sábado, 30 de noviembre de 2013

1994. Genocidio de Ruanda

1994. En África ocurre una de las peores atrocidades del siglo XX: la brutal matanza de unas 800.000 personas en Ruanda.

El 6 de abril de 1994, el avión del presidente ruandés Juvénal Habyarimana fue derribado por atacantes desconocidos cuando se aproximaba a la capital ruandesa, Kigali.
La muerte de Habyarimana desencadenó una serie de acontecimientos en los que vecinos e incluso amigos se enfrentaron entre sí.
Se produjeron asesinatos dentro de las familias al matar los hutus a sus parientes tutsis
Aunque la violencia fue aparentemente espontánea, de hecho había sido planificada. A pesar de que un gran número de medios de comunicación describieron erróneamente lo que ocurría como un conflicto tribal, las verdaderas causas eran otras.


Las raíces del conflicto
El conflicto entre hutus y tutsis en el este de África Central no era el producto de antiguos odios tribales, como se ha afirmado con tanta frecuencia.
Los hutus y los tutsis no son tribus.
Una tribu es una comunidad diferenciada con su propio lenguaje, idioma, costumbres, territorio y religión. Los hutus y tutsis de las naciones de Ruanda y Burundi comparten el mismo territorio, hablan el mismo idioma (kinyarwanda en Ruanda, kirundi en Burundi), tienen las mismas costumbres, practican la misma religión y frecuentemente se casan entre sí.
La diferencia real entre los hutus, que son mayoritarios (entre el 80 y el 85% de la población en Ruanda y Burundi), y los tutsis, que representan una minoría de entre el 12% y el 15% en ambos países, es de carácter sociopolítico.

Los habitantes originales de la zona conocida actualmente como Ruanda eran los twas. Los hutus ruandeses emigraron posteriormente a la región, y ya estaban bien establecidos cuando llegaron los tutsis a principios del siglo XV.
Esta sociedad pre colonial tenía una estructura jerarquizada en la que los tutsis eran la aristocracia dominante. Su posición social estaba ligada a la propiedad de ganado, un símbolo de distinción en muchas sociedades del África Oriental.

Los hutus no estaban autorizados a poseer ganado si no se lo concedía un señor tutsi. La concesión (o retirada) de ganado, era un vínculo esencial entre los patrones tutsis y sus clientes hutus. Por ejemplo, los soldados hutus que servían bien en la guerra a sus jefes tutsis eran a menudo recompensados con ganado.

Las guerras en la región eran frecuentes, pero no enfrentaban a tutsis contra hutus. Se trataba de conflictos civiles entre tutsis de alto linaje -apoyados respectivamente por sus vasallos hutus en un sistema similar al de la Europa medieval- o de guerras externas entre el reino de Ruanda y los reinos vecinos que actualmente forman parte de Uganda y Tanzania.

Ruanda fue colonizada por Alemania (desde 1894 a 1916) y posteriormente por Bélgica (de 1916 a 1962). Bélgica ocupó la región durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y gobernó el país con un mandato de la Sociedad de Naciones y posteriormente de la ONU. Tanto Alemania como Bélgica decidieron ejercer su gobierno a través del sistema social existente en Ruanda, con aristócratas tutsis y clientes hutus. No obstante, sus motivos para hacerlo crearon tensiones entre estos grupos y ayudaron a sentar las bases para los posteriores conflictos en Ruanda.

Basándose en las características físicas -los tutsis solían ser altos, delgados y de aspecto más "europeo" que los hutus, más bajos y robustos-, los colonizadores determinaron que los tutsis y los hutus eran dos razas distintas.
Según las teorías raciales de finales del siglo XIX y principios del XX, los tutsis, con su aspecto más "europeo", eran considerados la "raza superior" y recibían un tratamiento preferente. En 1930, los funcionarios auxiliares de Bélgica en Ruanda eran casi todos tutsis, lo que les hizo ganarse una enemistad duradera de los hutus.

Después de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), muchas colonias africanas empezaron a avanzar hacia la independencia.
Al haber sido favorecidos en todo, incluida la educación, los tutsis de Ruanda eran más conscientes que los hutus de la tendencia descolonizadora y pidieron la independencia a Bélgica. En un intento desesperado por eludir esta exigencia, los belgas empezaron a

viernes, 15 de noviembre de 2013

1994. La insurrección zapatista de Chiapas



El 1º de enero de 1994, mientras México festejaba el ingreso al nuevo año con su incorporación al Tratado de Libre Comercio con Canadá y Estados Unidos, una insurrección de campesinos tomaba violentamente varias ciudades, poniendo en el tapete la situación de pobreza de los sectores índigenas olvidados de México.

  
La Insurrección Zapatista de Chiapas

El 1º de enero de 1994, fecha en que se producía la incorporación de México al Tratado de Libre Comercio Norteamericano, un grupo de indígenas, que formaba el llamado Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), ocupó cuatro poblaciones del sur de México en el estado de Chiapas.
El ejército zapatista, integrado por campesinos indígenas de las etnias tzotziles, tzeltales, tojolabales, choles y lacandones, tenía como cabeza visible al líder mestizo conocido con el nombre de subcomandante Marcos.
 
El motivo de la sublevación fue la protesta ante la situación de extrema pobreza de los indígenas y campesinos de todo el país, la reivindicación de propiedad sobre las tierras arrebatadas a las comunidades indígenas, un mejor reparto de la riqueza y la participación de las diferentes etnias en la organización de su estado y a nivel nacional, considerando las formas culturales de los grupos que viven en todo el país. El grupo se denominó zapatista en memoria del líder campesino Emiliano Zapata.
El estado de Chiapas es uno de los que posee mayores recursos naturales de México: petróleo, maderas, minas y tierras fértiles para la práctica agrícola. A pesar de ello, es el estado donde la desigualdad es más patente, ya que su organización sociopolítica sigue apoyada en las viejas estructuras sociales y políticas de carácter autoritario y latifundista.
 
