sábado, 12 de mayo de 2012

Corrientes musicales en los comienzos del siglo XX


El Romanticismo
Fue un movimiento artístico que dominó en la literatura, la pintura y la música durante el último periodo del siglo XVIII y principios del XIX, pero que ejerció una poderosa influencia en la primeras década del siglo XX.
Tras la universalidad de la Ilustración, el romanticismo es la edad del individuo.
El hecho que convulsionó absolutamente a los artistas fue la Revolución Francesa. Ahora los temas se situaban en el excitante y peligroso tiempo presente. En la nueva era sin dioses, las ceremonias parisinas asumieron la forma de vastas odas corales con música, a menudo interpretada al aire libre, que alababan al Hombre y a un difuso ser supremo, así como a las virtudes revolucionarias de la libertad, la igualdad y la fraternidad.
El compositor más fuertemente influido por estas ideas fue también el más grande de su época, Ludwig van Beethoven.
El creciente interés por la naturaleza que caracterizaba al romanticismo encontró su expresión más viva en la música desde el comienzo. Muchas óperas de rescate (se refiere a la temática: rescate de un cautivo) otorgaban un papel destacado a la tormenta, la avalancha, el fuego, los hundimientos de barcos, las erupciones volcánicas y otras manifestaciones que colocaban al ser humano a merced de las fuerzas irracionales del Universo.
Como parte de esa lucha heroica relatada, el intérprete se convertía también en héroe, por lo que debía vencer azarosas dificultades mediante su técnica y expresar las emociones que muchos sentían pero nadie podía articular con tanto talento; puesto en tela de juicio el antiguo orden social, político y religioso, el hombre se enfrentaba sólo a sus propios recursos, por lo que el individualismo artístico se premiaba.
Entre los compositores más prominentes de esta corriente se encuentran Carl M. von Weber, Niccolò Paganini, Franz Liszt y Frédéric Chopin.
Durante la segunda mitad del siglo XIX, del romanticismo derivará una corriente nacionalista: de la exhaltación de la identidad personal se pasa a la exhaltación de la identidad nacional.
Desde Italia, el país donde había nacido la ópera, esta técnica se difundió por toda Europa, para ser aprendida y luego rechazada en favor de procedimientos nacionalistas.
Puede considerarse a Richard Wagner como el artista culminante del romanticismo en la música. Utilizó todos los recursos de ese estilo para sus ideas y doctrinas, tomando lo que necesitaba para elaborar un lenguaje de una sutileza, riqueza intelectual e intensidad emocional incomparables. Ningún compositor se ha visto libre de su influencia, aunque en ocasiones tomara la forma de una reacción violenta y apasionada. Incluso los compositores alemanes que dieron nueva vida a la sinfonía estuvieron bajo su influencia: Johannes Brahms, Bruckner, Mahler, Piotr Chaikovski
El legado del romanticismo musical es tan complejo como sus orígenes. El impresionismo y el expresionismo deben mucho a las ideas románticas; incluso subsiste cierto romanticismo reprimido en la obra de un compositor tan antirromántico como Stravinski, mientras que un romanticismo más abierto ha guiado las ideas de compositores tan cercanos a la música del siglo XX como Leos Janácek y Béla Bartók. A pesar de ello, ya estaban surgiendo nuevas ideas durante la primera década del nuevo siglo, y el romanticismo no alcanzó el año 1914 como idea artística central.

