Julio
Cortázar (1914-1984)
Gran parte de su obra
constituye un retrato, en clave surrealista, del mundo exterior, al que
considera como un laberinto fantasmal del que el ser humano ha de intentar
escapar.
Una de sus primeras obras, "Los reyes" (1949), es un poema
en prosa centrado en la leyenda del Minotauro. El tema del laberinto reaparece
en "Los premios" (1960), una novela que gira alrededor del crucero
que gana un grupo de jugadores en un sorteo, y que se va convirtiendo a lo
largo del relato en una auténtica pesadilla.
La publicación de
"Rayuela" (1963), la obra que despertó la curiosidad por su autor en
todo el mundo, constituyó una novela de ruptura precisamente en un momento
histórico de grandes convulsiones a nivel mundial y que coincidía con ese clima
de inquietud y de cuestionamiento que se estaba viviendo.
Cortázar implica al
lector en un juego creativo en el que él mismo puede elegir el orden en que
leerá los capítulos, ordenados de un modo poco convencional.
En
"Rayuela", Cortázar se enfrenta al problema de expresar en forma
novelada las grandes interrogantes que los filósofos se plantean en términos
metafísicos. Se trata de representar el absurdo, el caos y el problema
existencial mediante una técnica nueva. El autor pretende echar abajo las
formas usuales de la novela para crear ex profeso una antinovela, sin trama, sin
intriga, sin descripciones ni casi cronología. Él mismo dice que quiere superar
el falso dualismo entre razón e intuición, materia y espíritu, acción y
contemplación para alcanzar la visión de una nueva realidad, más mágica y más
humana.
Entre sus restantes
obras se encuentran numerosos relatos breves cuya atmósfera fantástica retoma
la de los relatos de su compatriota Jorge Luis Borges. Como "Las armas
secretas" (1969), uno de cuyos relatos, 'El perseguidor', se ha convertido
en un referente obligado de la obra de Cortázar. A diferencia de las restantes
novelas de su autor, su compromiso con las revoluciones cubana y sandinista lo
llevaron a escribir acerca de temas políticos y humanistas como por ejemplo
"El libro de Manuel" (1973).
Mario
Vargas Llosa (1936- )
El escritor peruano
Mario Vargas Llosa es básicamente un realista, y a veces un regionalista, cuyas
obras reflejan la convulsa realidad social peruana (y en algún caso,
latinoamericana), sacudida por conflictos de tipo racial, sexual, moral y
político. Su representación artística de esa problemática no es, sin embargo,
mimética o naturalista, sino que incorpora las técnicas narrativas más
innovadoras de la novela contemporánea (multiplicidad de focos narrativos,
montaje de planos espacio-temporales, efectos expresionistas, monólogo
interior). Es, por la fecundidad, riqueza y hondura de su obra creadora y por
su continua presencia en el debate sobre asuntos relativos a libertad,
violencia, censura y justicia, una de las personalidades intelectuales más
activas e influyentes de la actualidad.
La destreza técnica y el
virtuosismo de su lenguaje narrativo son todavía mayores en las dos siguientes
novelas: "La casa verde" (1966), que aprovecha memorias de sus años
en Piura para componer un gran mural de acción y degradación sexual; y
"Conversación en la Catedral" (1969), que transcurre durante los
oscuros años de la dictadura de Manuel A. Odría (1948-1956) intentando un vasto
análisis de los círculos del poder, el mundillo del periodismo amarillo y los
cabarés de mala muerte. En 1967 publicó su notable relato "Los
cachorros".
La rigurosa objetividad
y la indeclinable tensión con las que plantea sus conflictos, cede un poco en
la segunda etapa de su producción novelística, que se distingue por toques de
humor grotesco, como en "Pantaleón y las visitadoras" (1973), o por
retratarse a sí mismo en su relato, como en "La tía Julia y el
escribidor" (1977), en la que narra episodios de su primer matrimonio y
sus comienzos literarios. "La guerra del fin del mundo" (1981) es una
vuelta al estilo de composición épica de su primera etapa y una rara incursión
en el mundo sociopolítico del Brasil de fines del siglo XIX, siguiendo el
modelo de gran reportaje establecido por Euclides da Cunha.
Jorge Luis Borges (1899-1986)
Escritor
argentino cuyos desafiantes poemas y cuentos vanguardistas lo consagraron como
una de las figuras prominentes de las literaturas latinoamericana y universal.
Aunque
es más conocido por sus cuentos, se inició en la escritura con ensayos
filosóficos y literarios, algunos de los cuales se encuentran reunidos en
Inquisiciones.