La ocupación de diversos municipios fue respondida con el envío de tropas federales a las ciudades tomadas por el EZLN, con enfrentamientos entre los indígenas y campesinos y el Ejército federal en las principales ciudades del estado como San Cristóbal de Las Casas y Ocosingo; este clima de violencia hizo que el gobierno mexicano enviara mediadores como el exregente de la capital, Manuel Camacho Solís, y el obispo de San Cristóbal, Samuel Ruiz, quienes negociaron una salida pacífica al conflicto a cambio de ciertas concesiones entre las que se encontraba la supresión del candidato del PRI al gobierno del estado, perteneciente a la oligarquía chiapaneca. La iglesia de dicho estado apoyó el diálogo y se mantuvo al lado de los indígenas y campesinos, defendiendo sus derechos más básicos. No obstante la tregua obtenida, se ha abierto en la zona un clima de hostilidades y debates que hoy todavía persiste.
Tras el asesinato del candidato del PRI (Partido Revolucionario Institucional), Luis Donaldo Colosio Murrieta, Ernesto Zedillo Ponce de León (coordinador de la campaña presidencial del PRI) ganó las elecciones presidenciales en agosto de 1994.
El presidente Zedillo se enfrentó casi de inmediato con una de las peores crisis financieras de México, provocada por un déficit de aproximadamente 30.000 millones de dólares en su cuenta corriente. Se planeó un paquete de rescate internacional bajo la coordinación del presidente estadounidense Clinton, y Zedillo anunció medidas de austeridad y la privatización de los bienes del Estado.
Entretanto, el levantamiento del campesinado indígena del sur de Chiapas continuaba bajo el liderazgo del subcomandante Marcos. El levantamiento ha puesto de manifiesto la precaria situación de los indígenas y ha forzado al gobierno a prestar oídos a sus demandas. La economía mexicana, sin haber sorteado por completo la crisis iniciada en 1994, ofrece síntomas de mejoramiento.
En las últimas elecciones legislativas del 6 de julio de 1997, el PRI perdió la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados y los principales partidos de oposición, el conservador Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD), consolidaron su presencia en el Congreso: el PRI alcanzó el 38% de los votos, el PAN el 26% y el PRD el 25%. El presidente de la nación, Ernesto Zedillo, manifestó que se inicia en el país "una nueva actitud política, cultura política y ética de responsabilidad pública".
El PRI, después de 68 años en el poder, sigue disponiendo de la presidencia, la mayoría absoluta en el Senado y la mayoría de los municipios más importantes del país, pero después de estas elecciones deberá cohabitar, negociar y pactar en el Congreso con los partidos de oposición. México comienza así una nueva etapa de normalidad democrática.
El 19 de enero de 1996, el gobierno y la guerrilla alcanzaron el primer consenso: incorporar en la Constitución el reconocimiento de la autonomía indígena. Meses después, el EZLN acordó transformarse en un grupo político para participar en la mayor democratización del país. Sin embargo, pese al respaldo internacional que han recibido los planteos del movimiento zapatista, la represión contra los indígenas de Chiapas sigue presente.
El 22 de diciembre de 1997, un grupo de pistoleros armados con fusiles de asalto, machetes y otras armas penetró en la aldea mexicana de Acteal y asesinó a 45 personas; otras 30 resultaron heridas. Todas las víctimas eran indios tzotziles. Entre los muertos figuraban 21 mujeres y 15 niños.

Varias organizaciones de derechos humanos y numerosos testigos presenciales afirmaron que los asesinos pertenecían a un grupo paramilitar organizado por líderes locales del PRI para intimidar a los partidarios del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Algunos funcionarios del gobierno habían recibido advertencias de un aumento de las actividades paramilitares en la zona, y recientemente los campesinos empezaron a abandonar sus casas por miedo. Una gran parte de los asesinados en Acteal eran refugiados procedentes de zonas cercanas.

El procurador general Jorge Madrazo Cuéllar, designado para realizar la investigación, aseguró que los asesinatos estaban relacionados con una serie de disputas locales, algunas de las cuales se remontaban a la década de 1930. Altos cargos del PRI afirmaron que la implicación de miembros de su partido en la masacre no significaba que el PRI apoyara la matanza. Sin embargo, el subcomandante Marcos acusó de complicidad a los gobiernos estatal y federal.

La matanza de Acteal ha sido el peor acto de violencia desde la insurrección del EZLN, en la que murieron más de 145 personas.

Las negociaciones entre el EZLN y el gobierno mexicano sobre cuestiones como la reforma agraria y la autonomía para los grupos indígenas van y vienen desde 1996, el fin del siglo XX y hasta ahora, sin lograr avances concretos en su reclamo de reconocimiento de derechos y de la cultura indígena en la Constitución, constituyendo de facto un gobierno autónomo desde el punto de vista de su organización social, educativa y de salud.


jueves, 14 de noviembre de 2013

1991. Guerra en los Balcanes: la desintegración de Yugoslavia. III. 1998. Guerra de Kosovo

Guerra en Kosovo
La crisis de Kosovo no estalló hasta la primavera de 1998, tres años después de que el resto de la antigua federación hubiera vuelto a la paz. Eso sí, una vez iniciado el conflicto, éste adquirió gran similitud con las guerras que tuvieron lugar en las antiguas repúblicas yugoslavas de Bosnia-Herzegovina y Croacia.