Gustav Mahler

Richard Strauss

 Igor Stravinski

El Neorromanticismo
El prefijo "neo" es utilizado con frecuencia desde principios del siglo XX para denominar algunos estilos musicales que suponen cierto retorno a estilos de otras épocas, readaptados y revestidos con la armonía, melodía, instrumentación y estructuras contemporáneas. Tales son, por ejemplo: el neoclasicismo, neomodalismo, neorromanticismo, neoimpresionismo o neoexpresionismo.
Así se designa una tendencia estética cuyo carácter principal se define como un retorno a las reglas del estilo que se quiere recrear. Claros representantes de esta estética neorromántica los tenemos en Edward Grieg, Piotr Ilich Tchaikovski, Georges Bizet, Charles Gounod, Jules Massenet, Enrique Granados, Joaquín Turina, Edward Elgar, Jean Sibelius, Giacomo Puccini, Serguéi Rachmaninov y Aram Khatchaturian.
 Tchaikovski

Rachmaninov

Sibelius

Puccini

El Impresionismo fue un movimiento estilístico que floreció a finales del siglo XIX y principios del XX, sobre todo en la música francesa, encabezado por el compositor francés Claude Debussy.
El movimiento, influido por los pintores impresionistas franceses y por la poesía de Paul Verlaine, Charles Baudelaire y Stéphane Mallarmé, acentúa el color tímbrico y el humor en vez de estructuras formales tales como la sonata y la sinfonía.
Debussy, que también era crítico musical, enfocó el impresionismo como reacción tanto al interés formal del clasicismo de compositores como Wolfgang Amadeus Mozart o Ludwig van Beethoven y la vehemencia emocional del romanticismo en compositores como Robert Schumann y Franz Schubert.
Para la consecución de este fin Debussy combinó elementos nuevos y viejos. Por una parte utilizó la escala de tonos enteros e intervalos complejos que hasta ese momento no se habían utilizado, desde la novena en adelante. También recurrió a los intervalos de cuartas y quinta paralelas propios de la música medieval. Estos recursos técnicos aparecen en la temprana obra orquestal Preludio a la siesta de un fauno (1894), basado en un poema de Mallarmé. La extensa obra pianística de Debussy requirió nuevas técnicas interpretativas, que incluían un generoso pero sensible uso de los pedales para crear un torrente indiferenciado de sonido.
La música impresionista francesa continuó su evolución en la obra de Maurice Ravel. Otros compositores de esta escuela fueron Paul Dukas y Albert Roussel.
En el resto de Europa algunos compositores como Frederick Delius en Inglaterra, Ottorino Respighi en Italia y Manuel de Falla en España siguieron ciertos rasgos del estilo de Debussy.
Al comienzo de la Primera Guerra Mundial en 1914 el gran refinamiento, así como las limitaciones técnicas del impresionismo musical, provocaron críticas adversas de compositores y críticos. Un nuevo grupo de compositores franceses antirrománticos, Lex Six (Los Seis), influidos por Erik Satie, satirizaron y rechazaron lo que consideraban excesos de esta corriente. El impresionismo, concebido por Debussy como tendencia contraria al romanticismo, fue visto como la fase final de la música romántica.
Debussy

Ravel
Neoclasicismo
Término con el que se suele denominar a la tendencia estilística del periodo de entreguerras que destacaba por la contención y la claridad formal de los modelos de la época clásica. En su momento se la consideró una de las dos reacciones contra los excesos del romanticismo tardío.
La música neoclásica tendía a ser más conservadora en el terreno armónico y no usaba los métodos de la atonalidad ni de los doce sonidos. Empleaba, en cambio, la disonancia como herramienta expresiva dentro de un marco de referencia básicamente tonal.
Tanto la música del barroco como los procedimientos del clasicismo sirvieron de modelo a las obras del neoclasicismo. Por ejemplo, una de las primeras obras de Ígor Stravinski, en el nuevo estilo, el ballet "Pulcinella" (1920), se basaba en la música de Pergolessi y sus contemporáneos, mientras que su "Concierto para piano e instrumentos de viento" (1924) rememora el estilo melódico florido del barroco, así como la integración del solo y el acompañamiento del concerto grosso, en lugar de la muestra de virtuosismo de los solos de los conciertos clásicos. Stravinski continuó con este lenguaje hasta los años cincuenta, mucho más tarde que otros compositores neoclásicos. Posteriormente hizo incursiones en las tecnicas del serialismo. Otros compositores de obras neoclásicas son Serguéi Prokófiev, Erik Satie y Paul Hindemith.
 Stravinski

Prokofiev
Satie

Música Concreta
Lenguaje sonoro que utiliza cualquier sonido, ya sea de la naturaleza o producido por la técnica, gutural o el resultado de la palabra hablada, tanto articulado como inarticulado.

