El 1º de enero de 1994,
mientras México festejaba el ingreso al nuevo año con su incorporación al
Tratado de Libre Comercio con Canadá y Estados Unidos, una insurrección de
campesinos tomaba violentamente varias ciudades, poniendo en el tapete la
situación de pobreza de los sectores índigenas olvidados de México.
La
Insurrección Zapatista de
Chiapas
El 1º de enero de 1994,
fecha en que se producía la incorporación de México al Tratado de Libre
Comercio Norteamericano, un grupo de indígenas, que formaba el llamado Ejército
Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), ocupó cuatro poblaciones del sur de
México en el estado de Chiapas.
El ejército zapatista, integrado por campesinos indígenas de las etnias
tzotziles, tzeltales, tojolabales, choles y lacandones, tenía como cabeza
visible al líder mestizo conocido con el nombre de subcomandante Marcos.
El motivo de la sublevación fue la protesta ante la situación de extrema
pobreza de los indígenas y campesinos de todo el país, la reivindicación de
propiedad sobre las tierras arrebatadas a las comunidades indígenas, un mejor
reparto de la riqueza y la participación de las diferentes etnias en la
organización de su estado y a
nivel nacional, considerando las formas culturales de los
grupos que viven en todo el país. El
grupo se denominó zapatista en memoria del líder campesino
Emiliano Zapata.
El estado de Chiapas es uno de los que posee mayores recursos naturales
de México: petróleo, maderas, minas y tierras fértiles para la práctica
agrícola. A pesar de ello, es el estado donde la desigualdad es más patente, ya
que su organización sociopolítica sigue apoyada en las viejas estructuras
sociales y políticas de carácter autoritario y latifundista.
La ocupación de diversos municipios fue respondida con el envío de tropas
federales a las ciudades tomadas por el EZLN, con enfrentamientos entre los
indígenas y campesinos y el Ejército federal en las principales ciudades del
estado como San Cristóbal de Las Casas y Ocosingo; este clima de violencia hizo
que el gobierno mexicano enviara mediadores como el exregente de la capital, Manuel Camacho Solís, y
el obispo de San Cristóbal, Samuel Ruiz, quienes negociaron una salida pacífica
al conflicto a cambio de ciertas concesiones entre las que se encontraba la
supresión del candidato del PRI al gobierno del estado, perteneciente a la
oligarquía chiapaneca. La iglesia de dicho estado apoyó el diálogo y se mantuvo
al lado de los indígenas y campesinos, defendiendo sus derechos más básicos. No
obstante la tregua obtenida, se ha abierto en la zona un clima de hostilidades
y debates que hoy todavía persiste.
Tras el asesinato del candidato del PRI (Partido Revolucionario
Institucional), Luis Donaldo Colosio Murrieta, Ernesto Zedillo Ponce de León
(coordinador de la campaña presidencial del PRI) ganó las elecciones
presidenciales en agosto de 1994.
El
presidente Zedillo se enfrentó casi de inmediato con una de las peores crisis
financieras de México, provocada por un déficit de aproximadamente 30.000
millones de dólares en su cuenta corriente. Se planeó un paquete de rescate
internacional bajo la coordinación del presidente estadounidense Clinton, y
Zedillo anunció medidas de austeridad y la privatización de los bienes del
Estado.
Entretanto, el levantamiento del campesinado indígena del sur de Chiapas
continuaba bajo el liderazgo del subcomandante Marcos. El levantamiento ha
puesto de manifiesto la precaria situación de los indígenas y ha forzado al
gobierno a prestar oídos a sus demandas. La economía mexicana, sin haber
sorteado por completo la crisis iniciada en 1994, ofrece síntomas de mejoramiento.
En las últimas elecciones legislativas del 6 de julio de 1997, el PRI
perdió la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados y los principales partidos
de oposición, el conservador Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática
(PRD), consolidaron su presencia en el Congreso: el PRI alcanzó el 38% de los
votos, el PAN el 26% y el PRD el 25%. El presidente de la nación, Ernesto Zedillo,
manifestó que se inicia en el país "una nueva actitud política, cultura
política y ética de responsabilidad pública".
El PRI, después de 68 años en el poder, sigue disponiendo de la
presidencia, la mayoría absoluta en el Senado y la mayoría de los municipios
más importantes del país, pero después de estas elecciones deberá cohabitar,
negociar y pactar en el Congreso con los partidos de oposición. México comienza
así una nueva etapa de normalidad democrática.
El 19 de enero de 1996, el gobierno y la guerrilla alcanzaron el primer
consenso: incorporar en la Constitución el reconocimiento de la autonomía indígena.
Meses después, el EZLN acordó transformarse en un grupo político para
participar en la mayor democratización del país. Sin embargo, pese al respaldo
internacional que han recibido los planteos del movimiento zapatista, la
represión contra los indígenas de Chiapas sigue presente.
El 22 de diciembre de 1997, un grupo de pistoleros
armados con fusiles de asalto, machetes y otras armas penetró en la aldea
mexicana de Acteal y asesinó a 45 personas; otras 30 resultaron heridas. Todas
las víctimas eran indios tzotziles. Entre los muertos figuraban 21 mujeres y 15
niños.
Varias organizaciones de derechos humanos y numerosos
testigos presenciales afirmaron que los asesinos pertenecían a un grupo paramilitar
organizado por líderes locales del PRI para intimidar a los partidarios del
Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Algunos funcionarios del gobierno
habían recibido advertencias de un aumento de las actividades paramilitares en
la zona, y recientemente los campesinos empezaron a abandonar sus casas por
miedo. Una gran parte de los asesinados en Acteal eran refugiados procedentes
de zonas cercanas.
El procurador general Jorge Madrazo Cuéllar,
designado para realizar la investigación, aseguró que los asesinatos estaban
relacionados con una serie de disputas locales, algunas de las cuales se
remontaban a la década de 1930. Altos cargos del PRI afirmaron que la
implicación de miembros de su partido en la masacre no significaba que el PRI
apoyara la matanza. Sin
embargo, el subcomandante Marcos acusó de complicidad a los gobiernos estatal y
federal.
La matanza de Acteal ha sido el peor acto de
violencia desde la insurrección del EZLN, en la que murieron más de 145
personas.
Las negociaciones entre el EZLN y el gobierno mexicano sobre cuestiones como
la reforma agraria y la autonomía para los grupos indígenas van y vienen desde 1996, el fin del siglo XX y hasta ahora, sin lograr avances concretos en su reclamo de reconocimiento de derechos y de la cultura indígena en la Constitución, constituyendo de facto un gobierno autónomo desde el punto de vista de su organización social, educativa y de salud.
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