A comienzos de julio, el enfrentamiento serbo-kosovar había alcanzado las cercanías de Pec, la segunda ciudad de Kosovo. En los alrededores del pueblo de Lodja, los proyectiles estallaban a razón de uno por minuto. La población civil, en un intento desesperado por huir de la violencia, se aglomeraba en las terminales de autobuses y en las gasolineras.
Más de la tercera parte del territorio kosovar estaba entonces bajo el control de los rebeldes de etnia albanesa, organizados con el nombre de Ejército de Liberación de Kosovo (ELK), mientras la policía y el Ejército serbio de la República Federal de Yugoslavia intentaban cortar las líneas de abastecimiento de los rebeldes y reabrir las carreteras.
Pero los miembros del ELK ya habían conseguido, a través de la vecina Albania, suficiente armamento pesado como para hacerse fuertes. Los rebeldes se mezclan con facilidad con la población en la mayoría del territorio de Kosovo. Aunque esta provincia autónoma es oficialmente parte de Serbia, que junto con Montenegro forma la República Federal de Yugoslavia, la población de origen albanés supera a los habitantes serbios en una proporción de nueve a uno.
El Grupo de Contacto -encargado de supervisar el proceso de paz en los territorios de la antigua Yugoslavia, e integrado por Francia, la República Federal de Alemania, Italia, Rusia, Reino Unido y Estados Unidos- acordó coordinar los esfuerzos para la pacificación, como había hecho antes en Bosnia. Richard Holbrooke, el duro diplomático estadounidense que negoció los Acuerdos de Dayton -los cuales, en 1995, pusieron fin a la guerra en la antigua Yugoslavia-, fue llamado de nuevo para sentar las bases de un tratado en Kosovo. Estados Unidos y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) se declararon dispuestos a intervenir. El secretario general de la OTAN, Javier Solana, afirmó que "no se va a tolerar otra guerra como la de Bosnia. La comunidad internacional no permitirá que ocurra".
Antecedentes
Para los nacionalistas serbios, Kosovo siempre será la ‘Antigua Serbia’, la cuna de su nación. El Estado serbio medieval se localizaba en Kosovo y sus alrededores, así como el patriarcado de la Iglesia ortodoxa serbia, establecido en 1219. El Ejército serbio llevó a cabo un levantamiento heroico, aunque frustrado, en 1389 contra el avance de los turcos otomanos en Kosovo Polje -en las proximidades de Pristina, actual capital de Kosovo-. El aniversario de esa derrota es el día más importante en el calendario nacional serbio. En el monumento que conmemora esta batalla se encuentra una inscripción que reza: "todo aquel que sea serbio o de origen serbio y no venga a luchar a Kosovo, que se quede sin descendencia, ni masculina ni femenina".
Pero los albaneses lucharon al lado de los serbios en la batalla de Kosovo. De hecho, precedieron a los serbios en la región. Los serbios se instalaron en los Balcanes junto con otras tribus eslavas en los siglos VII y VIII. Sin embargo, los albaneses son descendientes de los antiguos ilirios, que llegaron a la zona al menos 1.500 años antes.
La presencia albanesa en Kosovo ha variado con el paso de los años. Durante la época de esplendor serbio, los albaneses eran una minoría, pero en otros periodos han sido la fuerza predominante. Durante el dominio otomano, que llegó hasta el comienzo del siglo XX, muchos albaneses emigraron a Kosovo. El nacionalismo albanés moderno nació en Kosovo con la creación de la Liga de Prizren en 1878, cuya intención era mantener al pueblo albanés unido en un sólo Estado, haciendo frente a las diversas particiones de las tierras albanesas.
Cuando Kosovo fue integrado en Yugoslavia, país surgido de las cenizas del Imperio Austro-Húngaro en 1918, los serbios regresaron en masa y los albaneses fueron expulsados por la

1991. Guerra en los Balcanes: desintegración de Yugoslavia. II.

Guerra en Bosnia: partición y "limpieza" étnica
El caso de Bosnia-Herzegovina es el del surgimiento de una nueva nación a pesar de sí misma, o mejor dicho, en contra de su voluntad.
Para Macedonia y Bosnia - Herzegovina, étnicamente mezcladas, la formación de una entidad balcánica de estados soberanos era vital, ya que, fuera de ese marco estaban amenazadas de desmembramiento, como efectivamente sucedió. Paradógicamente, significaba también el inminente estallido de la guerra en Sarajevo.
Para los serbios, que pese a la "contención" de Tito, dominan el ejército y el aparato estatal, el desmembramiento de Yugoslavia anunciaba la hora de la creación de la "Gran Serbia", despertando una vocación nacional largamente postergada.
Algo similar sucede con los croatas que, siguiendo los pasos del gobierno serbio, se aprestan a devorar las zonas bosnias, donde su población es mayoritaria. El conflicto, provocado para propiciar una "República Serbia" en el territorio bosnio, mientras los croatas hacían lo propio en el oeste, tuvo como costo la muerte de más de 250.000 personas en su mayoría musulmanes a mano de las guerrillas serbias, que actuaron dentro de este conflicto en su afán de realizar la " limpieza étnica".
La capital de Bosnia, Sarajevo, que había representado durante siglos el símbolo de sociedad abierta, multiétnica y multicultural, sucumbió a la guerra fratricida entre serbios, croatas y musulmanes.
Serbia y Milosevic
Quizás a Slobodan Milosevic le hubiera gustado aparecer como el sucesor de Tito en una Yugoslavia unida. Pero en la medida que creció su popularidad con la población serbia, aumentó el rechazo por parte de los demás pueblos, sobre todo de croatas y eslovenos.