Su antecedente más directo fue el compositor italiano Luigi Russolo, que en 1909 se unió al movimiento futurista de Filippo Marinetti. y escribió en 1916 su "L'Arte dei rumori". Ese mismo año utilizó en un concierto en Milán toda clase de artefactos productores de ruidos.

En lo que se refiere al material sonoro, la aportación original de la música concreta es la de hacer posible la transformación de un sonido registrado de antemano, variando su forma, timbre, textura, dinámica y altura. Los 'objetos sonoros' que se derivan de tales transformaciones se agrupan según leyes de semejanza, lo mismo que los sonidos de los instrumentos de la música habitual se emparentan entre sí. Pero el hecho de que cada sonido sea susceptible de gran cantidad de manipulaciones electroacústicas significa una diversidad y un número prácticamente ilimitado de familias de sonidos.

 
La música expresionista
Fue una tendencia estilística que floreció alrededor de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y dio voz a las ansiedades y los miedos de la humanidad en el siglo XX, por medio de obras intensas, musicalmente complejas y de cuidada estructura.
Las técnicas convencionales se distorsionaron y se evitaron las armonías tradicionales en favor de otras disonantes y complejas que se utilizaron ampliamente. Este estilo de música suele usar la atonalidad o desvirtuar la tonalidad clásica. La polifonía (el entretejido de líneas melódicas), a menudo densa, hace que la melodía, en el sentido tradicional, sea irreconocible.
Los antecedentes del expresionismo en la música pueden apreciarse en las obras de compositores del romanticismo tardío como el alemán Richard Wagner y el austriaco Gustav Mahler.
Las piezas más representativas de este movimiento son algunas obras del compositor austriaco Arnold Schönberg, como las escenas dramáticas de Erwartung (Expectación, 1909) y Die Glückliche Hand (La mano afortunada, 1913), así como el ciclo de canciones Pierrot Lunaire (1912), en las que abandona todas las reglas con el objeto de lograr para su expresión musical la más absoluta independencia. También son notables las óperas de Alban Berg, Woyzeck (1921) y Lulú (1935), cuya primera representación data de 1979.
El estado anímico del angst y la oscuridad psicológica también se muestran en la música instrumental de la segunda escuela vienesa: las Cinco piezas para orquesta de Schönberg, Opus 16 (1909), las Seis piezas para orquesta de Anton von Webern, Opus 4 (1910) y las Tres piezas para orquesta del Opus 6 (1914) de Berg todas ellas son obras breves y efímeras, pero escritas para orquesta. Otros compositores con elementos expresionistas fueron Paul Hindemith de Alemania, Béla Bartók de Hungría y Serguéi Prokófiev de Rusia.


 
Música Latinoamericana
Con la consecución de la independencia política, los países latinoamericanos hicieron del desarrollo artístico un objetivo nacional. En la mayor parte de ellos se crearon conservatorios estatales, compañías de ópera y orquestas sinfónicas.
Algunos compositores siguieron modelos europeos. La influencia italiana se evidencia en las obras del brasileño Carlos Gomes, compositor de óperas como "Il Guarany" o "Guaraní", escrita en Milán y estrenada en el teatro de La Scala en 1870, y "Lo Schiavo" o "Escravo", estrenada en Río en 1889, y la influencia francesa en la obra vocal y sinfónica del argentino Alberto Williams. Los dos utilizaron temas nacionales en sus obras, así como el impresionista uruguayo Eduardo Fabini y el brasileño Alberto Nepomuceno.
Uno de los grandes compositores de este periodo es el brasileño Héctor Villa-Lobos, primer compositor iberoamericano aclamado de forma internacional. Villa-Lobos escribió música nacionalista y obras en el estilo neoclásico internacional de su tiempo. En México, Carlos Chávez empezó componiendo en la estética nacionalista y después evolucionó hacia el atonalismo y otros estilos internacionales. Entre sus contemporáneos se incluyen el compositor nacionalista Silvestre Revueltas y Julián Carrillo que experimenta con microtonos. Asimismo resulta muy notable la producción del cubano Leo Brouwer, destacado compositor y eminente guitarrista.


