de 1982 propició la toma del poder por parte del general
Hussein Muhammed Ershad. Después de suspender la Constitución y abolir todos
los partidos políticos, Ershad gobernó mediante la ley marcial y con un
presidente de su entera confianza.
La propuesta de Ershad de que todas las escuelas
enseñaran el árabe y el Corán produjo manifestaciones y tumultos en febrero de 1983. A finales de año se
reanudaron las actividades políticas; en diciembre Ershad asumió la
presidencia.
En el plano económico el gobierno tomó una serie de
medidas para estimular la iniciativa privada y para desnacionalizar la economía. A su vez, la
reducción de los subsidios del gobierno exigida por el FMI (Fondo Monetario
Internacional) produjo un aumento considerable de los precios de los productos
básicos. La economía siguió dependiendo de la ayuda y de los préstamos del
exterior.
En mayo de 1986 tuvieron lugar las elecciones
parlamentarias aplazadas. Algunos miembros boicotearon las primeras reuniones
del Parlamento ya que Ershad no levantaba la ley marcial y temían un nuevo
fraude. En octubre de 1986, se celebraron elecciones presidenciales que fueron
boicoteadas por los partidos de la oposición; Ershad fue elegido para un
mandato de cinco años con una mayoría de más del 80%. En noviembre, después de
que el Parlamento aprobara las leyes para evitar represalias a su régimen
militar, Ershad levantó la ley marcial y restauró la Constitución. Las
lluvias devastadoras de setiembre de 1988 inundaron tres cuartas partes del
país y dejaron a 30 millones de personas sin hogar. Enfrentado con la emergente
oposición política, Ershad dimitió en diciembre de 1990; fue a continuación
condenado y encarcelado, acusado de corrupción y posesión ilegal de armas.
En 1991 es destituído Ershad, y se precipitó la campaña
electoral que enfrentó a la
Liga Awami con el Partido Nacionalista de Bangla Desh. El
triunfo fue para la viuda del líder histórico del partido nacionalista Begun
Kaledda Zia. Con ella como primera ministra, y con una votación unánime de los
legisladores de los partidos mayoritarios, se pasó de un régimen presidencial a
uno parlamentario.
En abril de 1991 murieron más de 120.000 personas y
varios millones se quedaron sin hogar cuando un potente ciclón azotó las áreas
costeras en el delta del Ganges. La entrada de refugiados musulmanes, que huían
de la persecución en Birmania hizo que empeorara todavía más la ya devastada
economía de Bangla Desh.
El
país, uno de los más pobres y densamente poblados del mundo, enfrenta terribles
problemas. A pesar de sus abundantes ríos, Bangla Desh carece de irrigación
adecuada y las tierras fértiles son desgastadas por su excesiva utilización. La
descarga de barcos petroleros y los desechos industriales que se vierten en sus
costas, han afectado el ecosistema costero. El distrito de Khulna, por ejemplo,
es la región casi más contaminada del mundo. Como consecuencia de esta
contaminación, se han destruido bosques evaluados en 110 millones de dólares y
los expertos afirman que en poco tiempo desaparecerán la mayoría de las
especies marinas.
Se estima que 80%
de la población está debajo de la línea de pobreza (carece de ingresos para
satisfacer necesidades mínimas) y numerosos hogares rurales deben vivir de lo
que pueden extraer de menos de media hectárea de tierra. La combinación de
presión demográfica, campesinos sin tierra, desempleo y subempleo,
analfabetismo y desastres naturales hace que el país viva una situación de
catástrofe permanente.
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