En base a la Constitución de Tito cada república tenía el mismo peso en la Federación, pero algo estaba comenzando a cambiar. Declaraciones de Milosvevic un año antes de que estallara la guerra, demostraban su intención a favor de una Serbia lo más grande posible (anexando las áreas de Croacia con mayoría serbia), mientras que el generalato del ejército exigía el mantenimiento de la unidad de Yugoslavia como estado multiétnico.
Milosevic logró que se despidiera a casi cien generales, imponiéndose políticamente a las fuerzas armadas, a las que casi inutilizó para la guerra. De esta manera, Milosevic destapaba una Caja de Pandora, que una vez abierta, sería muy difícil volver a cerrar.
Los serbios que vivían en Croacia  y Bosnia se hicieron cargo de armas, equipamientos y una parte de los mandos del Ejérito Yugoslavo del Pueblo.
En Croacia crearon la "República Serbia de Krajina", en Bosnia-Herzegovina la "República de los Serbios". Durante los años siguientes los parlamentos de ambas formaciones intentaron varias veces la unificación con Serbia y lo que quedó en Yugoslavia, las repúblicas de Serbia y Montenegro). Sin embargo, el liderazgo de Belgrado no estaba totalmente convencido si ello lo favorecería.
En los hechos, tras la guerra los serbios no solo perdieron posiciones a nivel territorial, en los que sus antiguos pobladores ya no volverán a vivir, sino también que económica y moralmente su imagen se vio seriamente dañada.
Ante los pedidos de Europa y el Vaticano, Estados Unidos bajo la presidencia de Bill Clinton  decide intervenir, con el auspicio de la OTAN, en 1993.

Los medios favorables a Milosevic recuerdan que, ya en el verano de 1993 y, más enérgicamente, en agosto de 1994 éste se pronunció a favor del fin de la guerra. Si en aquel momento los líderes serbios de Croacia y Bosnia hubiesen aceptado  esta idea, su situación hubiese estado menos comprometida. Los serbios no sólo se hubiesen quedado en Krajina, sino que hubiesen disfrutado de una amplia autonomía. Dentro de Bosnia las fronteras se hubiesen fijado casi igual, pero en aquel momento los serbios hubiesen aceptado un plan de compromiso, por lo cual el punto de partida para su "entidad" dentro del Estado común hubiese sido mejor.
Con el fin de la guerra en 1995, el presidente serbio se mantuvo en el poder. Ahora se trataría de privatizar la economía y de democratizar al país.
En esta fase, y hasta los acuerdos de Dayton del 21 de noviembre de 1995 sobre la soberanía de Bosnia, la intervención de Estados Unidos y de la OTAN se presentaba con un buen coeficiente de legitimidad: no se manejaban prejuicios a favor de tal o cual etnia y levantaban el estandarte de los derechos humanos.
Pero, a partir de la crisis de Kosovo (dos años después de Dayton) entre la policía serbia y los guerrilleros kosovares del Ejército de Liberación de Kosovo, las intervenciones de Estados Unidos van todas a favor de los albaneses. Por eso es que los acuerdos de Rambouillet son firmados sólo por una de las partes, el UCK (Ejército de liberación de Kosovo).

1991. Guerra en los Balcanes: la desintegración de Yugoslavia. I



1989. La muerte de Tito y la caída del socialismo en el este europeo, precipitan una crisis económica que provocará en Yugoslavia, el advenimiento de rivalidades étnicas y luchas fraticidas. La guerra terminará con el que fuera uno de los países más prósperos de la Europa Oriental.