Corrientes literarias en las primeras décadas del siglo XX


Como en otras áreas del arte, en la literatura de comienzos del siglo XX, surgen corrientes que se oponen a los valores existentes de la sociedad capitalista.
En Alemania, por ejemplo, la publicación de las obras de F. Nietzsche con su demoledora crítica a los valores dominantes y su preocupación por las fuerzas interiores de la personalidad humana influyeron profundamente en el desarrollo del pensamiento de principios del siglo XX.
El movimiento naturalista en literatura apareció tras el apogeo del realismo.
El realismo busca un arte que refleje las fuerzas del bien y del mal que afectan a la vida humana. El naturalismo, por su parte, es una forma de determinismo artístico que pinta un mundo desolado en el que los seres humanos están atrapados y condenados al fracaso y al desastre por fuerzas incontrolables.
Los temas utilizados a menudo por los escritores naturalistas incluyen la enfermedad, la locura, la senilidad, la hipocresía religiosa, las relaciones familiares, los problemas políticos, y las fuerzas ineludibles de la economía, la herencia, la raza, la clase y el entorno. Estos temas y la forma de presentarlos, anticipaban muchos tratamientos similares en la literatura moderna.
Por otra parte, el expresionismo influyó en la literatura en las primeras décadas del siglo como reacción frente al naturalismo y al impresionismo. Al igual que en la pintura y la música, el nuevo movimiento tenía por objeto la expresión o representación de los sentimientos, experiencias y reacciones interiores del artista o escritor.
El escritor expresionista da cuerpo al concepto de Nietzsche del artista como un crítico de los valores tradicionales. Además, igual que el pintor, el poeta o el novelista buscaba retratar las poderosas fuerzas interiores en la personalidad humana.
Un lenguaje emocional exagerado y el dibujo de tipos abstractos más que de personajes realistas se convirtieron en medios para ese fin.

El dramaturgo alemán Frank Wedekind, un expresionista temprano, con un sentido grotesco del humor, luchó contra las convenciones sociales en demanda de una nueva moralidad sexual. Fuerzas tales como la rebelión adolescente y la sexualidad amoral quedan retratadas en sus obras "Despertar de primavera" (1891) y "La caja de Pandora" (1904). Esta última sirvió de base tanto para un film (1928) como para "Lulu", una ópera del compositor austriaco Alban Berg.
Entre los escritores de habla alemana, ninguno ejerció tanta influencia en la literatura contemporánea como Franz Kafka.
Sus narraciones y novelas "La metamorfosis" (1915), "El proceso" (1925), "El castillo" (1926) y "Amerika" (1927) ofrecen un fascinante ajuste de cuentas con un mundo desarticulado e inescrutable, atrapado por la falta de fe y de dirección. El estilo narrativo aparentemente sencillo de Kafka dio una nueva profundidad al principio expresionista, evocando el misterio de la experiencia humana a través de símbolos sugerentes.
Otros escritores importantes en esta época fueron Thomas Mann y Hermann Hesse.

 Thomas Mann, en su primera novela, Buddenbrooks (1901), expuso un tema recurrente en su obra: el conflicto entre los prósperos representantes de la saludable vida burguesa y el artista perspicaz y a menudo enfermizo. Los conflictos y dificultades de la personalidad creadora son el tema de las novelas y narraciones más importantes de Mann.
 
