La
política hacia Alemania oriental iniciada por Willy Brand, sumada a los cambios
que se estaban produciendo en la Unión Soviética con la Perestroika,
facilitaron el proceso de unificación de las dos Alemanias. La caída del muro
de Berlín en 1989 será su símbolo más significativo.
El camino
de Alemania hacia la reunificación
En
1969, la victoria del Partido Socialdemócrata (PSD) condujo a Willy Brandt,
antiguo alcalde de Berlín Occidental, a la cancillería.
Éste inició la
Ostpolitik ('política oriental') con el fin de mejorar relaciones políticas y
comerciales con el bloque soviético. En 1970 firmó tratados de no agresión con
la URSS y Polonia que confirmaron las fronteras existentes. Invirtiendo la
política de Adenauer sobre Alemania Oriental, alcanzó un acuerdo con la República Democrática
en 1972, que mejoraba el acceso de personas de Alemania Occidental a Berlín
Occidental.
En 1973 los dos países se concedieron el reconocimiento diplomático
mutuo y fueron admitidos en Naciones Unidas. Al año siguiente, Brandt dimitió
cuando se descubrió que un miembro de sus empleados personales era un espía
alemán oriental. Fue sucedido por Helmut Schmidt.
Schmidt
se enfrentó a problemas internos que habían estado latentes desde finales de la
década de 1960. La economía frenó su crecimiento como consecuencia de la crisis
económica mundial de 1973 y aumentó el desempleo y la inflación. El país
también se enfrentó al descontento estudiantil y a una ola de atentados,
secuestros y asesinatos por organizaciones terroristas tales como el grupo Baader-Meinhof. En
asuntos exteriores, Schmidt mantuvo la Ostpolitik de Brant en las relaciones
con Alemania Oriental.
El
gobierno de coalición socialdemócrata-liberal presidido por Schmidt ganó las
elecciones de 1976 y 1980, pero en 1982 el Partido Liberal lo abandonó formando
una nueva coalición liderada por el democristiano Helmut Kohl.
Helmut Kohl |
En
la década de 1980, la
República Federal de Alemania surgió como un importante poder
económico, junto con Japón y Estados Unidos. El liderazgo internacional de
Alemania Occidental se hizo más destacado a finales de dicha década. La República Federal
apoyó tanto el proceso unificador de Europa Occidental en la Comunidad Europea
(actualmente denominada Unión Europea) como el nacimiento de las nuevas
democracias en Europa Oriental. La coalición política de Kohl venció en las
elecciones de 1983 y 1987. Las dos repúblicas alemanas alcanzaron mejores
relaciones gracias a nuevos acuerdos financieros y de movilidad de la población
en 1984, y el presidente
de Alemania Oriental Erich Honecker realizó en 1987 su primera visita oficial a
Alemania Occidental.
Reunificación
Con
las reformas sociales y de la economía soviética introducidas por el líder
soviético Mijaíl Gorbachov a finales de la década de 1980, los regímenes
respaldados por los soviéticos en Europa Oriental comenzaron a perder el control sobre su
población.
El gobierno comunista de la República Democrática
de Alemania cayó en 1989, acontecimiento que alteró profundamente las
relaciones entre las dos repúblicas alemanas.
Con la
caída del Muro de Berlín y otras barreras a la emigración, más de
200.000 alemanes del Este entraron en Alemania Occidental. El gobierno de
Alemania Occidental no sólo ayudó a los nuevos emigrantes sino que también
realizó una gran inyección de capital para reforzar la enferma economía de
Alemania Oriental. Ambas Alemanias unieron sus sistemas financieros en julio de
1990 y en octubre, la
República Democrática de Alemania (Alemania Oriental) se
disolvió y formó parte de la nueva República Federal de Alemania.
La
coalición democratacristiana, dirigida por Kohl, obtuvo una victoria decisiva
en las elecciones de diciembre de 1990 para el nuevo gobierno de la Alemania
unificada, y Kohl se convirtió en canciller. El recién elegido Bundestag
(órgano legislativo del parlamento alemán) representante de ambas Alemanias,
nombro el 20 de junio de 1991
a Berlín capital de Alemania.
Para
financiar los programas de inversión que mejoraran la situación social en el
Este, el gobierno subió los impuestos, generando la oposición entre los
ciudadanos. El influjo de más de 200.000 alemanes llegados de los países
europeos orientales en busca de asilo en Alemania también limitó el crecimiento
económico. Hacia 1992 la tasa de desempleo regresó prácticamente al índice
normal en los países occidentales aunque se mantuvo por encima del 15% en los
estados de la
antigua Alemania Oriental.
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