Guerra en los Balcanes: la desintegración de Yugoslavia
La guerra contra Yugoslavia pone un broche cruento al siglo más breve y más feroz, poniendo en cuestión los principios que rigieron el mundo hasta hace muy poco tiempo: soberanía y autodeterminación, intervención y no intervención, nacionalismo e internacionalismo.
Introducción
Tras la Segunda Guerra Mundial, en la región de los Balcanes se constituyó la República Federal Socialista de Yugoslavia, que comprendía seis repúblicas: Bosnia-Herzegovina, Croacia, Macedonia, Montenegro, Serbia y Eslovenia; Serbia englobaba las provincias autónomas de Kosovo y Voivodina.
La población estaba compuesta por cuatro grandes grupos: serbios (42%), croatas (24%), eslovenos (9%) y macedonios (5%); el resto eran húngaros, italianos, albaneses y otras minorías.
De todos ellos, el 42% profesaba la fe ortodoxa (principalmente serbios), el 32% el catolicismo (principalmente croatas y eslovenos) y el 12% la fe musulmana (principalmente, parte de la población bosnia y de los habitantes de Kosovo).
El gobierno de Josip Broz "Tito", introdujo en la naciente formación política un esquema federal de repúblicas y comunidades autónomas con sus propias autoridades, contemplando las diferencias étnicas existentes. Esto unido a la articulación de un proyecto económico, político y militar que le diera cabida y participación a las diferentes etnias en los procesos de producción y de distribución de las riquezas.
En 1970, el presidente Tito anunció que después de su dimisión, la dirección del país debía ser ejercida por un organismo formado por las repúblicas federadas y sus provincias autónomas.
La lucha por el poder reavivó entonces los viejos conflictos étnicos, sobre todo entre serbios y croatas; así como el ascenso del movimiento separatista albanés en Kosovo.
Tras la muerte de Tito en abril de 1980, el poder pasó a una presidencia colegiada, compuesta por un representante de cada república y de cada provincia autónoma y por el presidente de la Liga Comunista Yugoslava (LCY).
La presidencia se ejercía en forma rotativa y por un año. El nuevo régimen ratificó la opción de Tito por el socialismo autogestionario y el no alineamiento a nivel internacional.
Pese a la recesión mundial de la década de 1980, la economía yugoslava mantuvo su solidez. Sin embargo, el empeoramiento de la situación económica pocos años más tarde promovió una mayor intensidad de los conflictos étnicos ya presentes.
En marzo y abril de 1981, en la provincia autónoma de Kosovo, lindante con Albania, estallaron disturbios que se reiteraron en 1988 y 1990.
Con una población de origen albanés de 1.900.000 personas (90% del total), es la provincia más pobre de Yugoslavia y tiene el mayor índice de natalidad de Europa.
El gobierno federal acusó a fuerzas nacionalistas y separatistas extremistas, instigadas desde el extranjero (desde Albania, más precisamente) de buscar la secesión de Kosovo de Serbia y de Yugoslavia. Muchos serbios y montenegrinos abandonaron la región, alegando haber sido discriminados por grupos contrarrevolucionarios apoyados por Albania.
La dura represión de Kosovo produjo numerosas muertes y heridos, mutuas reclamaciones de Belgrado y Tirana, así como la renuncia, en marzo de 1990, del jefe de gobierno de Kosovo, Jusuf Zejnullahu.
La situación política y económica de Yugoslavia a fines de los años '80 comienza a entrar en crisis. La inflación, que llegaba al 90% en 1986, superó los cuatro dígitos en 1989 (2.600%); la apertura de varios procesos judiciales por corrupción en el gobierno, evidenciaron el desmoronamiento del sistema.
El fin del crecimiento económico agudiza las desigualdades sociales y emergen con mayor fuerza las diferencias entre las regiones  ricas y pobres. Al profundizarse las desigualdades regionales, los lazos de solidaridad son vistos como una pesada carga para las zonas más ricas, que empiezan a mostrarse remisas a aportar a las finanzas federales.
Desde abril de 1988 los ejecutivos del FMI negociaron la concesión de tres créditos a Yugoslavia, a cambio de que el país implementara un duro plan de ajuste que pasaba por la liberación total de los precios y de las importaciones.
Este planteo perjudicaba directamente a Eslovenia, la república que monopolizaba el suministro de manufacturas al resto de la federación, y a Croacia, receptora directa de las divisas que dejaba el turismo en Yugoslavia. Es decir, el ajuste al que estaban obligados para obtener el préstamo, perjudicaba a las dos repúblicas que tenían recursos propios, suficientes para hacer frente al pago de su parte de la cuota de la deuda externa.
Pero la aplicación de las medidas fondomonetaristas no trajo la contrapartida esperada. En todo el año 1989 Yugoslavia no recibió ni un dólar de ayuda extranjera, y pagaba cada año de 3.700 a 3.800 millones de dólares a sus acreedores.
Con la celebración de las elecciones en las distintas repúblicas, viene el triunfo de grupos de centro derecha, de tendencia nacionalista, que plantean su independencia de la federación. En estas elecciones emergen seis líderes nacionalistas que cambiarán la configuración geopolítica del territorio de nuevo en esta década: Milan Kucan (Eslovenia), Franjo Tudjman (Croacia), Slobodan Milosevic (Serbia), Alija Izetbegovic (Bosnia-Hercegovina), Momir Butalovic (Montenegro) y Kiro Gligorov (Macedonia).
La situación económica cada vez más desesperante hace insostenible la situación, y las guerras intestinas se desatan.
En marzo de 1991, cuando la guerra era ya imparable, el FMI sólo había entregado a Yugoslavia uno de los tres créditos prometidos.
A nivel internacional, tanto el presidente norteamericano George Bush, como los doce países de la Comunidad Europea dan su apoyo verbal a la continuidad del plan económico emprendido, pero sin otorgar ninguna ayuda concreta, y exigiendo como condición para dicho apoyo, mantener la integridad territorial de Yugoslavia.
Ante esa situación, al gobierno del primer ministro Ante Markovic no le quedan muchos caminos.
Eslovenia y Croacia, que habían planteado como solución al conflicto la creación de una confederación de Estados Soberanos, declaran su independencia en 1991.
A su vez, la población serbia de Krajina declara su intención de separarse de Croacia y los croatas destituyen a la policía local, provocando el primer conflicto armado. El ejército federal interviene alegando que la separación representaba una amenaza para la integridad de Yugoslavia. La guerra se desató con numerosísimas bajas de ambas partes.
Es así entonces que los hechos se precipitan: el presidente de la federación, Borislav Jovic dimite, advirtiendo ante el mundo el peligro inminente de una guerra civil en el país.
El mismo día de la declaración de la Comunidad Europea antes mencionada, estalla la guerra en Eslovenia, y 48 horas más tarde se producen los primeros combates en Croacia.
A diferencia de la actitud de Occidente en casos como el de Rusia con Chechenia, en el que no se le han aplicado sanciones al gobierno de Ieltsin, en el caso yugoslavo la suspensión de la ayuda financiera fue la primera medida adoptada por el Primer Mundo
Paralelamente, la ONU impuso el bloqueo total a Yugoslavia a propuesta de Estados Unidos, reclamando que las autoridades de la federación continuaran actuando de acuerdo a sus consideraciones, es decir, manteniendo la política económica de ajuste y la integridad territorial de Yugoslavia, pero condenando las conquistas efectuadas mediante el uso de la fuerza.
La importancia estratégica que tenía Yugoslavia durante la guerra fría, se había desvanecido junto a la desaparición de la URSS.
Según expresiones de Henry Kissinger, los aliados occidentales, que se habían negado a reconocer a los nuevos estados independientes por desconfianza a que se desconociera a las minorías étnicas, terminaron reconociendo a todas, lo cual garantizaba una guerra civil.
En 1991 declaran su soberanía Macedonia y Bosnia-Herzegovina. En 1992, Serbia y Montenegro constituyen la actual República Yugoslava, que se proclama como la heredera de la antigua Yugoslavia, pero que no es reconocida internacionalmente.
El embargo de armas propuesto por la comunidad internacional, se planteó una semana después del estallido de la guerra en Eslovenia. Desde que se destinaron efectivos para controlar el cumplimiento del embargo, entraron a Yugoslavia más armas que en los diez años anteriores, y varios países ganaron con ello varios millones de dólares: Israel, Argentina, Panamá, Estados Unidos, España, Bélgica, Gran Bretaña, suiza, Austria, Alemania y la República Checa.