Los escritos de Hermann Hesse expresan un sentido de la soledad espiritual, a menudo atemperado por la sabiduría y el misticismo de la filosofía oriental. Hesse describió la alienación y la dualidad de la naturaleza de los seres humanos modernos en Demian (1919) y "El lobo estepario" (1927).

martes, 8 de mayo de 2012

Artes plásticas en América Latina en el siglo XX

Las artes plásticas en América Latina tuvieron, a lo largo de su proceso histórico tras la conquista y colonización, una fuerte influencia europea. El eurocentrismo artístico, basado en el clasicismo y el realismo impregnó las diferentes escuelas. Y luego, las nuevas corrientes -el cubismo, el surrealismo, etc- ejercieron su influencia.

El muralismo mexicano es uno de los aportes más notorios del arte latinoamericano.

Se trata de un movimiento artístico de carácter indigenista, que surge tras la Revolución Mexicana de 1910 de acuerdo con un programa destinado a socializar el arte, y que rechaza la pintura tradicional de caballete, así como cualquier otra obra procedente de los círculos intelectuales.
Propone la producción de obras monumentales para el pueblo en las que se retrata la realidad mexicana, las luchas sociales y otros aspectos de su historia.
El muralismo mexicano fue uno de los fenómenos más decisivos de la plástica contemporánea iberoamericana y sus principales protagonistas fueron Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros. A partir de 1930 el movimiento se internacionalizó y se extendió a otros países de América.
El impulsor de este movimiento fue José Vasconcelos, filósofo y primer secretario de Educación Pública de México quien, tras la Revolución, pidió a un grupo de artistas jóvenes revolucionarios que plasmaran en los muros de la Escuela Nacional Preparatoria de la ciudad de México la imagen de la voluntad nacional.
 Murales de Diego Rivera (1886-1954)
Diego Rivera recibió la influencia de Picasso y Gris. Exhalta los valores indígenas y constituye con Siqueiros y Orozco uno de los más grandes muralistas de la nueva realidad latinoamerica
Los artistas tenían total libertad para elegir los temas y mostrar un mundo nuevo sobre las ruinas, la enfermedad y la crisis política surgida tras la Revolución. Influenciados por el rico pasado precolombino y colonial, los muralistas desarrollaron un arte monumental y público, de inspiración tradicional y popular, que ponía fin al academicismo reinante, exaltando su cultura y origen precortesiano.
Manifiesto a favor del indigenismo
La pintura mural fue declarada el arte oficial de la Revolución. El manifiesto en el que se hacen públicos los principios del movimiento, Manifiesto del Sindicato de Pintores y Escultores, fue dedicado a "la raza indígena, humillada durante siglos, a los soldados que lucharon en pro de las reivindicaciones populares; a los obreros y los campesinos, y los intelectuales no pertenecientes a la burguesía" y parte de nuevas ideas y conceptos: "repudiamos la pintura llamada de caballete y todo arte de cenáculo ultraintelectual por aristocrático, y exaltamos las manifestaciones de arte monumental por ser de utilidad pública. Proclamamos que toda manifestación estética ajena o contraria al sentimiento popular es burguesa y debe desaparecer porque contribuye a pervertir el gusto de nuestra raza, ya casi completamente pervertida en las ciudades. Proclamamos que los creadores de belleza deben esforzarse porque su labor presente un aspecto claro de propaganda ideológica en bien del pueblo, haciendo del arte una finalidad de belleza para todos, de educación y combate”. Reivindican el arte indígena como arte en sí mismo y como modelo social, el arte del pueblo de México es la manifestación espiritual más grande y más sana del mundo y su tradición indígena es la mejor de todas".
El muralismo se desarrolló e integró fundamentalmente en los edificios públicos y en la arquitectura virreinal.
Los muralistas se convirtieron en cronistas de la historia mexicana y del sentimiento nacionalista, desde la antigüedad hasta el momento actual.
La figura humana y el color se convierten en los verdaderos protagonistas de la pintura. En cuanto a la técnica, redescubrieron el empleo del fresco y de la encáustica, y utilizaron nuevos materiales y procedimientos que aseguraban larga vida a las obras realizadas en el exterior. El introductor de nuevas técnicas y materiales fue Siqueiros, que empleó como pigmento pintura de automóviles (piroxilina) y cemento coloreado con pistola de aire; Rivera, Orozco y Juan O’Gorman emplearon también mosaicos en losas precoladas, mientras que Pablo O’Higgins utilizó losetas quemadas a temperaturas muy altas. Las investigaciones técnicas llevaron también al empleo de bastidores de acero revestidos de alambre y metal desplegado, capaces de sostener varias capas de cemento, cal y arena o polvo de mármol, de unos tres centímetros de espesor.
Desde 1922 hasta nuestros días no se han dejado de hacer murales en México, lo que prueba el éxito y la fuerza del movimiento. En la década de 1930, la internacionalización del muralismo se extendió a Argentina, Perú y Brasil, y fue adoptado incluso por Estados Unidos en algunos de sus edificios públicos.

