El proceso de descolonización de
Timor Oriental, llevado a partir de 1975 se vio frustrado por la invasión
indonesa. Tras 24 años de opresión y violación de los derechos humanos, la
población timorense pudo decidir su destino mediante un referendum.
Timor
Oriental hacia su independencia
La
comunidad internacional decidió reconocer y dar su pleno apoyo a la lucha del
pueblo timorense por su libertad concediendo el premio Nobel de la Paz de 1996
a dos destacados luchadores contra la ocupación indonesa de la isla, el obispo
católico Carlos Filipe Ximenes Belo y el abogado José Ramón Horta.
La concesión del Premio Nobel de la
Paz al obispo de Dili (Timor Oriental) y al lider del movimiento para la
independencia de esta ex-colonia portuguesa ha recordado la lucha pacífica de
este pueblo por su autodeterminación. Es un derecho reconocido por diversas
resoluciones de la ONU el acceso a la libre determinación de los pueblos
sometidos a la dominación colonial.
El proceso de descolonización de
Timor Oriental fue llevado a cabo en 1975 de un modo confuso. Se sucedieron
hechos caóticos como la rebelión contra las autoridades portuguesas, el
enfrentamiento militar entre los diversos movimientos políticos timorenses, la
victoria del FRETILIN y la declaración de independencia de Timor Oriental. Pero
sólo unos días más tarde el ejército indonesio invadía el territorio y anulaba
la simbólica independencia.
Diversos
organismos internacionales afirmaron que el Ejército indonesio había asesinado
a más de 150.000 personas en el transcurso de la anexión.
La mayor
oposición al régimen de Suharto proviene de los grupos musulmanes que nunca
aceptaron los intentos del gobierno de controlarlos y de los estudiantes
universitarios descontentos por un régimen corrupto y por las constantes
violaciones de los derechos humanos. El gobierno, como reacción a las masivas
manifestaciones de los estudiantes en 1978, acentúo su control sobre los campus
universitarios y la prensa.
Sin
embargo, los mayores peligros a largo plazo para el régimen son las crecientes
desigualdades económicas y sociales, sobre todo la falta de tierras para el
campesinado javanés.
Veinte años después la situación ha
cambiado poco, el pueblo de Timor Oriental aún no ha decidido libremente sobre
el futuro del territorio. Además internacionalmente el paso del tiempo parece
haber consolidado la ocupación, los países vecinos la han aceptado, la ONU no
trata el tema de la descolonización desde 1983 e incluso Australia ha suscrito
un acuerdo sobre la explotación petrolífera de la zona, lo que ha provocado la
denuncia por parte de Portugal ante el Tribunal Internacional de Justicia.
Las crecientes tensiones políticas en
la región condujeron a las matanzas de los manifestantes favorables a la
independencia, llevadas a cabo en noviembre de 1991 por los soldados
indonesios.
Las
protestas en contra de Suharto recomenzaron en febrero de 1998 y, en un
principio, se limitaron a los campus universitarios, donde los estudiantes se
organizaron para exigir reformas económicas y políticas. En los primeros días
de mayo, después de que el gobierno subiera de forma drástica los precios de la
gasolina y de la electricidad, las manifestaciones se extendieron a todos los
grupos sociales y zonas del país. Este incremento de los precios era una de las
diversas medidas de austeridad exigidas por el Fondo Monetario Internacional
(FMI), que en enero de 1998 concedió una subvención económica a Indonesia por
valor de 43.000 millones de dólares, con la condición de que acometiera en
práctica un estricto programa de reformas.
La creciente crisis económica provocó
un desempleo generalizado y dificultades financieras. En marzo, el presidente
Suharto fue reelegido para su séptimo mandato consecutivo tras unas elecciones
en las que no hubo más candidatos. Las protestas generalizadas contra su
reelección y la inquietud por la crisis económica culminaron en manifestaciones
de miles de estudiantes en la capital, Yakarta. En mayo, los militares mataron
ilegítimamente en Yakarta a cuatro estudiantes universitarios, lo que dio lugar
a dos días de disturbios en los que, según informes, murieron más de mil
personas. El 21 de mayo, el presidente Suharto dimitió y su vicepresidente, B.
J. Habibie, se convirtió en presidente y prometió reformas políticas y
económicas. En noviembre se aprobaron en principio nuevas leyes sobre
elecciones, el Parlamento y la formación de partidos políticos, y se fijaron
fechas para la celebración de elecciones parlamentarias y presidenciales en
1999.
Finalmente, a instancias de la ONU y
Portugal, en agosto de 1999 los habitantes de Timor Oriental pudieron
participar de un referendum para decidir acerca de su destino.
La población de Timor Oriental votó
por abrumadora mayoría a favor de la independencia y por ende la separación de
Indonesia. Sin embargo, Timor Oriental no se volverá independiente de
inmediato. La legislatura de Indonesia deberá implementar el resultado de la
votación, y no se espera que se reúna antes de noviembre. Luego de ese proceso,
Indonesia delegará la responsabilidad de Timor Oriental a las Naciones Unidas.
El 21,5 por ciento de los votantes
optaron por la autonomía dentro del Estado de Indonesia, en tanto el 78,5 por
ciento del total, eligieron separarse de Indonesia. Alrededor del 90 por ciento
de la población acudió a votar en el referéndum.
"El pueblo de Timor Oriental ha
rechazado de esta manera la autonomía especial propuesta y expresado su deseo
de iniciar un proceso de transición que conduzca a la independencia", dijo
el secretario general de la ONU, Kofi Annan.
El líder independentista timorense y
ganador del Nobel de la Paz, José Ramos Horta, ha dicho que la ONU debería
administrar el territorio por un período de transición de tres años.
El anuncio de Annan fue hecho en
momentos en que milicianos que se oponen a la independencia ocupaban pueblos y
aldeas de Timor Oriental, y la policía evacuaba a decenas de empleados de la
ONU de lugares asediados por las pandillas. En un mensaje pregrabado, el
presidente indonesio B.J. Habibie exhortó a la nación a mantener la calma y hacer
un esfuerzo conjunto por la paz. También Annan instó a que se ponga fin a la
violencia que se adueñó de Timor Oriental y que no ha cesado desde el día de la
votación.
Bajo el acuerdo del 5 de mayo entre
Indonesia y Portugal que autorizaba a las Naciones Unidas a organizar la
votación del 30 de agosto de 1999, el gobierno indonesio sigue siendo
responsable por la seguridad en Timor Oriental hasta que la legislatura
indonesia se reúna en noviembre. El secretario general de la ONU pidió que
Yakarta ponga en práctica su responsabilidad de mantener la calma y el orden.
Un grupo de 54 policías de la ONU y
personal local salieron de Maliana, en las afueras de la capital timoresa de
Dili, en momentos en que activistas que se oponen a la independencia irrumpían
en la localidad. Unas 20 casas en Maliana fueron incendiadas y miembros de la
milicia pro-indonesia prendieron fuego a un número similar de viviendas en la
localidad de Likita. La violencia se extendió también a Dili, donde había
tiroteos en dos vecindarios, mientras proseguía el recuento de los votos del
referéndum. Si bien Indonesia indicó que podría permitir la presencia de una
fuerza de paz en Timor Oriental, esta misión debe ser aprobada por el Consejo
de Seguridad de la ONU.
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