jueves, 7 de noviembre de 2013

1990-1991. La guerra del Golfo Pérsico



1990. A través de la televisión, los espectadores de todo el mundo asisten en vivo y en directo a un conflicto que aún no se ha resuelto: La Guerra del Golfo Pérsico. Pese a su despliegue tecnológico, similar a fuegos de artificio, causó innumerables pérdidas humanas entre la población civil.


La guerra del Golfo Pérsico constituyó el enfrentamiento militar librado principalmente entre Irak y el bloque aliado de países con Estados Unidos a la cabeza, durante enero y febrero de 1991. La crisis se inició el 2 de agosto de 1990, cuando Irak, liderado por el presidente Saddam Hussein, invadió y anexionó el emirato de Kuwait.

El 25 de julio de 1990, la embajadora estadounidense en Irak, April Glaspie, se entrevistó con Saddam Hussein, y le aseguró que a la administración Bush le interesaba mantener las buenas relaciones con Irak, sin inmiscuirse en los conflictos interárabes como los problemas fronterizos con Kuwait.


Saddam Hussein interpretó estas palabras como "luz verde" para proseguir con sus planes, y apenas una semana después, el 2 de agosto de 1990, los tanques iraquíes cruzaron la frontera sur, y en un par de horas ocuparon Kuwait. El emir huyó del país casi sin ofrecer resistencia, al igual que miles de conciudadanos.
Desde el punto de vista estadounidense, la intervención estaba directamente relacionada con la estrategia de seguridad nacional en cuyo informe remitido al Congreso en marzo de 1990 expresa: "en la nueva era anticipamos que nuestra potencia militar seguirá siendo un elemento básico del equilibrio mundial, pero menos prominente y de distintas maneras. Creemos que las mayores probabilidades de intervención de nuestras fuerzas no implicarán a la URSS sino al Tercer Mundo (...) "a fin de reforzar los puestos de vanguardia o proyectar nuestro poder en zonas donde no tenemos presencia permanente, sobre todo el Oriente Medio, debido a la dependencia del mundo libre respecto al petróleo de esa región clave (...)"
La invasión no fue sorpresa, pues hacía ya varios meses que las relaciones estaban tensas. Yasser Arafat había mantenido una serie de conversaciones con sus dos principales aliados, enfrentados por discrepancias sobre el ritmo de bombeo del petróleo de los yacimientos que se extienden bajo la frontera de ambos países.
El líder palestino viajó intensamente entre Kuwait y Bagdad en la inútil búsqueda de una fórmula que conciliara a sus dos principales aliados en el conflicto palestino con Israel.
El consejo de Seguridad de las Naciones Unidas exigió de inmediato y por unanimidad la retirada iraquí, boicoteando comercial, militar y financieramente a Irak. Navíos de guerra norteamericanos y europeos comenzaron a hacer efectivo el bloqueo interceptando cargueros con destino a Irak. Irak respondió impidiendo la salida de extranjeros de su territorio y se anexó Kuwait como provincia, medida que el Consejo de Seguridad, por unanimidad, declaró "nula y sin validez alguna".
En los meses siguientes, siempre por iniciativa de Estados Unidos, el Consejo endureció sus posiciones y el 29 de noviembre autorizó la utilización de la fuerza si Irak no se retiraba de Kuwait antes del 15 de enero de 1991. Cuba y Yemen votaron en contra. China se abstuvo.
Irak prometió retirarse de Kuwait y cumplir las resoluciones del Consejo si Israel también las cumplía y se retiraba de los territorios palestinos ocupados en 1967.
El "vínculo" entre ambas crisis del Oriente Medio fue rechazado por los Estados Unidos.
Irak indicó que no exigía una retirada israelí, sino apenas la convocatoria de una conferencia internacional para discutir todos los problemas de la región. Francia y la Unión Soviética intentaron mediar en base a esta idea, pero sin éxito.
Estados Unidos organiza entonces una fuerza anti-iraquí que despliega 500.000 efectivos en la región con tropas de Arabia Saudita, Gran Bretaña, Egipto, Siria, Bangladesh, Pakistán, Canadá, Marruecos, Italia, Australia, Senegal, España, Niger, Holanda, Bélgica, Argentina, Grecia y Checoslovaquia.
El 16 de enero de 1991 comenzaron los bombardeos que durante seis semanas descargaron sobre Irak diez veces más fuerza explosiva que la usada contra Japón en los 14 meses de la Segunda Guerra Mundial, contando también las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki.
Puentes, carreteras y torres de agua fueron contabilizados como "blancos militares significativos". El American Friends Service Committe (cuáqueros) estima que murieron 135.000 civiles iraquíes (60% de ellos niños) y 150.000 soldados. Las bajas de los aliados no llegaron a 100.
En respuesta a los bombardeos Irak lanzó unos setenta misiles SCUD sobre Israel y Arabia Saudita, que causaron daños, muertes y heridos civiles y militares, pero no lograron el objetivo de provocar la entrada de Israel en la guerra y un consiguiente realineamiento de las fuerzas árabes.
Cuando el inicio de la ofensiva terrestre era inminente, la Unión Soviética inició una mediación de último momento y logró el compromiso iraquí de retirarse incondicionalmente de Kuwait. No obstante, el 23 de febrero los tanques aliados iniciaron la marcha hacia el norte. El ejército iraquí intentó replegarse en orden a su territorio, sin ofrecer resistencia y la liberación de Kuwait se concretó en pocas horas. Las fuerzas norteamericanas penetraron en territorio iraquí intentando cercar a las tropas de élite, cortar su retirada e impedir su reorganización. La guerra recién terminó el 28 de febrero, cuando Irak aceptó las condiciones impuestas por el vencedor: obediencia explícita a todas las resoluciones de la ONU, incluyendo el pago de indemnizaciones por daños y perjuicios a Kuwait.
La guerra costó a Estados Unidos 43 mil millones de dólares. Los aliados de Estados Unidos, inclusive Alemania y Japón, que no enviaron tropas, habían prometido