 Clemente Orozco - "Lucha fraticida"
 José Clemente Orozco (1883-1949). Hace gala de un hábil dibujo y un rico cromatismo a la vez que utiliza una técnica pictórica sobria. Este fresco sobre muro es el primer mural mexicano donde se representa la lucha revolucionaria armada.


Un óleo de Osvaldo Guayasamín (1919) ECUADOR.
Sus cuadros de manos crispadas de las madres y los rostros de angustia, reflejan la realidad del indígena latinoamericano; su técnica es muy limpia.
Uruguay

Pedro Figari (1861-1938)
Su obra como pintor -encarada a los 58 años- recoge la vida cotidiana de dos ámbitos de nuestro país: el campo y la cultura negra, de fuerte impacto en la sociedad montevideana de comienzos de siglo.

El mismo lo describe así:
"Fue como enamorado de la leyenda racial rioplatina que me apliqué a pintar, y es por haber pretendido colocarla en su propio ropaje y en su ambiente propio que logré hacerme de una técnica mía, original, una técnica-lenguaje, que me permitiese decir como aparecían en mis recuerdos las imágenes que pude gestar "


Joaquín Torres García
La vigorosa personalidad de J.Torres García se despliega en las más diversas manifestaciones artísticas: juguetes de madera, murales, pinturas, etc.

Conferencias, clases y libros documentan el minucioso afán de un artista que creó un universo estético, el Universalismo Constructivo, de singular influencia en la pintura, la cerámica e incluso la arquitectura del Uruguay.Verdadero profeta de las vanguardias del arte latinoamericano, las pinturas constructivas son verdaderos paradigmas de la imaginación.

"La propuesta constructiva no sólo asocia aspectos emotivos y formales, sino que está dotada de la riqueza que le confiere la multiplicidad de los recursos pictóricos, sensuales toques de color y variaciones empleadas. Son sinfonías de símbolos, líneas, tonos y colores.
Artista de gran cotización en el mercado internacional, su obra se exhibe en el Museo Torres Garcia ubicado en la Ciudad Vieja de Montevideo.

Planismo
Se conoce con el nombre de "Planismo" la modalidad que adquiere la pintura uruguaya en el período comprendido entre 1920 y 1930.
José Cuneo es considerado el introductor del planismo en el Uruguay, fundamentalmente a través de las obras realizadas entre 1914 - 1918 y expuestas en Montevideo en Corralejo y Cía. en 1918.
En forma casi inmediata otros autores adquieren la misma modalidad. Como extremo temporal opuesto las obras de Petrona Viera muestran un planismo que se extiende en la década del 30.