La historia universal de la infamia (1935) es una colección de
cuentos basados en criminales reales.
En 1955 fue nombrado académico de su país
y en 1960 su obra era valorada universalmente como una de las más originales de
América Latina. A partir de entonces se suceden los premios y las
consideraciones. En 1961 comparte el Premio Fomentor con Samuel Beckett, y en
1980 el Cervantes con Gerardo Diego.
A
lo largo de toda su producción, Borges creó un mundo fantástico, metafísico y
totalmente subjetivo.
Su obra, exigente con el lector y de no fácil
comprensión, debido a la simbología personal del autor, ha despertado la
admiración de numerosos escritores y críticos literarios de todo el mundo.
Describiendo su producción literaria, el propio autor escribió: "No soy ni
un pensador ni un moralista, sino sencillamente un hombre de letras que refleja
en sus escritos su propia confusión y el respetado sistema de confusiones que
llamamos filosofía, en forma de literatura".
"Ficciones" (1944)
está considerado como un hito en el relato corto y un ejemplo perfecto de la
obra borgiana. Los cuentos son en realidad una suerte de ensayo literario con
un solo tema en el que el autor fantasea desde la subjetividad sobre temas,
autores u obras; se trata pues de una ficción presentada con la forma del
cuento en el que las palabras son importantísimas por la falsificación
(ficción) con que Borges trata los hechos reales. Cada uno de los cuentos de
"Ficciones" está considerado por la crítica como una joya, una
diminuta obra maestra. Además, sucede que el libro presenta una estructura
lineal que hace pensar al lector que el conjunto de los cuentos conducirán a un
final con sentido, cuando en realidad llevan a la nada absoluta. Otros libros
importantes del mismo género son "El Aleph" (1949) y "El
hacedor" (1960).
Carlos Fuentes (1928-2012 )
Carlos
Fuentes, escritor mexicano nacido en Panamá y crecido en diversos países
americanos, a causa de la profesión diplomática de su padre, estudió en Suiza y
Estados Unidos aunque la carrera de abogado la realizó en la Universidad Nacional
Autónoma de México, donde conoció al profesor exiliado
español Manuel Pedroso, que ejerció una gran influencia en su vocación
literaria.
Empezó a publicar en la revista Medio siglo con sus compañeros de
generación, Salvador Elizondo, Flores Olea, González Pedrero y Sergio Pitol.
Fundó y dirigió con Emanuel Carballo la Revista Mexicana
de Literatura (1955-1958) y fue codirector con Luis Villoro, Francisco López Cámara y
Jaime
García Terrés de "El espectador"
(1959-1960), una importante revista política.
Desde
la publicación de la colección de cuentos "Los días enmascarados"
(1954) empieza a definirse su narrativa y su popularidad: lo fantástico colinda
con lo real y empieza a
fusionar el mundo prehispánico con el actual. Su primera
novela, "La región más transparente" (1958), lo consagró de inmediato
en los medios literarios mexicanos; en ella trata el tema de la ciudad de
México en franco futuro apocalíptico, superpone distintas técnicas literarias y
diversas clases sociales, así como diferentes épocas y culturas.
En "Las
buenas conciencias" (1959) explora otra vena más realista y planea una
nueva comedia humana mexicana. En su tercera novela, "La muerte de Artemio
Cruz" (1962), -donde adquiere su perfil característico y muestra la
asimilación de técnicas modernas, como el monólogo interior y la alternancia de
narradores, propias de la literatura norteamericana-, reconstruye cincuenta
años de la vida nacional a través de su personaje principal y enjuicia la Revolución Mexicana.
En
otros títulos ha continuado trazando un gran fresco de la sociedad mexicana
contemporánea: "Aura" (1962), una narración breve y uno de sus
mejores textos, a caballo entre lo histórico y lo fantástico, es una versión
singular del eterno tema del vampiro. Otros libros de cuentos son "Cantar
de ciegos" (1964), "Chac Mool y otros cuentos" (1973). Con
"Zona sagrada" (1967), "Cambio de piel" (1967) regresa a lo
épico y esboza una cosmovisión carnavalesca irreverente.
"Terra
nostra" (1975) es una empresa colosal, un trabajo intrincado con el
lenguaje y la historia, uno de los textos más atrevidos que se hayan construido
en español en donde entrelaza distintos tipos de ficción y mitos entrecruzados.
