La discriminación
contra los católicos irlandeses llegó a extremos con la encarcelación -sin
juicio previo- de todo sospechoso de pertenecer al IRA. Estos hechos tendrán su
punto más dramático un domingo de enero de 1972 en Belfast: la leyenda del
"Bloody Sunday", el domingo sangriento,
Con este hecho se inicia una década de violencia continua entre los grupos beligerantes.
Los orígenes del conflicto
Los
enfrentamientos en Irlanda del Norte comenzaron en la década de 1960, pero sus
orígenes se remontan hasta el siglo XVI, cuando la reina Isabel I
consolidó el dominio de Inglaterra sobre Irlanda en medio de la gran revolución
religiosa en Europa.
La Reforma dividió al continente en países católicos y
protestantes y añadió el factor religioso a las relaciones entre
Irlanda -que permaneció mayoritariamente fiel a la Iglesia de Roma- e
Inglaterra, cuya población se convirtió en su mayoría al nuevo credo.
El
temor a que Irlanda se aliara con potencias católicas como España y Francia, y
que constituyese una grave amenaza para Inglaterra hizo que Isabel I enviara
colonos protestantes ingleses y escoceses al Ulster -una provincia histórica
irlandesa situada en el extremo noroeste de la isla- en un intento de controlar
y pacificar el país. La Reina estableció además unas restricciones para la
población católica nativa: la misa se debía celebrar en secreto, el sacerdocio
fue prohibido y el derecho a la propiedad de la tierra restringido. Estas
discriminaciones no fueron abolidas hasta la Emancipación Católica
de 1829.
Las
divergencias entre ambas sociedades afloraron durante la Hambruna Irlandesa
(1845-1849), causada por la pérdida de la cosecha de patata, alimento básico
del país. Aunque la población moría de hambre, se impuso el mantenimiento de
las exportaciones de comida a Gran Bretaña. La hambruna dejó a Irlanda diezmada
y resentida, y millones de personas tuvieron que emigrar en busca de una vida
mejor.
Sin
embargo, los más favorecidos por la unión fueron los protestantes de Irlanda
del Norte. Además de ser los principales terratenientes, también les pertenecía
la zona más industrializada del país y les era muy provechosa la asociación con
una de las grandes potencias del mundo. La agricultura estaba más desarrollada
en esta región, por lo que los protestantes se vieron menos afectados por la
hambruna que los católicos.
A
medida que prosperaron los principios democráticos en el Reino Unido y se
expandió el sufragio masculino, la idea del autogobierno (Home Rule) ganó
terreno. Sus defensores concebían una Irlanda independiente, manteniendo
ciertos vínculos con la
Corona Británica.
El autogobierno fue finalmente aprobado en
1912, pero su entrada en vigor fue aplazada por la Primera Guerra Mundial
(1914-1918).
En 1916 un grupo de revolucionarios impacientes organizó una
insurrección conocida como el levantamiento de Pascua. Los rebeldes fracasaron
en su intento de lograr el apoyo popular, pero la ejecución de sus líderes por
parte de las autoridades británicas cambió bruscamente la situación. El
nacionalismo radical ganó aún más adeptos cuando Londres intentó establecer el
servicio militar obligatorio en Irlanda.
La
rebelión tuvo como resultado final la guerra de Independencia irlandesa
(1919-1921), y la división de la isla. Irlanda del Norte, formada por seis de los
nueve condados del Ulster y dominada por los protestantes, mantuvo fuertes
lazos con el Reino Unido. En 1922, el sur, de mayoría católica, se convirtió en
el Estado Libre de Irlanda, gobernado desde Dublín.
La
hegemonía protestante en Irlanda del Norte supuso una ciudadanía de segunda
clase para los católicos, muchos de ellos con dificultades para encontrar
trabajo y sin igualdad de derechos políticos.
La década de 1960 transformó los
antiguos esquemas. Martin Luther King y el movimiento de derechos civiles de
Estados Unidos fueron la inspiración de un levantamiento similar en Irlanda del
Norte, que perseguía lograr una igualdad real para todos los ciudadanos, con
independencia de su religión.