La denominación "planismo" corresponde al crítico y escritor Eduardo Dieste y será utilizada posteriormente por los críticos José Pedro Argul y Fernando García Esteban, extendiéndose hasta nuestros días.
Se habla de "modalidad" y no de escuela ya que el procedimiento planista constituyó una impronta que ha caracterizado a casi todas las escuelas desde comienzos de este siglo.
Fuera de dichas disquisiciones terminológicas, el planismo se estableció con poderosa influencia y permanencia en el tiempo. La difusión que adquiere a través de clases y talleres del Círculo de Bellas Artes tiene, sin duda, importancia en su expansión. 

Guillermo Laborde (1887-1977)
Deporte - c.1935

La mayoría de los pintores de la época pasaron por una experiencia planista en algún momento de su trayectoria plástica. Entre ellos: José Cuneo, Carmelo de Arzadun, Humberto Causa, César Pesce Castro, Alfredo de Simone, Domingo Bazzurro, Guillermo Laborde, Melchor Méndez Magariños, Andrés Etchebarne Bidart, Petrona Viera. Con alguna excepción estos artistas nacieron entre 1880 y 1895 y tuvieron un itinerario formativo similar.

 José Cuneo

Realizaron primeramente estudios en el pujante Círculo de Bellas Artes, lugar al que algunos retornaron como docentes. Cumplieron con el ansiado viaje a Europa (amparados por la Ley de Becas de 1907 o a través de sus propios recursos), eligiendo generalmente España y Francia. Muchas veces se encontraron en Europa compartiendo academias y docentes.
Convergieron en una común admiración hacia la estridencia fauvista, hacia las variantes que el post impresionismo desplegaba en los medios plásticos, hacia la atmósfera cubista (ya que al decir del propio Cuneo las obras cubistas no eran fáciles de ver hacia 1920).

Aceptaron en general las nuevas vertientes mediatizándolas, congeniándolas con la realidad local. Tuvieron activa participación en cenáculos, revistas (que a menudo ilustraban), o agrupaciones de carácter interdisciplinario como Teseo (liderada por Eduardo Dieste), que tanto hicieron por la difusión cultural nacional.
Van templando así una conciencia grupal en medio de un clima de euforia nacional con un comprometido sentido localista paralelamente abierto a innovaciones.

Su obra no cuestiona la realidad (mirada en general con optimismo), sin embargo, son pintores rebeldes en relación con el nuevo lenguaje plástico que desarrollan. Esa "mirada" se vuelca especialmente al paisaje, al que hacen un "gran campo experimental". En la exposición organizada por el grupo Teseo en Buenos Aires, en julio de 1927, cuarenta y cinco de las sesenta obras expuestas eran paisajes en su mayoría planistas.

El Constructivismo


El Constructivismo
Movimiento artístico ruso de principios del siglo XX, ejerció una importante influencia en el arte europeo y que fue fundado por el escultor y pintor ruso Vladímir Tatlin. El nombre hace referencia a la construcción de esculturas abstractas partiendo de una gran variedad de materiales industriales, como metal, alambre y trozos de plástico. Las primeras obras representativas de este movimiento son las construcciones en relieve de Tatlin fechadas entre 1913 y 1917. En 1920 ya se le habían sumado los artistas Alexándr Rodchenko, El Lissitzky, Naum Gabo y Antón Pevsner, entre otros. En 1920 Gabo y Pevsner publicaron en Moscú el "Manifiesto realista",donde se exponen los principios teóricos del nuevo estilo.

 "Maqueta para Columna"
Esta escultura del ruso-estadounidense Naum Gabo es una maqueta de una pieza mayor, concluida en 1923 con el título de "Columna". Esta maqueta, al igual que la obra definitiva, está realizada con vidrio, plástico y metal, y muestra algunas características del constructivismo.
 
