1967, Ciudad del Cabo. Un
joven cirujano sudafricano realiza una de las proezas mayores de la medicina de
la segunda mitad del siglo: reemplazar el dilatado corazón de un paciente por
el de un muchacho recién fallecido en un accidente de tránsito.
Barnard y una alternativa que conmocionó al mundo: el
primer transplante de corazón.
El 13 de diciembre de 1967,
un joven cirujano sudafricano entró en uno de los pabellones del Groote Schuur
Hospital en Ciudad del Cabo para realizar una de las proezas mayores de la
medicina de la segunda mitad del siglo: reemplazar el dilatado corazón de Louis
Washkansky por el de un muchacho recién fallecido en un accidente de tránsito.
Christian Barnard y su equipo
abrieron el pecho del paciente y partieron su esternón, luego apartaron las
costillas y abrieron el pericardio, quedando el corazón al descubierto. A
través de una máquina pulmón-corazón, la sangre del paciente circulaba en torno
al corazón enfermo. Al retirar el órgano, los médicos dejaron en su sitio la parte
superior. Luego cortaron el 95% del corazón sano del donante y lo cosieron a la
"cobertura" del corazón del receptor. Para estimular un latido,
Barnard aplicó dos electrodos al corazón y le dio una descarga eléctrica.
Louis Washkansky, que salió
bien de la operación, lamentablemente murió dieciocho días después de la
operación, como consecuencia de una neumonía. Pese a ello, la mejora técnica de
este sistema ha dado resultados y ha salvado numerosas vidas.
La batalla contra las
enfermedades cardíacas había comenzado en la década de 1940 dentro de la
comunidad médica de los Estados Unidos. En la década de 1950 se puso en
práctica la desviación circulatoria, y en 1956 por primera vez se reparó una
válvula mitral; en 1960 comenzaron a usarse prótesis de buena calidad.
El gran problema de las
prótesis -comprobado por los malos resultados obtenidos- se debe al rechazo del
organismo del paciente del elemento extraño. Algo de esto ha ocurrido con el
transplante de órganos, pero gracias a los profundos estudios que se realizan
hoy, se puede analizar la compatibilidad y tener más probabilidades de éxito.
Actualmente se realizan
transplantes de órganos con resultados satisfactorios, pero el gran problema es
la falta de órganos donantes. Por dicha razón, los científicos comenzarán años
más tarde a centrar su acción en asemejar lo más posible los órganos de
animales a los seres humanos, de manera que el sistema inmunológico no los
rechace.
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