martes, 5 de noviembre de 2013

1989. La invasión de Estados Unidos a Panamá



1989. El conflicto de intereses por el Canal de Panamá vinculado al tema del narcotráfico condujo a una nueva invasión por parte del gobierno de George Bush a territorio panameño.



Tras la nunca aclarada muerte en 1981 del General Omar Torrijos, el presidente Arístides Royos -que había perdido el apoyo de la Guardia Nacional y el nuevo Comandante, Rubén Paredes- lo obligaron a renunciar. Royos fue reemplazado por De la Espriella, y éste junto al Comandante Paredes iniciaron el realineamiento pro-norteamericano del país.



La situación de los militares panameños se complicó a partir de 1982.
El papel desempeñado por Estados Unidos con el estallido de la Guerra de las Malvinas, y el lanzamiento del grupo Contadora por el conflicto entre el gobierno sandinista y la contra nicaragüense (ver revolución sandinista) -del cual Panamá fue primer anfitrión- tensaron nuevamente las relaciones entre ambos países.

En 1983 Paredes fue sustituído como Comandante de la Guardia Nacional por el luego General Manuel Noriega.

En las elecciones de 1984 gana la presidencia por estrecho margen Nicolás Barletta con el apoyo de las fuerzas Armadas, y en medio de denuncias de fraude por parte del opositor Arnulfo Arias.

Barletta halló una creciente oposición a su política económica y renunció a fines de 1985. Le sucedió Eric del Valle, pero el hombre fuerte siguió siendo el General Noriega, quien pasó a ser objetivo a derribar por el gobierno norteamericano.

Noriega, antiguo protegido de Estados Unidos, no había participado en los planes para preparar la invasión a Nicaragua.
El "ajuste de cuentas" llevado adelante entonces por la administración norteamericana, empezó con el desenmascaramiento de los negocios de Noriega con el narcotráfico, y continuó con la suspensión de la ayuda económica y militar.
En 1988 congeló los fondos panameños en Estados Unidos e impuso sanciones económicas como el cese de pagos por las operaciones del Canal.

La presencia militar norteamericana fue acrecentándose. Eric del Valle destituyó a Noriega, pero la Asamblea Nacional respaldó al General y removió al presidente, colocando en su lugar a Manuel Solís Palma. Tras unas elecciones que se consideraron fraudulentas, y fracasada la insurrección antinorieguista, Estados Unidos invadió Panamá e impuso a Guillermo Endara a la presidencia de la república.

Pese a la condena internacional por la invasión, el gobierno de Estados Unidos movilizó unos 26.000 hombres y un armamento muy sofisticado.
El costo del conflicto significó entre cuatro mil y diez mil muertos, y pérdidas por más de dos mil millones de dólares.
Noriega, asilado en la Nunciatura, fue detenido y trasladado a Estados Unidos, donde se le condenó a cuarenta años de cárcel.
A pesar de las dudas respecto al cumplimiento del Tratado firmado en 1977, el traspaso del control del Canal a manos panameñas, siguió su curso.

En marzo de 1991, por primera vez, un panameño asumió la administración del Canal.

China. Los últimos años de Mao y la peculiar "vía china al capitalismo"



Lentamente, desde los últimos años de Mao Tsé-tung, y sin afectar la estructura política, la economía china fue transformándose gradualmente hacia formas capitalistas.


Los últimos años de Mao y la peculiar "vía china al capitalismo"
Mao emergió victorioso de la Revolución Cultural y su presencia en la vida diaria china fue absoluta.


