Las últimas décadas del
siglo, marcadas por la revolución tecnológica y de la información, sufrirán
cambios radicales respecto a la historia humana.
La "aldea global"
marcada por el fin de la guerra fría y la desaparición del bloque comunista, creará
un nuevo orden mundial. Ello no
significa el fin de las guerras. La lucha del hombre por no
destruirse a sí mismo sigue en pie.
Las tres últimas
décadas del siglo veinte han traído consigo cambios de tal entidad y rapidez
que su descripción rigurosa parece imposible. El avance de la ciencia y de los
recursos tecnológicos es de tal importancia, que si alguien viajara al pasado y
contara a algún habitante de principios de siglo, sonreiría con incredulidad.
Sin embargo, estos
avances -que han contribuido a un mayor desarrollo del hombre en innumerables
áreas- no ha resuelto los grandes desafíos que aún la humanidad tiene por
delante.
Esta última parte
del siglo, vivió la desaparición de la Guerra Fría y el desmembramiento y
desaparición del bloque socialista, que había dividido al mundo en dos frentes
inconciliables. Sin embargo, este cambio no trajo consigo la paz tan deseada
por la humanidad.
El fin de la Guerra
Fría ha comportado una notable disminución de la frecuencia de las guerras,
pero no de los conflictos menores o intermedios, si se puede decir así...
Los conflictos
étnicos y religiosos se intensificaron; las luchas por el reparto de las riquezas,
la desigualdad pronunciada entre los diversos sectores sociales, ha llevado a
guerras fratricidas, con un altísimo costo en vidas civiles.
La revolución de la información ha borrado las fronteras de los países, y con la invención de la red de comunicación Internet, los individuos pueden comunicarse e intercambiar información, no importa la distancia en que se encuentren geográficamente.
La revolución de la información ha borrado las fronteras de los países, y con la invención de la red de comunicación Internet, los individuos pueden comunicarse e intercambiar información, no importa la distancia en que se encuentren geográficamente.
Un nuevo orden
mundial se ha instalado, con un bloque unipolar desde el punto de vista
militar, representado por los Estados Unidos de América y sus aliados en la
OTAN.
Desde el punto de vista económico, el proceso iniciado después de la
Segunda Guerra Mundial se consolida con la formación de grandes bloques
constituidos por la Unión Europea y Japón, además de Estados Unidos. Frente a
esto, los demás países buscarán su acercamiento y la formación de pequeños
bloques para defender sus economías en el marco de la aldea global.
Aunque muchas
enfermedades antes incurables hoy se pueden superar, han surgido nuevos
problemas. El calentamiento global de la tierra y el debilitamiento de la capa
de ozono debido al abuso de productos nocivos para la naturaleza, ponen en
peligro la futura existencia en la tierra.
El fabuloso avance
de la biotecnología y la genética ha llevado al mejoramiento de especies
vegetales y animales; el avance en el conocimiento de la genética humana
provocará sin duda inmejorables modificaciones en la calidad de vida, sin
embargo, innumerables cuestiones éticas se ponen a consideración.
Acabamos el siglo y
el milenio sin un balance mínimamente positivo respecto a nuestras capacidades
de evitar o dominar los graves conflictos que continuamente se producen en el
planeta, y sin que la sociedad internacional disponga de medios y clarividencia
para enfrentarse a situaciones de profunda inhumanidad. Y ello es realmente
contradictorio con el avance científico que comienza a dar respuestas a las
preguntas que el ser humano se ha formulado a lo largo de la historia de la
humanidad.
La fabricación de
telescopios que cada vez pueden ver más lejos y que comienzan a responder a
preguntas tales como el origen del universo, y el hecho de que tal vez en un
futuro no demasiado lejano podamos estar viajando por el espacio interestelar,
nos hacen reflexionar sobre el gran desafío del hombre. El desafío de su propia
existencia que deberá enfrentar de cara al próximo milenio. La solución está en
sus manos.
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