Hubo
grupos de protestantes a favor del movimiento, pero la mayoría lo tomó como una
amenaza. Tuvieron lugar enfrentamientos violentos y el ejército británico se
vio obligado a intervenir para imponer la paz. En un primer momento, las tropas del Reino
Unido fueron bien acogidas por la población católica, pero la situación se
deterioró a principios de la década de 1970. En enero de 1972 los soldados
mataron a tiros a trece civiles inocentes y desarmados, en el suceso conocido
como el "Domingo Sangriento", comenzando una década de violencia
continua.
Domingo Sangriento en Belfast
Belfast. 30 de
enero de 1972. Aquella tarde de enero, más de 15.000 personas se manifestaron
en contra del internment. Esta medida introducida por el Gobierno británico
consistía en encarcelar sin juicio a los sospechosos de pertenecer al IRA
(Ejército Republicano Irlandés). Centenares de personas fueron internadas, la
mayoría de ellas inocentes, debido a la deficiente información y a la escasa
coordinación entre policía y Ejército.
La manifestación
se inició pacíficamente, aunque la tensión se respiraba en el aire. Un
regimiento de paracaidistas, uno de los más duros cuerpos del Ejército
británico, había sido enviado a Derry. Parecía un desafío.
De repente, un
pequeño grupo de manifestantes apartado del núcleo principal comenzó a lanzar
piedras a una barricada tras la que se parapetaban algunos soldados. Estos
respondieron con gas, balas de goma y agua a presión. En unos instantes, las
calles de Bogside se convirtieron en un caos. La gente corría despavorida entre
el ensordecedor ruido de disparos. Pronto la confusión se convirtió en terror.
Los cadáveres cubrían el suelo. Los gritos de mujeres y niños quedaban ahogados
por el estruendo de balas que retumbaban como cañones.
En 20 minutos, 13
cuerpos sin vida y mas de 30 heridos (uno de ellos moriría meses más tarde).
Había nacido la leyenda del Bloody Sunday (Domingo Sangriento).
Para Tony Doherty,
el hijo de una de las víctimas, simboliza todo lo que es injusto en esta
sociedad y conexión con Gran Bretaña. Demuestra que en veintiseis años nada ha
cambiado.
Sin embargo,
veintiseis años después el Gobierno británico accede a revisar la matanza del
"Bloody Sunday", uno de los episodios más oscuros de su intervención
en el Ulster. En efecto, el primer ministro Tony Blair anunció la apertura de
una nueva investigación sobre aquel Domingo Sangriento o Bloody Sunday.
La matanza, que
ocurrió durante una manifestación ilegal pero pacífica convocada por la
Asociación de Derechos Civiles el 30 de enero de 1972, generó violentos
disturbios que precipitaron la suspensión de la Asamblea norirlandesa y la
imposición del Gobierno directo de Londres.
Edward Heath,
entonces primer ministro, encargó una investigación oficial a su canciller de
Justicia, Lord Widgery, quien exculpó a los soldados por considerar que habían
actuado en defensa propia, aunque nunca pudo demostrar que los manifestantes
estuvieran armados. El informe que Widgery elaboró en sólo 11 semanas fue
objeto de una viva polémica. Al juez se le acusó de no haber tenido en cuenta
más que una docena de testimonios sesgados y, en particular, una advertencia de
su Gobierno recordándole que en el Ulster se estaba librando "una guerra
tanto militar como propagandística".
A lo largo de los
años han emergido pruebas que contradicen radicalmente la versión oficial, como
unas conversaciones por radio entre soldados apostados en los muros de
Londonderry, en las que en ningún momento se mencionaba que fueran atacados por
los manifestantes.
La opción de la
lucha armada llevada adelante por el IRA -que se intensificó en la década del
sesenta- en las últimas décadas del siglo ha dejado el paso a un alto al fuego
y al inicio de las conversaciones de paz.
En
1981 Bobby Sands y otros nueve reclusos del IRA comenzaron una dramática huelga
de hambre, para lograr el restablecimiento de su condición de presos políticos.
El gobierno británico de Margaret Tatcher se negó y los terroristas murieron.
Pero antes de fallecer, Sands fue elegido miembro del Parlamento Británico. A
su funeral acudieron más de 100.000 personas. Este hecho convenció a muchos
miembros del Sinn Féin -entre ellos a Gerry Adams, entonces joven activista que
había pasado un tiempo en la cárcel por su militancia republicana- de que
podían obtener un mayor apoyo a través de las urnas que mediante las balas. A
principios de la década de 1980 el Sinn Féin se presentó por primera vez a las
elecciones y Adams intentó durante todo el decenio dotar al partido de fuerza
electoral.