 El IX Congreso del Partido Comunista Chino celebrado en abril de 1969 intentó restablecer su organización central. Mao fue reelegido presidente señalándose que su pensamiento inspiraría al partido y a toda la nación; el ministro de defensa Lin Biao, fue nombrado su sucesor eventual, una elección personal de Mao. Sin embargo, las figuras más destacadas no fueron los maoístas sino los moderados: altos oficiales militares seguidores de Lin Biao y personalidades caracterizadas por su pragmatismo como el primer ministro, Zhou Enlai.
En 1971 la desaparición de Lin Biao (que oficialmente falleció en un accidente de aviación) y a quien se acusó posteriormente de planear el asesinato de Mao, supuso la hegemonía en el partido de Zhou.
El X Congreso del Partido, que tuvo lugar en agosto de 1973, eliminó la supuesta herencia de Lin como sucesor de Mao y se reafirmaron las posiciones de Mao y Zhou.
El compromiso de Mao para la movilización de las masas y su arraigada desconfianza en la burocracia fueron expresadas en 1973 y 1974 en una nueva campaña de reforma ideológica que atacaba tanto al confucionismo como a Lin Biao.
El pensamiento radical de Mao se reflejó en una nueva Constitución que, muy simplificada, fue adoptada por el IV Congreso Nacional Popular en enero de 1975; pero el moderado Deng Xiaoping, una víctima rehabilitada de la Revolución Cultural, fue nombrado primer viceprimerministro y vicepresidente del Partido.
Durante este periodo las relaciones exteriores de China mejoraron en gran manera, en especial con Estados Unidos, que en 1971 retiró su veto a la incorporación de la República Popular China en las Naciones Unidas, tras lo cual fue admitida en sustitución de la

domingo, 3 de noviembre de 2013

El camino de Alemania hacia la reunificación. I



La política hacia Alemania oriental iniciada por Willy Brand, sumada a los cambios que se estaban produciendo en la Unión Soviética con la Perestroika, facilitaron el proceso de unificación de las dos Alemanias. La caída del muro de Berlín en 1989 será su símbolo más significativo.
 


El camino de Alemania hacia la reunificación
En 1969, la victoria del Partido Socialdemócrata (PSD) condujo a Willy Brandt, antiguo alcalde de Berlín Occidental, a la cancillería.
Éste inició la Ostpolitik ('política oriental') con el fin de mejorar relaciones políticas y comerciales con el bloque soviético. En 1970 firmó tratados de no agresión con la URSS y Polonia que confirmaron las fronteras existentes. Invirtiendo la política de Adenauer sobre Alemania Oriental, alcanzó un acuerdo con la República Democrática en 1972, que mejoraba el acceso de personas de Alemania Occidental a Berlín Occidental.
En 1973 los dos países se concedieron el reconocimiento diplomático mutuo y fueron admitidos en Naciones Unidas. Al año siguiente, Brandt dimitió cuando se descubrió que un miembro de sus empleados personales era un espía alemán oriental. Fue sucedido por Helmut Schmidt.
Schmidt se enfrentó a problemas internos que habían estado latentes desde finales de la década de 1960. La economía frenó su crecimiento como consecuencia de la crisis económica mundial de 1973 y aumentó el desempleo y la inflación. El país también se enfrentó al descontento estudiantil y a una ola de atentados, secuestros y asesinatos por organizaciones terroristas tales como el grupo Baader-Meinhof. En asuntos exteriores, Schmidt mantuvo la Ostpolitik de Brant en las relaciones con Alemania Oriental.

El gobierno de coalición socialdemócrata-liberal presidido por Schmidt ganó las elecciones de 1976 y 1980, pero en 1982 el Partido Liberal lo abandonó formando una nueva coalición liderada por el democristiano Helmut Kohl.
Helmut Kohl
En la década de 1980, la República Federal de Alemania surgió como un importante poder económico, junto con Japón y Estados Unidos. El liderazgo internacional de Alemania Occidental se hizo más destacado a finales de dicha década. La República Federal apoyó tanto el proceso unificador de Europa Occidental en la Comunidad Europea (actualmente denominada Unión Europea) como el nacimiento de las nuevas democracias en Europa Oriental. La coalición política de Kohl venció en las elecciones de 1983 y 1987. Las dos repúblicas alemanas alcanzaron mejores relaciones gracias a nuevos acuerdos financieros y de movilidad de la población en 1984, y el presidente de Alemania Oriental Erich Honecker realizó en 1987 su primera visita oficial a Alemania Occidental.
Reunificación
Con las reformas sociales y de la economía soviética introducidas por el líder soviético Mijaíl Gorbachov a finales de la década de 1980, los regímenes respaldados por los soviéticos en Europa Oriental comenzaron a perder el control sobre su población.
El gobierno comunista de la República Democrática de Alemania cayó en 1989, acontecimiento que alteró profundamente las relaciones entre las dos repúblicas alemanas.
Con la caída del Muro de Berlín y otras barreras a la emigración, más de 200.000 alemanes del Este entraron en Alemania Occidental. El gobierno de Alemania Occidental no sólo ayudó a los nuevos emigrantes sino que también realizó una gran inyección de capital para reforzar la enferma economía de Alemania Oriental. Ambas Alemanias unieron sus sistemas financieros en julio de 1990 y en octubre, la República Democrática de Alemania (Alemania Oriental) se disolvió y formó parte de la nueva República Federal de Alemania.
La coalición democratacristiana, dirigida por Kohl, obtuvo una victoria decisiva en las elecciones de diciembre de 1990 para el nuevo gobierno de la Alemania unificada, y Kohl se convirtió en canciller. El recién elegido Bundestag (órgano legislativo del parlamento alemán) representante de ambas Alemanias, nombro el 20 de junio de 1991 a Berlín capital de Alemania.
Para financiar los programas de inversión que mejoraran la situación social en el Este, el gobierno subió los impuestos, generando la oposición entre los ciudadanos. El influjo de más de 200.000 alemanes llegados de los países europeos orientales en busca de asilo en Alemania también limitó el crecimiento económico. Hacia 1992 la tasa de desempleo regresó prácticamente al índice normal en los países occidentales aunque se mantuvo por encima del 15% en los estados de la antigua Alemania Oriental.

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