En las últimas décadas del
siglo, el arte, como expresión de la sociedad humana siguió desarrollándose,
buscando nuevas vertientes pero también regresando a un pasado en una visión a
veces nostálgica de este fin de siglo.
Panorama
del arte en las últimas décadas del siglo
Con la consolidación de la sociedad de consumo,
fundamentalmente en los países industrializados de Occidente, la industria del
entretenimiento y la publicidad borraron las categorías acerca del arte.
Como señala el filósofo francés Gilles Lipovetsky en su excelente ensayo "La era del vacío", la sociedad posmoderna que se ha prolonga hasta ahora (2014), "es aquella en que reina la indiferencia de masa, donde domina el sentimiento de reiteración y estancamiento, en que la autonomía privada no se discute, donde lo nuevo se acoge como lo antiguo, donde se banaliza la innovación..."
Como señala el filósofo francés Gilles Lipovetsky en su excelente ensayo "La era del vacío", la sociedad posmoderna que se ha prolonga hasta ahora (2014), "es aquella en que reina la indiferencia de masa, donde domina el sentimiento de reiteración y estancamiento, en que la autonomía privada no se discute, donde lo nuevo se acoge como lo antiguo, donde se banaliza la innovación..."
Como dice el historiador británico Eric Hobsbawm,
"los límites entre lo que es y no es clasificable como "arte",
"creación" o "artificio" se difuminan cada vez más, hasta
el punto de llegar incluso a desaparecer (...) porque una influyente escuela de
críticos literarios de fin de siglo pensó que era imposible, irrelevante y poco
democrático decidir si Macbeth es mejor o peor que Batman".
La actual sociedad globalizada que todo lo vende y
publicita, ha modificado profundamente la forma en que los seres humanos
perciben hoy la realidad y experimentan las obras de creación.
Panorama
de la pintura y escultura
En la década de 1970, aparecieron tendencias basadas en
la ruptura con los soportes tradicionales, especialmente los cuadros de taller
y las esculturas.
El arte rompe así sus limitaciones convencionales y se
manifiesta en la naturaleza, la ciudad, el cuerpo humano, el mundo cotidianos.
El arte conceptual, por su parte, engloba múltiples realizaciones que tienen en
común la supremacía de la idea del artista sobre la obra acabada.
A principios de la década de 1980 se desató una reacción
contra la impersonalidad del minimalismo y otros estilos abstractos, que
provocó un renacimiento de la pintura figurativa denominado neoexpresionismo. Evocador y provocativo, el neo expresionismo empleaba con frecuencia formas
distorsionadas y coloridos intensos, inspirados en los expresionistas alemanes
de setenta años antes. Entre los pintores asociados a este movimiento destacan
los alemanes Anselm Kiefer, Georg Baselitz y A. R. Penck, los italianos Sandro Chia
y Enzo Cucchi, y los estadounidenses Julian Schnabel y David Salle.
Tres figuras y un retrato. F. Bacon. 1975. |
Con anterioridad a que el neoexpresionismo devolviera el
interés por la pintura figurativa, cierto número de artistas independientes
habían destacado por sus representaciones figurativas.
Los personajes
atormentados y marginados de Francis Bacon, los hábiles retratos urbanos y las
escenas frívolas de David Hockney o el realismo tradicionalista de Lucian Freud
son muestras de la fuerza de esta corriente en el arte del último cuarto del siglo
XX. En este sentido, también cabe destacar la labor del español Antonio López,
un hiperrealista con tintes surrealistas que ha alcanzado una gran proyección
internacional gracias a sus vistas de Madrid.
A. Kiefer. The milky way. 1985-87 |
En el panorama de la escultura, a mediados de la década
de 1980, especialmente en la obra de Joel Shapiro y otros, la figura humana
comienza a reaparecer dentro de la tendencia conocida como posmodernismo.
Otro
escultor reconocido mundialmente es Isamu Noguchi. Hijo de madre estadounidense
y padre japonés (el poeta Yone Noguchi), Isamu se debatió toda su vida entre
estas dos herencias, preocupado siempre por ser aceptado en ambos medios. Ese
conflicto interno definió en gran medida su camino del arte, un sendero en el
cual se conjugó lo mejor de la tradición oriental y el modernismo occidental,
aunque entre Japón y Estados Unidos hubo rechazos y descalificación a su obra
por el conflicto bélico entre ambas naciones que lo formaron. A este productor
versátil le interesó trabajar en múltiples estilos y medios; más allá, en
experimentar con nuevos materiales. Aun en los últimos años de su vida (murió a
los 84 años) se lanzaba a la aventura de explorar en piedras hasta que como él
mismo decía "encontraba la esencia o el espíritu de la roca".
In silent walking. Noguchi. 1989. |
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