***
De interés:
- el film de ficción "Domingo sangriento", de Paul Greengrass (Irlanda, Reino Unido, 2002), que recrea los dramáticos hechos.
- el excelente film "Hambre" de Steve McQueen (Reino Unido, Irlanda, 2008), sobre esta huelga de hambre de 1981 encabezada por Bobby Sands (interpretado por Michael Fassbender).
- el film de ficción "Domingo sangriento", de Paul Greengrass (Irlanda, Reino Unido, 2002), que recrea los dramáticos hechos.
- el excelente film "Hambre" de Steve McQueen (Reino Unido, Irlanda, 2008), sobre esta huelga de hambre de 1981 encabezada por Bobby Sands (interpretado por Michael Fassbender).
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Proceso de paz
En 1990 John Major
sustituyó a Margaret Thatcher en el cargo de primer ministro británico y adoptó
un punto de vista más pragmático de la situación de Irlanda del Norte.
La
elección de Bill Clinton como presidente de Estados Unidos en 1992 tuvo también
sus consecuencias. Clinton comenzó a interesarse por la situación de Irlanda
durante su estancia en la Universidad de Oxford a finales de la década de 1960
y puso un interés especial por cooperar en la negociación. Entre
sus motivaciones políticas existe el hecho de que los irlandeses constituyen el
tercer conjunto étnico en importancia numérica de Estados Unidos y forman un
poderoso grupo de presión.
Al
mismo tiempo, en diciembre de 1993, el primer ministro irlandés Albert Reynolds
y Major firmaron la Declaración de Downing Street, un documento clave que
permitió el comienzo de las negociaciones de paz. Se reafirmaba el principio
del derecho del pueblo de Irlanda -del norte y del sur- a decidir su propio
futuro y exigía que todos los grupos que participasen en el proceso respetaran
los procedimientos pacíficos. En agosto de 1994 el IRA declaró un alto el fuego
por primera vez en su historia.
Sin
embargo, todavía quedaban muchos problemas por resolver. El IRA no quería
entregar las armas sin que el Sinn Féin hubiese sido admitido en las
conversaciones. El proceso de paz se estancó, y el IRA retomó sus acciones
violentas. Las idas y venidas en el tema, la desconfianza mutua comenzó
lentamente a desplazarse a partir de la victoria aplastante del Partido
Laborista de Tony Blair en 1997, dándose un nuevo impulso al proceso de paz.
Las
conversaciones establecidas para lograr la paz en Irlanda del Norte concluyeron
el 10 de abril de
1998 con un histórico acuerdo que tiene como objetivo reformar las
instituciones políticas en este territorio integrado en el Reino Unido, que
ocupa el noreste de la isla de Irlanda. Es la oportunidad para poner punto
final a tres décadas de violencia entre las comunidades católica y protestante
que han convertido a Irlanda del Norte en una tierra desgarrada por el
conflicto.
Ocho
de los diez partidos políticos de Irlanda del Norte, además de los
representantes de la República de Irlanda y del Reino Unido, promotores de las
negociaciones, han firmado el pacto de Stormont (nombre del castillo situado en
las afueras de Belfast donde se ha ratificado el plan de paz). Según este
acuerdo, se creará una nueva Asamblea Autónoma en la que protestantes y
católicos compartirán el poder; así, Irlanda del Norte, tras 26 años bajo
gobierno directo del Reino Unido, alcanzará un cierto grado de autonomía.
También se constituirá un Consejo Norte-Sur que fomente la cooperación entre Irlanda
del Norte y la República de Irlanda, se redefinirá el papel de las fuerzas de
seguridad, se formará un nuevo consejo británico-irlandés para regular el
contacto entre las dos islas y se crearán organismos que controlen el desarme
de los grupos paramilitares y la puesta en libertad de presos políticos.
A
partir del acuerdo de paz, aprobado en referéndum en el mes de mayo de 1998, se
celebró la primera sesión de la Asamblea Autónoma de Irlanda del Norte. con
competencia sobre un amplio abanico de materias, incluidas agricultura,
sanidad, educación y finanzas.
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