Augusto Roa Bastos (1917-2005)
Augusto
Roa Bastos, el destacado autor paraguayo, es uno de los escritores más
complejos y talentosos de la contemporáneo al boom de los novelistas
latinoamericanos. Roa Bastos, un hombre sencillo que ha pasado gran parte de su
carrera en una relativa oscuridad, se caracteriza a sí mismo, sin rencor, como
un perpetuo exiliado. Ha vivido medio siglo fuera de su país natal, por razones
tanto políticas como personales. Si bien sus cuentos y novelas se concentran
principalmente en la trágica y fascinante historia de su país, en última
instancia trascienden el regionalismo y la cultura y transmiten un mensaje
universal.
Entre
sus distintos trabajos, Roa Bastos logró producir una colección de diecisiete
cuentos, publicados en 1953 con el título "El trueno entre las
hojas".
Los cuentos, que tratan de la opresión política, el choque de
culturas indígenas y extranjeras y la lucha por sobrevivir la guerra y otras
catástrofes, reproducen la experiencia paraguaya en términos simbólicos y
míticos.
La primera novela escrita en el exilio, "Hijo de hombre", se
publicó en 1960. Comienza con acontecimientos ocurridos en el época de Francia
y en la Guerra de la
Triple Alianza, preludios de tragedias posteriores, como la
Guerra del Chaco y la explotación de los campesinos, en particular los que
trabajan en la miseria de los cañaverales y los yerbales.
Como lo
sugiere su título, la novela tiene fuertes reminiscencias religiosas, en la que
un campesino sugiere la figura de Jesucristo y un oficial militar la de Judas. "Hijo de
hombre" ganó varios premios.
En 1967
Roa Bastos empezó el que habría de ser su gran libro sobre el dictador Francia.
El proyecto surgió como una invitación de Carlos Fuentes y Mario Vargas Llosa
para que escribiera un capítulo sobre el déspota paraguayo como parte de un
libro que se llamaría Los padres de la patria. El proyecto, concebido como una colección
de perfiles de dictadores latinoamericanos, no llegó a materializarse, aunque
originó tres libros
memorables: "El otoño del patriarca" de García Márquez, "El
recurso del método" de Alejo Carpentier y "Yo el Supremo" de Roa
Bastos.
Su obra
maestra, "Yo el Supremo", es una intrincada y a la vez equilibrada y
gratificante meditación sobre el tema del poder. El Supremo, el epíteto que se
asignó a sí mismo José Gaspar Rodríguez de Francia, se declaró dictador
perpetuo del Paraguay, país que gobernó como un hermético feudo durante la
primera mitad del siglo XIX. El autor se asigna a sí mismo una perpetuidad similar,
identificándose fuertemente con el sentido de aislamiento y soledad de Francia:
el escritor encerrado fuera de su patria, en forma similar al tirano, encerrado
dentro de ella.
"El
tema del poder, para mí, en sus diferentes manifestaciones, aparece en toda mi
obra, ya sea en forma política, religiosa o en un contexto familiar. El poder
constituye un tremendo estigma, una especie de orgullo humano que necesita
controlar la personalidad de otros. Es una condición antilógica que produce una
sociedad enferma. La represión siempre produce el contragolpe de la rebelión. Desde
que era niño sentí la necesidad de oponerme al poder, al bárbaro castigo por
cosas sin importancia, cuyas razones nunca se manifiestan".
Esta
novela, una obra densa y multifacética, puede resultar abrumadora si no se
tiene un sentido preliminar de su estructura. Esencialmente, el autor recopila
documentos a través de los cuales habla El Supremo: anotaciones privadas,
partes de una circular perpetua que narra la historia de su país, un registro
de sus orígenes familiares, transcripciones de textos dictados a su secretario
privado Policarpo Patiño, y un pasquín en el que se exige que el dictador sea
decapitado y sus seguidores ahorcados. Este último está supuestamente escrito
por el propio Supremo, acto subversivo que persigue al dictador a lo largo de
todo el libro. Algunos comentaristas desconocidos también interrumpen la
narración criticando a Francia. En algunas notas se describe la condición de
los documentos (incompletos, rotos, quemados) y se transcriben narraciones
contemporáneas de la época, reales y apócrifas, que con frecuencia contradicen
la versión de los hechos que narra El Supremo. El texto, de puntuación no
convencional, no es fácil de leer, ya que con frecuencia los relatos combinan
varias voces en una. desafiando la subjetividad en todo momento, Roa Bastos
presenta varios narradores, mientras que el dictador juega con los tiempos de
los verbos, hablando a veces en presente, en pasado e incluso en futuro cuando
ocasionalmente habla desde la tumba.
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