Aunque el movimiento se dividió en diferentes facciones en la década de 1920, en general el constructivismo defendió los ideales del utilitarismo, el funcionalismo y la abstracción. El utilitarismo, actitud frente al arte que dominaba en la recién constituida Unión Soviética (URSS), sostenía que el arte debía ser fácil de comprender y tener una utilidad social. Tatlin fusionó su dogma contructivista con el del nuevo Estado comunista, convirtiéndose en un diseñador poderoso e influyente dentro del nuevo orden estético.
El constructivismo ejerció una gran influencia sobre la escultura, arquitectura y, especialmente, el diseño industrial del siglo XX y su defensa de los materiales modernos y de las líneas puras sirvió para reforzar la naciente estética del funcionalismo.

La arquitectura en el siglo XX


Del mismo modo que el arte contemporáneo, a partir de un rechazo de los estilos históricos del siglo XIX, aparecieron los principios de la arquitectura contemporánea que nació de una ruptura con los revivals.
La arquitectura en el último tercio del siglo XIX seguía aferrada a los estilos del pasado, basándose en sistemas de composición, técnicas y materiales de la tradición académica, como el uso de los órdenes clásicos, bóvedas y columnatas que formaban parte de la sintaxis clasicista.
Frente a ello, la nueva arquitectura propuso otros principios estéticos basados en el empleo consecuente de las nuevas técnicas y materiales industriales, como el hormigón, el acero laminado y el vidrio plano en grandes dimensiones.



Orígenes de la arquitectura contemporánea
La Revolución Industrial cambió el contexto tecnológico y social de la construcción hasta tal punto que los antiguos preceptos y objetivos de la composición arquitectónica perdieron toda su validez. A partir de 1840, los principales artistas y críticos buscaron nuevas aproximaciones a la arquitectura.
En Inglaterra, el escritor John Ruskin y el diseñador William Morris, fundador del movimiento Arts & Crafts, sostenían que los objetos producidos por la máquina estaban desprovistos de significado cultural y por ello carentes de cualidades estéticas.
Inspirados en el pasado medieval y en la ideología socialista afirmaron la importancia del artesanado y buscaron la implicación directa de los obreros en la producción de artefactos de uso cotidiano y doméstico.
En el terreno de la tecnología, el Crystal Palace de sir Joseph Paxton, un enorme espacio para exposiciones temporales construido en ocasión de la Exposición Universal de Londres en 1851, representó un notable avance en el desarrollo de la arquitectura contemporánea. Realizado enteramente con elementos prefabricados de acero y cristal, su belleza debía ser algo secundario. Sin embargo, una de las ideas persistentes de la arquitectura del siglo XX es la creencia, compartida por arquitectos e ingenieros, de que la belleza reside en la claridad estructural y en el uso coherente de los nuevos materiales.
El hierro, el vidrio y el acero se fabricaban masivamente y se generalizó su uso en la edificación. Dos estructuras erigidas para la Exposición Internacional de París de 1889 mostraron sus posibilidades tecnológicas. La Galería de las Máquinas, del arquitecto C.L.F. Dutert y la empresa de ingenieros Contamin, Pierron y Charton, salvó una luz estructural de 117 m, mientras que la torre Eiffel, de Alexandre Gustave Eiffel, alcanzó los 305 m de altura.
La tecnología pronto afectaría al diseño de edificios en aras de conseguir un mayor funcionalismo. La invención del ascensor en Estados Unidos, unido a la carestía del suelo edificable, alentó la posibilidad de construir edificios en altura. Para ello se inventó un sistema reticular de acero -una especie de rejilla tridimensional- a la que se añadieron suelos, ventanas y muros como simples cerramientos. El prototipo de rascacielos de oficinas tomó forma en Chicago en torno a 1890 y se difundió rápidamente por otros lugares. Entre los arquitectos involucrados en esta investigación destacaron Louis Sullivan y el resto de los miembros de la escuela de Chicago.
Art Nouveau
El estilo conocido como Art Nouveau, nombre acuñado a partir de la tienda parisina La Maison de L´Art Nouveau, apareció a principios de la década de 1890 en diversos países.

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